La organización realiza algunos cambios mientras custodia sus prejuicios de origen. El recorrido por una historia de mayorías masculinas, misoginia y lenguaje excluyente.
Martes 30 de enero de 2018 21:58
La Real Academia Española volvió a ser noticia. Entre las casi noventa mil definiciones que componen su diccionario, una usuaria reparó en la quinta acepción del término “fácil” que enjuicia la sexualidad de los cuerpos femeninos y feminizados. A saber:
adj. Dicho especialmente de una mujer: Que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales.
El contenido misógino es evidente. Claro que no es la única polémica en la que se vio envuelta la organización. Hasta 2017, en su descripción de “histeria” mantuvo la aposición “más frecuente en la mujer que en el hombre”. Y recién en 2013 eliminó “enérgico” como sinónimo de “masculino”.
Frente a la catarata de críticas recibidas en los últimos días, llegó la esperada respuesta (o justificación) oficial: la RAE alegó que “mantendrá la línea de no censurar el diccionario” aunque aclaró que cada concepto “siempre es revisable”. Como ejemplo, su vocero se centró en la construcción “sexo débil” al que, en la última edición, se agregó una “marca explicativa”. Es decir, “U. con intención despect. o discriminatoria”.
Las mujeres no se mostraron conformes: son buenas entendedoras y tienen muchas palabras. En otras oportunidades, la Real Academia apuntó contra el lenguaje inclusivo -o “no sexista”- a raíz de incesantes cuestionamientos. Lo hizo desde su cuenta de Twitter, creada en 2011 como una muestra de su pretendida puesta al día:
#RAEconsultas No es admisible usar la letra «x» como marca de género. Es, además, innecesario, pues el masculino gramatical funciona en nuestro sistema, como en el de otras lenguas, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos.
— RAE (@RAEinforma) 18 de enero de 2018
A su vez, continuó la polémica a través de su página oficial. “Según la RAE, el masculino es universal y además su uso debe ser único, y considera que el uso del lenguaje inclusivo es ‘artificioso e innecesario desde el punto de vista lingüístico’ (…) La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas”. “Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”, concluía el breve texto. Normativización e invisibilización en solo tres párrafos.
Los estudiosos que componen el grupo, suelen argumentar -como ocurre efectivamente- que muchas derivaciones de las palabras proceden de movimientos históricos de la lengua. Es el caso, por ejemplo, de la evolución de las declinaciones latinas.
Sin embargo es ineludible que el machismo existe también en la lengua que, como forma de intercambio social, tiene las marcas del sistema –capitalista y patriarcal- en el que vivimos. Es justamente desde las “costumbres” de los hispanoparlantes que Pérez Reverte, integrante de la RAE, se desliga de responsabilidades:
La RAE no tolera nada. Se limita a registrar en el Diccionario el uso (tanto actual como histórico) que los hispanoahablantes dan a las palabras y figura en los libros, escritos a veces hace siglos. Si hay usos peyorativos, la responsable no es la RAE, sino quienes los utilizan.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 26 de enero de 2018
Curioso argumento, considerando que en 2018 se incluyeron en el repertorio de la institución 3345 modificaciones y agregaciones que contemplan términos como “clicar”, “táper” o “cracker”. En cambio, hay una reticencia a ampliar vocablos y significaciones que involucren a las mujeres. Y no sólo a nosotras. El sector LGTTBI también acumula reclamos:
Si bien la incorporación de ciertas palabras al diccionario o su aceptación en la sociedad no determina automáticamente un cambio de realidad, éstas son sintomáticas de la luchas de los sectores oprimidos, que involucran también batallas culturales parciales como el lenguaje.
Garantes inconmovibles del lenguaje… en una sociedad conmovida
De 44 académicos, la Real Academia Española sólo cuenta con ocho miembros mujeres. Un verdadero record, si se tiene en cuenta su historia. Entre 1889 y 1910 la postulante Emilia Pardo Bazán fue rechazada tres veces bajo la razón de que “las señoras no pueden formar parte de este Instituto”.
Recién a partir de la llamada “transición” post franquista, Carmen Conde fue admitida. “No hay misoginia alguna por parte de la Academia”, decretaba su director, Dámaso Alonso. Hasta entonces la corporación había contado con presencia exclusivamente varonil desde su fundación en 1714.
En todo el mundo, las mujeres están haciendo oír su voz. El feminismo es un movimiento vivo que tiene distintas alas, posiciones y expresiones contradictorias aunque cada vez surgen más las preguntas incómodas y necesarias, que cuestionan el propio orden social. Los integrantes de la Real Academia custodian como gárgolas vetustas un edificio que está temblando.
La captura de pantalla se asemeja a una confesión de parte. Si se nos permite un anglicanismo bien criollo… say no more.