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Red Internacional
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OPINIÓN. Real Pilar: el odioso club amigo de Macri y Angelici cumple un año

Este sábado se cumplió el primer aniversario de Real Pilar, club fundado por un amigo del Presidente y que fue afiliado directamente por AFA para jugar en Primera D. La expresión deportiva de la CEOcracia.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Sábado 17 de febrero de 2018

Real Pilar Fútbol Club tiene varias particularidades. Cada una de ellas conforma un catálogo para odiarlo. La entidad fue fundada por César Mansilla, un empresario que trabajó para Mauricio Macri asesorándolo con su consultora cuando este comenzaba su carrera como Jefe de gobierno porteño.

César Mansilla, que más adelante aconsejó a la “Mesa de Enlace” de las entidades del agro (Sociedad Rural, etc) en plena crisis del campo de 2011 y llegó a trabajar para Cristóbal López, también se jacta de ser amigo de Daniel “el Tano” Angelici (presidente de Boca y operador judicial del macrismo) y del propio Claudio “Chiqui” Tapia, actual presidente de AFA. Con esa cartera de amistades consiguió la afiliación directa para participar en torneos oficiales de AFA, en la Primera D (la última categoría del ascenso), cuando apenas tenía elaborada un acta fundacional pero aún carecía de plantel y cuerpo técnico. Todo un “logro” que no consiguió ningún otro club en las últimas 4 décadas. El Real Pilar, realmente nació “con coronita” como define el periodista Gustavo Veiga.

El modelo de club que personifica el Real Pilar se acerca bastante a la idea de Sociedad Anónima Deportiva, antítesis de las Asociaciones Civiles sin fines de lucro que todavía son los clubes. Las SAD, aquel viejo sueño de club-empresa anhelado por Mauricio Macri en su época de dirigente de fútbol. De hecho Mansilla antes de esta aventura pilarense fue gerenciador del Club Fénix.

Esta entidad es el monumento a la opulencia: con tan sólo un año de vida, cuenta desde antes de nacer con un estadio con capacidad para 10 mil personas. Quién sabe cuántas décadas le lleve conquistar 10 mil hinchas o simpatizantes. Pero para los hombres de negocios eso no es preocupación alguna. “Mi plata, mi capricho”.

Real Pilar, obvio homenaje al Real Madrid (club de los amores del fascista Francisco Franco), se gestó en lugares como el selecto country Mapuche, lugar en el que realizó sus primeras prácticas y del que reclutó algunos futbolistas. Varios provienen de torneos inter-countries.

Con la prepotencia que le inyecta ese poder, Real Pilar ya lleva 17 partidos en la divisional D. Es la consumación de un sueño deportivo de un sector social que alguna vez también soñó tener su propio partido político, sin necesidad de intermediarios, y fue construyendo el PRO desde los paquetes jardines de los countries más selectos, como describe el sociólogo Gabriel Vommaro en su libro Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar. Podría trazarse un paralelo con la génesis del Real Pilar, el club con coronita de los countries chetos de Pilar.

Qué lejos está la historia de Real Pilar de la gran historia de los grandes clubes del fútbol argentino, muchos de ellos de origen obrero como Rosario Central, o más directamente político como los proyectos socialistas y anarquistas de Chacarita o Argentinos Juniors (nacido como Mártires de Chicago); qué lejos de aquellas épocas en las que cada club desplegaba una ardua militancia futbolera sobre el barrio en el que buscaba arraigarse (como explica Julio Frydenberg en su libro Historia Social del Fútbol) y que luego de un gran esfuerzo –de los propios dirigentes/futbolistas- conseguía una pelota y alquilar un terrenito para montar una cancha. Ese mismo proceso que atravesaron hace más de 100 años hasta los más grandes como River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo. Primero estaban los pibes socios-hinchas-dirigentes-jugadores, eran todo a la vez; después venía el reconocimiento e inclusión a alguna liga oficial, la pelota y las camisetas, luego la cancha. Real Pilar tuvo todo eso antes de nacer (en cuna de oro, por supuesto), antes de tener simpatizantes o hinchas. Un lindo club para odiar, exceptuando a su plantel de jugadores y parte de su cuerpo técnico, que en varios casos seguramente apenas se limita a intentar desarrollar su vocación de la mejor manera posible, independientemente de los fundamentos morales de la institución cuyos colores (un anodino negro y blanco con vivos verdes) defienden.

Muy bien no le va al odioso Real Pilar para su primer aniversario: ocupa la 14° posición de una tabla de 16 equipos, con apenas 14 puntos. Tan sólo 9 goles a favor, 18 en contra. Está último en la tabla de los promedios. Podría trazarse algún paralelo con el macrismo y el gobierno de Cambiemos (especialmente en estas últimas semanas), pero ese trabajo se lo dejamos a la sección Política de este diario.