Bajo el paraguas del crecimiento del PIB y el auge exportador el gobierno de Lacalle Pou intenta ocultar incertidumbres económicas que aparecen en el horizonte, como la inflación, en un contexto que incluye el aumento de la pobreza y la desigualdad.
Domingo 17 de abril de 2022
Una característica central en el manejo de la economía del gobierno de Lacalle Pou, es el discurso para mantener las apariencias.
Hace unas semanas la operación mediática se centraba en mostrar exageradamente el supuesto “éxito” de la recuperación pos pandemia, a contrapelo de los datos duros que se desprendían de la comparación con los países vecinos en cuanto a la recuperación del PIB, en donde en comparación Uruguay fue uno de los que tuvo una recuperación más lenta.
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Ahora el énfasis lo ponen en relativizar el problema de la inflación, anuncios de medidas insuficientes y demagógicas como la reducción del IVA por 30 días para algunos alimentos, o echarle la culpa a factores externos como la guerra entre Ucrania y Rusia.
El gobierno de Lacalle Pou espera lograr avanzar en grandes reformas, supuestamente “necesarias”, luego del triunfo obtenido en el referéndum sobre los 135 artículos de la LUC.
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Entre ellas están la reforma de la seguridad social, que ya algunos legisladores oficialistas dieron testimonio de poco compromiso para asumir el costo político de impulsarla en solitario, o reformas en la educación y también a nivel laboral, todas parte de la ortodoxia neoliberal que es la insignia del gobierno y que se toman como “señales” importantes al mercado para lograr las ansiadas IED (Inversiones Extranjeras Directas).
Pero más allá de los “grandes planes” y de la gestualidad de gobierno “exitoso”, está la realidad que le anticipa turbulencias e incertidumbres, a ese supuesto camino dorado que replica permanentemente el gobierno en su relato.
Las principales debilidades se dejan ver en el problema de la inflación, la falta de inversiones extranjeras IED que son la principal apuesta del gobierno para el crecimiento económico, y el encarecimiento del costo de la deuda (dada la situación internacional donde la Reserva Federal de EEUU por ejemplo ya está desplegando su política de suba de las tasas de intereses que trae como consecuencia el encarecimiento de la deuda para países como Uruguay).
Recuperación del PIB y comercio exterior
De acuerdo a datos difundidos por el Banco Central el PIB uruguayo creció un 4,4% en 2021, representando un recuperación con respecto a la caída del PIB por la pandemia que fue de alrededor del 6%, previéndose que durante el presente año se termine de alcanzar los niveles previos a dicha caída.
Como iremos mostrando en esta nota, esta recuperación no se refleja en la calidad de vida de la población en general, siendo los grandes beneficiados de esta recuperación el sector exportador.
El auge del sector exportador continúa confirmándose con un crecimiento del 37% para el primer trimestre del 2022 en términos interanuales. Totaliza un monto de US$ 2.896 millones, siendo la carne bovina, el trigo y los vehículos los rubros protagonistas durante el trimestre, acompañados por el arroz, la soja y la celulosa.
El aumento de precios de todos estos bienes provocado por la guerra entre Rusia y Ucrania continuara beneficiando al sector exportador y como contraparte también provocará el encarecimiento para la importación de petróleo, fertilizantes y para los precios de la industria basada en productos como trigo; ya que el aumento de este bien a nivel internacional repercute en los precios del mercado local. Todo esto representa además un aumento de las presiones inflacionarias.
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Como decíamos más arriba, el aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU (política que según opinión internacional continuara durante todo el año) es un factor que incide sobre la deuda externa de países como Uruguay y encarece el acceso al crédito internacional, siendo esto otro factor que contrapesa los elementos “positivos” (exportaciones, recuperación del PIB, etc.) en la situación de la economía uruguaya.
La Inflación y la caída de salario real
Durante el primer trimestre del año, se constató un aumento general de precios en un 4,42% y se prevé como probable que el gobierno no alcance los rangos metas de inflación durante el año, lo que significa que la inflación va a ser más alta de lo proyectado por el gobierno; y es más; se ve altamente probable el arribo a niveles de inflación de dos dígitos durante el año.
La diferencia entre la inflación real y la proyectada por el gobierno, determina una probable extensión del periodo de caída de salario real, que se viene acumulando desde principios de este gobierno: en la negociación colectiva, los aumentos salariales se fijan por las proyecciones de inflación del gobierno, las cuales están muy por debajo de lo que termina pasando en la realidad.
El gobierno demuestra poco interés en resolver este problema, limitándose a promulgar medidas demagógicas e ineficaces sobre algunos bienes puntuales o la fijación de políticas monetaristas que benefician la especulación de los buitres internacionales.
Medidas miserables
El gobierno se limitó a promulgar una ley que hace una miserable renuncia fiscal de 1 millón de dólares por rebaja del IVA al asado y productos panificados por un mes. Esto representa un beneficio real de apenas 200 pesos para un uruguayo promedio.
Otra medida que ha circulado es el fraccionamiento de determinados productos por parte de pequeños comercios, al verse imposibilitada la compra por parte de muchos consumidores de los mismos productos en su presentación estándar.
En realidad la estrategia del gobierno está centrada en desestimular el consumo mediante la depreciación del salario (venimos de dos años de caída del salario real) y sobre todo monetario mediante la fijación crecientemente alta de la tasa de interés, la cual en fue elevada nuevamente por el Banco Central de 7,25 a 8,5. Este último es un fenómeno que estimula el arribo de capitales buitres para la especulación financiera, conocido como carry trade y que explicamos en una nota anterior.
Aumento de la pobreza y mayor desigualdad
Hace pocos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los resultados sobre desigualdad y pobreza entre 2019 y 2021.
Más allá de alguna leve recuperación entre 2020 y 2021, de conjunto lo que se observa es que con respecto a 2019 hay un desmejoramiento en estos dos indicadores.
Las personas bajo la línea de pobreza se encuentran en el 10,6% de la población mientras que en 2019 era del 8,8%; mientras que las personas bajo la línea de indigencia pasaron del 0.2 en el 2019 al 0.3 en 2021.
A su vez el coeficiente de Gini, que es un indicador que varía entre cero y uno, indicando mayor nivel de desigualdad cuanto más cercano a uno se encuentre ha pasado de 0.383 en 2019 a 0.386 en 2021.
Aunque Lacalle quiso usar la pandemia como la causante de esta situación, lo cierto es que asistimos a una política regresiva de parte del gobierno que privilegia la ganancia empresarial y el lucro capitalista.
La respuesta de los/as trabajadores/as no puede esperar
Está claro que el gobierno de Lacalle es para una minoría de privilegiados, importándole poco y nada los padecimientos de la población trabajadora y popular. Las mejoras de los indicadores macro económicos constatan que los beneficios de la misma van a los bolsillos de la elite capitalista, mientras decaen los salarios y aumenta la desigualdad y la pobreza.
La clase trabajadora no puede esperar y ver pasivamente como su nivel de vida se va deteriorando, mientras el gobierno aumenta sus ataques, que se suman a los ya consagrados con la LUC, y que a través de sus voceros se vienen anunciando, como la posible futura reforma de la seguridad social, los ataques a la salud pública y a la educación, entre otros.
Al contrario de la estrategia parlamentarista y desmovilizadora que pregona el Frente Amplio, llamando a conformarse e ilusionarse con un hipotético triunfo electoral en 2024. Se hace necesario la lucha y la movilización en las calles, bajo un plan de lucha independiente que unifique todas las reivindicaciones obreras y populares, como puntos de partida para una salida a favor de los trabajadores y los sectores populares en general.