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Red Internacional
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CRISIS DEL PP. Rajoy dimite como líder del PP: balance de una gran gestión... a favor de los capitalistas

Rajoy anunció este martes, entre lágrimas, su adiós a la presidencia del Partido Popular y a la política. Tras el triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez, el ya expresidente del gobierno decide ahora abandonar la dirección del partido.

Martes 5 de junio de 2018

Foto: EFE

Después de más de siete años de gobierno del corrupto y reaccionario Partido Popular, el viernes pasado Mariano Rajoy era expulsado del Palacio de la Moncloa. La moción de censura del PSOE, apoyada por los escaños de Podemos y el nacionalismo vasco y catalán, hacía caer al gobierno del PP, agudizando su propia crisis interna.

El Partido Popular, carcomido por la corrupción de los Gürtel, Púnica, Brugal, Lezo..., se enfrenta, tras la marcha de Rajoy, a un escenario de lucha interna entre camarillas para dilucidar quién emergerá como nuevo dirigente. Todo indica que su descomposición va a tender a profundizarse.

Un breve balance de la figura de su ya exmandatario arroja un saldo de durísimos ataques a las conquistas sociales y los derechos democráticos.

Mariano Rajoy enemigo de la clase trabajadora y los pueblos

Desde el principio de su primera legislatura, allá por 2011, sus intenciones quedaron muy claras. Se trató de una continuación, corregida y aumentada, de la política de recortes y ataques a los niveles de vida de la inmensa mayoría ya iniciada por su homólogo anterior, José Luis Rodríguez Zapatero.

Llevan su firma: la mayor subida de impuestos regresivos de la democracia; una amnistía fiscal de la que se valieron 31.000 evasores al fisco, algunos, personalidades tan ilustres como Rato o Bárcenas; recortes sin precedentes al gasto público, especialmente sensibles en sanidad y educación; hasta la llamada “reforma laboral”, que abarata el despido, dinamita la negociación colectiva y nos condena a una vida de precariedad.

Al mismo tiempo, las sucesivas “reformas” financieras, que acabaron en el rescate de la banca española. Según datos del propio Banco de España, se estima que el Estado no va a poder recuperar al menos 60.000, de los 76.410 millones de euros en ayudas destinadas a “salvar” al sistema financiero, como se denomina en el eufemístico lenguaje burgués a la socialización de las pérdidas del capital financiero. Numerosos economistas aseguran que será incluso más.

Por si fuera poco, se criminalizó la protesta social y se impuso trabas a la libertad de expresión, a través de la llamada “Ley Mordaza” de 2015. Desde su aparición, en el Estado español hemos vivido un auténtico asedio a las libertades y derechos democráticos; asedio del que también hemos sido blanco en Izquierda Diario.

Al mismo tiempo, se desarrolló una ofensiva brutal contra el pueblo de Catalunya, desde aquel famoso “españolizar a los alumnos catalanes” del exministro Wert, hasta la represión policial salvaje del 1-O y el pisoteo reiterado de los más elementales derechos nacionales catalanes, negándoles no sólo el derecho de autodeterminación, sino también aplicando el 155 y persiguiendo judicialmente a los líderes del “procés”.

Estos son sólo algunos de los ataques más duros del ya exgobierno del PP. Un ejemplo de gestión, en un escenario recesivo o de estancamiento del capitalismo a nivel europeo, orientada a salvaguardar los beneficios del gran capital, descargando el peso de la crisis sobre los hombros de las masas, al tiempo que se persigue y reprime a todo aquel que se atreve a levantar la voz.

La crisis del PP como reflejo de la crisis del Régimen del 78

En última instancia, el Partido Popular es el producto más peculiar del propio Régimen del 78. Es su esencia destilada. Ataques a las masas, pisoteo de los derechos democráticos de los pueblos y todo ello inscrito en una orgía de corrupción. Un cuadro exacto del capitalismo español.

Precisamente, en el escenario de crisis capitalista abierto a partir de 2007, que se traduce en una grave crisis social que afecta a millones de familias; es en ese escenario, que millones empiezan a comprender que el nivel de vida que les espera y al que pueden aspirar, será inferior al de la generación anterior. Empieza a abrirse camino la perspectiva de que el futuro no ofrece grandes oportunidades para la inmensa mayoría social. Y en esa tesitura, el edificio del Régimen del 78, las “formas de dominación” burguesas que habían caracterizado al capitalismo español durante 40 años tras la muerte de Franco, entran en crisis. Con él, y al mismo tiempo, también lo hacen las fuerzas políticas que le sirvieron y sirven de asidero. Una auténtica tendencia a la “crisis orgánica”, en la cual se encuentra instalado el capitalismo español.

Así se puede entender el ascenso de Podemos, como expresión distorsionada del 15-M y el ciclo de luchas 2011-14, que al mismo tiempo supuso su canalización institucional y contribuyó al agotamiento del mismo. Y esta es también, del otro lado del espectro político, la explicación del ascenso de Ciudadanos, que trata de disputarle al PP la hegemonía de la derecha española.

Es precisamente a raíz de la agudización de la cuestión nacional catalana, que C´s trata de desmarcarse por derecha del PP, mostrando sus rasgos españolistas más rancios y tratando de capitalizar electoralmente una política de “mano dura” contra Catalunya. Una genuina propuesta política de cerrar, en clave reaccionaria y recentralizadora, la crisis de Régimen.

Contra la política del llamado “mal menor”, organicémonos para luchar

Mariano Rajoy ya es pasado. Su lugar ha venido a ocuparlo el PSOE de Pedro Sánchez. Sin embargo, y como explicábamos días atrás en Izquierda Diario, esto no va a suponer un cambio cualitativo con respecto al período anterior del PP, puesto que “la trampa del bipartidismo (cambiar al PP por el PSOE y volver a lo mismo) venía funcionando como uno de los pilares del régimen desde sus comienzos. Dos partidos con “responsabilidad de Estado” -como bien ha expresado Pedro Sánchez en el parlamento-, comprometidos con la defensa de la Constitución de 1978, con la unidad inamovible de España -contra el derecho a decidir de los pueblos-, con la monarquía, la impunidad de los crímenes del franquismo y las políticas de austeridad. Ambos partidos promoviendo la integración del Estado español en la Unión Europea y la OTAN, junto a la defensa de las multinacionales españolas en el mundo, como las que se quedaron a precio vil con empresas de servicios y extracción de recursos naturales en América Latina.”

Es el llamado “mal menor” del PSOE, que no supone sino una “trampa” del régimen desde sus mismos orígenes para canalizar y pasivizar el descontento social, enmascarando como “progresistas” las mismas políticas conservadoras que lleva a cabo el PP. Esa trampa fue impugnada hace ya más de 7 años cuando ocupamos las plazas al grito de, “PSOE y PP: la misma mierda es”.

Hoy ese mecanismo vuelve a ponerse en marcha, lamentablemente, con la inestimable colaboración de los dirigentes de Unidos Podemos. Sin embargo, los jóvenes, las mujeres y los trabajadores tenemos por delante el desafío político de sortear esa trampa y pelear por recuperar la lucha social y la movilización de masas, como medio para luchar por un programa de reivindicaciones democráticas y transitorias, que levante bien alto la bandera de la independencia política de la clase trabajadora, contra todas las variantes del Régimen.