El libro "Rebelión obrera en Sabritas" muestra la historia de lucha de trabajadores y trabajadoras contra la transnacional de la alimentación. En este texto abrimos algunas reflexiones a propósito de su lectura.
Ediciones “El Zenzontle” publicó en octubre del 2022 un libro titulado Rebelión Obrera en Sabritas: testimonio de 12 años de lucha firmado bajo el seudónimo de Severiano Augusto.
Este es un libro de resistencia obrera. El original era del doble de tamaño al publicado (150 páginas en 12 capítulos) y se redujo para su mayor difusión. Este documento interno originalmente escrito solamente para la lectura y discusión del activismo obrero en Sabritas puede darnos grandes lecciones de lucha en el presente. Contiene imágenes relacionadas con la lucha obrera: de las huelgas contra el recorte a las pensiones en Francia, así como de la lucha de las y los obreros de Zanon.
Este libro tiene un poderoso mérito. Fue escrito de forma colectiva bajo el seudónimo de Severiano Augusto. Es producto de una reflexión de las y los activistas obreros de Sabritas que hicieron posible la huelga de 1992. Reúne las lecciones adquiridas no en los libros, ni en documentos de iluminados, sino en la práctica misma. Recuerda una de las frases de Vladimir Lenin “una pizca de práctica a veces son gramos enteros de teoría”. Está escrito por la clase obrera y es para la clase obrera.
Este libro reúne las experiencias amargas, tragedias, derrotas, triunfos, alegrías y fracasos en la voz de los activistas obreros en la fábrica de Sabritas. Ellos lucharon por 12 años en dicha fábrica por un sindicalismo democrático, clasista y combativo.
A pesar de que es un libro originalmente pensado para la lectura de activistas obreros el texto está escrito en un tono sencillo y amable con el afán de que “role” lo más posible y es accesible para su lectura, pues la intención central es que la palabra se convierta en acción. Su estilo es simple pero sus lecciones son profundas. En esta reseña daremos importancia a tres aspectos de varios que existen en el libro. En primer lugar, sobre la importancia de la historia; en segundo lugar, el tema de la enajenación; y finalmente, sobre el papel de los abogados en la lucha obrera.
Los espectros de los setenta: “insurgencia obrera”
La huelga de Sabritas de 1992 en exigencia a mejoras en las condiciones laborales y por un sindicalismo democrático, combativo e independiente surgió desde la paciencia y la organización de un puñado de activistas que impulsaron la organización obrera de base en una de las más poderosas transnacionales de la alimentación. Su movimiento fue concebido como una parte más del entramado de la historia de la lucha obrera en México.
La huelga estalló dos años antes del alzamiento zapatista de 1994. Sus activistas fueron inspirados, por lo que se lee en el “Epílogo”, por la lucha obrera de 1970 en Naucalpan, Tlanepantla, Ecatepec, Vallejo. En un capítulo del libro se explica la importancia que tuvo en el proceso la participación de obreros que fueron parte de la histórica huelga de Spicer pero también se mencionan como inspiración entre los activistas las huelgas de Acermex, Carabela, Traimobile, Mabe, etc. Estas luchas que ocurrieron en los años 1970 fueron fuente de inspiración para las luchas obreras que vinieron después.
Dicen los obreros de Sabritas: “Para cuando estalla la huelga en el medio fabril había una larga lista de movimientos reprimidos, algunos de los más destacados: trabajadores de Ford en Cuautitlán donde un paro fue roto por golpeadores resultado muerto el obrero Cleto Nigno Urbina, los trabajadores de Hulera Tornel, también fueron enfrentados por golpeadores de la CTM y en contubernio con las Juntas de Conciliación y Arbitraje impidieron la conformación del sindicato democrático. El despido masivo en la fábrica de cerveza Modelo con el que terminó la huelga de varios meses. Otros movimientos golpeados fueron los de Fundidora Monterrey, los de SUTIN, VW, Canana, Areomexico y otros más en fábricas y en el sector gobierno. En un ambiente represivo surgió y venció nuestra lucha.”. [1]
Pero algo resulta más interesante. Los huelguistas se instalan dentro del panorama de lucha radical contra el neoliberalismo: “en el ámbito nacional mientras manteníamos a raya a los nuevos charros en Sabritas Vallejo estalló la huelga estudiantil universitaria de 1999, lucha en la cual nos involucramos apoyando de principio a fin [...] nuestro movimiento siguió hasta 2004 cuando tuvo lugar la segunda huelga de trabajadores de Sabritas y nuevamente sus fieles aliados querían cumplir su sueño de recuperar el control de los trabajadores”. [2]
Un elemento importante para destacar es la relevancia de la escritura de la historia. Para una visión tradicional lo único que vale la pena ser narrado por la historia es lo que sucede arriba, lo de los grandes hombres, lo de los personajes notables, (políticos, diplomáticos o escritores letrados) y este libro a contracorriente de lo escritor de forma reciente cuenta la historia de obreros comunes de carne y hueso que se rebelaron contra el peso lapidario del conformismo de la historia, contra el peso muerto de la indiferencia convirtiéndose en héroes anónimos. Su testimonio es por mucho una fuente valiosa de inspiración.
Sobre la enajenación de la clase obrera en el capitalismo
Esta historia nos recuerda el capítulo VI inédito de El Capital. En ese texto Karl Marx propone una categoría nueva: la subsunción. Ahí sostiene que el trabajo asalariado nos va deshumanizando y nos convierte en esclavos modernos. Marx detalla que el trabajador en la fábrica, taller y empresa pierde humanidad y "se pone bajo control" de su trabajo: a eso le llama subsunción.
Entonces el trabajador deja su soberanía en la entrada de la empresa: pasa al control de la máquina y de su patrón. Ese efecto tiene un sentido subjetivo: en el trabajo se convierte en un autómata, en un trabajador maquinizado, pues su trabajo vivo se subsume en la máquina. El trabajador subsumido deja su creatividad, su destreza, su individualidad, su originalidad para convertirse en un apéndice de la máquina que crea la mercancía. La subsunción convierte al trabajador en una máquina con vida reduciendo el mínimo social vital: su cuerpo, neuronas y músculos deben solamente desarrollar de forma reiterada, repetitiva, enajenada la misma acción y esto convierte al obrero subsumido en un autómata. Nos tratan como esclavos alienados y así quieren perpetuar el dominio. Pero lo que no saben es que somos los herederos de Espartaco liberado y “volverá la libertad” hecha millones. [3]
En el libro Rebelión obrera en Sabritas el lector podrá encontrar un fuerte texto de denuncia sobre la explotación a las y los trabajadores de la trasnacional de la alimentación. Ritmos de trabajo acelerados, cansancio extremo en largas jornadas laborales, rutina en la línea de producción, agotamiento físico y mental, aumento radical de la productividad del trabajo, ausencia de todo de tipo de derechos laborales todo siempre garantizado por la patronal trasnacional y por la burocracia sindical cetemista. Este libro narra en carne viva la forma en la que los trabajadores sufren en su cuerpo la explotación capitalista.
Los espectros del legalismo
En los años 70 en medio de la llamada “insurgencia obrera” se creó en Frente Auténtico del Trabajo (FAT). En los años turbulentos de 1960 a 1970 México vivió una década de enfrentamiento de reacción y revolución donde luego de 1968 se nutrieron diversas estrategias políticas (la guerrilla rural en Guerrero con Lucio y Genero, la guerrilla urbana con la LC23 y muchas otras variantes que tenemos que estudiar, el estalinismo PCM-PSUM de Martínez Verdugo, el reformismo de Heberto Castillo, el PRT que se reivindicaba trotskista, el Maoísmo con la OIR, el Espartaquismo) y José Revueltas llegó al más alto punto de nivel de desarrollo teórico marxista en México con su original Ensayo de un proletariado sin cabeza en el medio de un clima de ruptura cultural (con la emergencia infra contra Octavio Paz) donde la clase obrera realizó acciones independientes de una forma no tan avanzada con en Chile o Argentina pero que protagonizó huelgas importantes (con la de Spicer en el punto más alto de la lucha obrera) que generó una violenta represión estatal con la llamada guerra “sucia” (escuadrones de la muerte, desapariciones forzadas con Nazar Haro a la cabeza).
El FAT fue parte de ese proceso de organización. Sin embargo, no está exento de contradicciones. Según los trabajadores de Sabritas —y para ellos es una lección central y una de sus motivaciones para elaborar el texto— los abogados laboralistas del FAT jugaron un rol negativo en la lucha obrera. Es muy común en la lucha de las y los trabajadores que los abogados “suplanten” a los propios protagonistas, a los propios obreros, dejándolos sin voz en las tomas de decisiones importantes en defensa de la “sacrosanta” ley burguesa. Según los obreros de Sabritas el FAT suplantó al propio sindicato. Una de las principales lecciones del movimiento es la importancia de la autoorganización, la importancia que las y los trabajadores tomen las decisiones deben ser tomadas en asamblea en donde los abogados son un participante más y no la voz central (por el desconocimiento de la ley por las y los huelguistas) dentro del movimiento. En movimientos como el 20-32 los abogados como Susana Prieto jugó un papel de instigador del mismo, pero fue acusada por algunos trabajadores de suplantar al mismo. Es un reto para el porvenir el desarrollo de la autoorganización obrera: la asamblea, como una de las lecciones más importantes del texto mismo.
COMENTARIOS