Hace apenas un año la carrera política de Boris Johnson parecía haber llegado a su fin. Hoy ha ganado las elecciones internas del Partido Conservador y asumirá como primer ministro británico el 24 de julio.
Martes 23 de julio de 2019 23:59
Boris Johnson, propenso a las meteduras de pata, ha sido elegido líder del Partido Conservador y según el sistema político británico, esto lo convierte en primer ministro del Reino Unido.
Nadie pone en duda su ambición, por algo uno de los motes por los que se le conoce es “rubio ambicioso”. Nacido en Nueva York, hijo de una familia de clase media acomodada ha tenido una vida llena de privilegios, educado en la European School, en Bruselas, Bélgica, en el costosísimo Eton College de Inglaterra y en la Universidad de Oxford. A pesar de que Johnson quiera presentarse como un político por fuera del establishment, su linaje favorecido indica todo lo contrario. Diputado en el Parlamento británico desde el 2001, ha ostentado una serie de puestos importantes pasando por Alcalde de Londres (2008-2016), Secretario de Estado para Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad (2016-2018), y Presidente de la Mancomunidad (desde 2018 hasta la actualidad). Esto, sumado a su carrera como periodista en medios de la derecha conservadora lo hacen un hombre de los medios de poder, por más que con sus apariciones televisivas y payasadas quiera presentarse que expresa la opinión del ciudadano de a pie.
Entre sus poco afortunados comentarios citaremos: “a la reina le gusta los países de la Mancomunidad porque “es recibida por una multitud eufórica de ‘negros’ agitando banderas” (diciembre de 2002), por lo cual se tuvo que disculpar públicamente; sugirió que el aumento en las mujeres malayas que asistían a la universidad se debía al deseo de ellas a conseguir marido” (julio, 2013), y durante un viaje oficial a Myanmar recitó un poema de la era colonial de Rudyard Kipling (enero de 2017) delante de dignatarios locales. Su más reciente perlita fue decir que “las mujeres musulmanas que llevan burka parecen ‘atracadores de bancos’ o ‘buzones’ (agosto 2018). La lista es larga, y los atributos incómodos para cualquier activista que defiende las luchas por los derechos de las mujeres y por la defensa de los inmigrantes. Fuera de tono, por otra parte, de la amplia mayoría trabajadora del país de composición migrante.
Es conocido también por cambiar su punto de vista sin explicación y al antojo. Su ineficacia política, en los diversos proyectos de vanidad política y fiascos económicos durante su mandato como alcalde londinense crean serias dudas e incluso despierta desconfianza entre algunos políticos de su propio partido. A pesar de todo, el camión de mudanzas está listo y la Reina espera al “rubio ambicioso” para darle su beneplácito. Que el Reino Unido haya caído tan bajo y tenga de primer ministro a Boris Johnson es una expresión payasesca de la crisis orgánica que el brexit ha agudizado.
Un futuro incierto
Con una victoria aplastante el exministro de Exteriores y exalcalde de Londres ha ganado la dirección del Partido Conservador duplicando los votos de su último rival, el actual ministro de Exteriores, Jeremy Hunt. En un breve discurso pronunciado poco después de conocerse el resultado de la votación, Johnson resumió los tres objetivos de su mandato: “Completar el Brexit, unir al país y derrotar a Jeremy Corbyn”. “Eso es lo que vamos a hacer” aseguró y prometió “revitalizar al país" ante una sonora ovación.
El mérito no es enteramente propio, Johnson ha llegado hasta aquí gracias al fracaso de la primera ministra Theresa May en llevar adelante el brexit. Dada la división que el partido conservador atraviesa alrededor del brexit, y frente al ascenso del Partido del Brexit, liderado por Nigel Farage le darán una oportunidad a Johnson a pesar de que su elección despierta cuestionamientos.
Es una apuesta arriesgada y Johnson enfrenta una misión política gigantesca, no solo porque el Partido Conservador está dividido en torno a Europa desde hace muchos años sino porque el gobierno apenas cuenta con una mayoría parlamentaria de dos votos – incluidos los 10 diputados del reaccionario y ultraconservador Partido Democrático Unionista (DUP) norirlandés. No se trata de un hecho menor, para decirlo a modo simple, si un Primer Ministro no logra que la mayoría de los diputados le voten a favor no puede estar en el poder por mucho tiempo.
Durante la campaña por la dirección del partido Johnson prometió que, para el 31 de octubre, forzará la salida del Reino Unido del bloque comunitario “con o sin acuerdo”, en sus propias palabras se trata de “brexit o muerte”. Pero, ¿qué desafíos enfrenta el nuevo Primer Ministro con respecto al brexit? El ala euroescéptica de su formación lo estará vigilando para que cumpla su palabra de conseguir un acuerdo mejor. De no lograrlo, debería dejar la UE, si puede. Esto, por supuesto, salvo que la UE dé marcha atrás y decida hacer concesiones que hasta el momento no ha ofrecido. En cualquier caso, puede que los mandatarios europeos esperen hasta la reunión del 17 de octubre cuando evaluarán la situación de Johnson y tratarán de buscar puntos en común. Es decir, una renegociación del plan de salida: esto podría incluir una extensión y, sin lugar a duda, abrir la discusión sobre el backstop, el mecanismo diseñado para evitar los controles en la frontera europea entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, el escollo más grande en la zaga del brexit. Los brexiteers se oponen a este mecanismo porque consideran que mantiene al Reino Unido encadenado a la UE, ya que seguirían vigentes las reglas aduaneras de la UE.
El plan de Johnson es abandonar el backstop de raíz, lo que ha recibido la simpatía del DUP que aseguró que proporcionará los votos necesarios al gobierno de Johnson. Sin embargo, la UE jamás ha cambiado su posición y sigue insistiendo en la necesidad del mecanismo de backstop una vez que el RU salga de la UE luego del periodo de transición que vence en diciembre de 2020.
Otros de los puntos que Johnson quiere renegociar es retener el pago de la factura de divorcio brexit de 29.000 millones de libras esterlinas (39.000 millones de euros). Este pedido podría contaminar más el ambiente y probablemente el caso termine en la justicia. Por su parte, la UE ha dicho que ni siquiera se sentará a discutir el tema.
Teniendo en cuenta las peticiones del gobierno de Johnson, lo más probable es que el Reino Unido se encamine a un brexit sin acuerdo, salvo que el Parlamento lo impida. El problema que tiene el nuevo mandatario es que los números no le cierran, con una mayoría de apenas dos votos, depende de cada diputado de su formación.
Para complicar las cosas, esta diferencia puede reducirse a un voto luego de la problemática elección local en el distrito de Brecon and Radnorshire en el norte de Gales que se celebrará el 1° de agosto, apenas una semana de la asunción de Johnson. Es decir, dos diputados conservadores “rebeldes” pueden infligirle una derrota al gobierno.
Johnson fue elegido con 92.000 votos de los afiliados del partido Tory (66%) y expresa la visión de un sector conservador del país que quiere que el brexit se concretice. Si Westminster no le autoriza una salida de la UE sin acuerdo, no se descarta que Johnson llame elecciones adelantadas para consolidar su mandato.
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Los escenarios son muchos: cambios menores al acuerdo de May – casi imposible; abandonar el acuerdo de May y una vez fuera de la UE discutir la frontera con Irlanda y los acuerdos comerciales, conocido como un “brexit a ciegas”; una salida sin acuerdo que puede ser obstaculizado por el parlamento y a su vez desencadenar elecciones generales; u obstaculizar al gobierno con un voto de confianza.
Un nuevo ministro que puede repetir el destino de su predecesora.