Conversamos con Raúl Godoy sobre la orientación para las fuerzas reunidas en el acto del 19N en la realidad nacional de la clase trabajadora.
Jueves 24 de noviembre de 2016 14:25
Después de haber mostrado una importante concentración de fuerzas, ¿qué tarea tienen los militantes de la izquierda en la clase trabajadora?
Lo primero es tomar conciencia que estamos en una situación de ataque a la clase trabajadora y que se necesita el frente único obrero para enfrentarla. Hubo ya 120 mil despidos en un año, solo de los trabajadores registrados e igual o más de precarizados. La pérdida del empleo no es solo en pequeñas empresas sino que además hay amenazas en las grandes como en VW de despedir masivamente. Prevemos que el cambio internacional con el gobierno de Trump agravará esta situación, encareciendo el endeudamiento que está haciendo Macri que obligará a más ajuste aún, aunque quieran evitarlo antes de las elecciones del año que viene. En este marco el gobierno promete un ataque en regla a los convenios colectivos, con un ensayo en la industria petrolera, para atraer inversiones extranjeras que posiblemente no vendrán de todas formas. La ministra Stanley solo ofrece migajas a los trabajadores informales de las organizaciones sociales y por si fuera poco, amenazan vetar hasta el mínimo paliativo de la Ley de Emergencia Social propuesta por la CGT. Todo en un marco donde el aumento de precios no se ha detenido, los industriales hablan de “dólar retrasado” pidiendo más devaluación, es decir caída del salario. Toda esta situación hace imprescindible el frente único obrero para la lucha masiva que enfrente la ofensiva del capital.
¿A qué nos referimos con frente único obrero?
A una lucha de los grandes sindicatos de masas y que atraiga a los millones que no están sindicalizados. “Que organice a los desorganizados”, como decía Rosa Luxemburgo que podía hacerse con la huelga general. Es equivocado interpretar que se trata solo de reunir a los combativos y clasistas, lo que es imprescindible, pero el frente único obrero establece que las fuerzas militantes de la izquierda, nuestras agrupaciones en los sindicatos y en los movimientos de desocupados, batallemos por una lucha de masas: romper la tregua de la CGT y los sindicatos que ya es escandalosa. Como planteamos en Atlanta, y remarcó en el cierre Nicolas del Caño, exigiendo a las centrales un gran paro nacional y plan de lucha de todos los trabajadores.
El frente único obrero, si quiere ser verdaderamente de masas, implica un programa que incluya a todas las capas en las que nos dividen a los trabajadores, que unifique las filas de la clase con más peso social para cualquier cambio real. En esa unidad de la clase trabajadora, para luchar por sus reclamos o contra los ataques, desde el Frente de Izquierda y los sectores combativos tenemos que intervenir como un polo con nuestro propio programa. Como siempre decimos: “golpear juntos, marchar separados”. Es una táctica histórica que fue planteada por la III Internacional. Tiene el fin de ayudar a la lucha de clases (porque es necesaria la unidad de las filas obreras para triunfar) y también, mediante las exigencias, ayudar a que los trabajadores hagan la experiencia con sus dirigentes burocráticos, permitiendo hacer más evidentes sus traiciones y la necesidad de echarlos y reemplazarlos por dirigentes combativos y clasistas.
Ahora quieren darle forma institucional a la división que nos debilita como clase. Por ejemplo en el Congreso el Frente Renovador de Massa propone un cambio en el impuesto a las ganancias, ni siquiera su anulación como reclama el Frente de Izquierda ya, que el salario no es ganancia. Aunque esto es esencial, no es suficiente. Porque, por otro lado, se presenta la Ley de Emergencia para la mejora de planes para los sectores mas desprotegidos y la CGT moviliza. Pero detrás de una aparente unidad se dividen los reclamos. En las empresas y sindicatos algunas conducciones de la burocracia reclaman reabrir las paritarias o bonos a fin de año, pero los tercerizados y contratados están desprotegidos y son los primeros en ser despedidos sin que nadie, salvo la izquierda, los clasistas, los defienda. Las fábricas bajo gestión obrera también estamos sufriendo el ajuste y ahogo económico. Venimos impulsando una campaña en defensa de las “empresas recuperadas” que son un ejemplo para enfrentar los cierres que amenazan con multiplicarse.
Esta tarea del frente único obrero no solo es necesaria, sino también posible, porque lo que empieza a unir a todos los sectores de la clase obrera y sectores populares es el sentimiento de bronca, de descontento con un gobierno que muchos no votaron y otros votaron pero están desilusionados. La bronca, que es un sentimiento que se hace político porque se dirige al gobierno que aparece cada vez más como representante de los ricos, los gobernadores, los políticos del dietazo, es el cemento que puede unir la fuerza de millones por un programa de unificación de las filas de la clase trabajadora.
¿Por dónde se puede empezar?
Bueno, como siempre hay que empezar por las posiciones que hemos conquistado, en sindicatos, comisiones internas, delegados, agrupaciones militantes, movimientos de desocupados. Tenemos que empezar por casa a desarrollar una campaña masiva por este programa de unidad de las filas obreras. Deberíamos acordar en el FIT una campaña unitaria y acciones, con la misma unidad principista que mostramos en Atlanta y entusiasmó a miles el 19. Una campaña en los sindicatos, las empresas, las escuelas, también unificando el apoyo de la juventud estudiantil de izquierda y de las mujeres combativas en la calle, reclamando el paro nacional activo y el programa de unificación de las filas de los trabajadores que solo la izquierda puede levantar. Sería un gran paso para empezar a hacer realidad lo que dijo Nico: que el “Frente de Izquierda se transforme en una fuerza arrolladora”.