El día de ayer la casa FECH fue tomada por las Brigadas Territoriales, esta acción es precedida por la toma del campus JGM a finales de la semana pasada por la Red estudiantil de solidaridad popular. En ambos caso se pone al centro la denuncia por el mal manejo de la pandemia por parte de las autoridades y se revindica la necesidad de espacios para la organización estudiantil.
Martes 16 de noviembre de 2021
El día de ayer la casa FECH fue tomada por las Brigadas Territoriales, organización política que reúne a estudiantes de distintas carreras de la U Chile. Entre las razones que enuncia su comunicado se encuentra el rol pasivo de la universidad en el manejo de la pandemia y la necesidad de espacios de organización para les estudiantes. Para ello, han dispuesto de un cronograma que invita a participar de las actividades del espacio que se realizaran el día de hoy y mañana.
Esta acción de protesta fue precedida por otra toma efectuada en el campus Juan Gómez Milla a finales de la semana pasada, articulada por Red estudiantil de solidaridad popular que reúne a varios colectivos de la U chile. En aquella ocasión la exigencia fue que las autoridades dispusiesen un plan de retorno concreto y la recuperación de contenidos perdidos durante la pandemia.
Problema de método y de fondo:
Estas acciones han suscitado debate entre les estudiantes debido a que no fueron dialogadas en asambleas de base, sino que surgieron por iniciativa individual de los colectivos convocantes. Esto plantea un problema de método. Si deseamos rearticular nuestra universidad, después de años de direcciones burocráticas del PC y el FA, es indispensable recuperar una cultura política que ponga al centro la deliberación en las asambleas, donde las posiciones respecto al qué hacer se vean enfrentadas y las decisiones de la mayoría sean acatadas. A la burocracia estudiantil no se la combate con acciones paralelas por fuera de los organismos que tenemos como estudiantes
Estas acciones paralelitas sin discusión anteponen los métodos radicales a la política y muchas veces el programa resultante es pobre e insuficiente para resolver las problemáticas de la Universidad. Así fue en la toma de JGM. El comunicado de la toma se limitaba a exigir una “hoja de ruta clara” a las autoridades, situándose más a la derecha que la movilización de FACSO, en donde se exigió triestamentaldad en toma de decisiones del comité COVID con respecto al retorno a clases presenciales. . Esto deja entrever que, si bien los métodos de estas organizaciones son radicales, la política que levantan no resuelve la crisis estructural de financiamiento ni disputa un ápice del poder dentro de la U Chile, ya que se sitúa desde la petición a las mismas autoridades, en vez de poner el acento en deliberación en organismos amplios y democráticos compuestos por estudiantes, académicos y funcionarios.
Un programa que dé salida a la crisis:
La crisis educativa detonada por la pandemia pone al centro un problema fundamental que va más allá de la precariedad de las clases online: La falta de control sobre nuestros espacios, la falta de democracia . A dos años de la revuelta que prometió acabar con los pilares autoritarios de la dictadura, las universidades son gobernadas por rectores y decanos elegidos por una ínfima parte de las comunidades. Estos señores feudales, se llenan la boca hablando de democracia mientras costean la crisis subiendo los aranceles a les estudiantes y precarizando las condiciones laborales de les funcionaries quienes no tenemos derecho a deliberar sobre el rumbo de la universidad. Esta falta de democracia sólo nos expone a que las autoridades como Vivaldi hagan lo que quieran con nuestra educación o nos pongan en riesgo como lo hizo el rector Zolezzi de la Usach, al entregar información sensible de académicos y funcionarios al ultraderechista de Kast.
Exijamos elección universal de autoridades, democracia total para decidir sobre la distribución de los recursos en la U, sobre la elaboración de protocolos de retorno, sobre los contenidos que se imparten en nuestras mallas, sobre la vinculación de la universidad con su entorno, sobre el paso a planta de les trabajadores y que el Estado deje de subsidiar a los privados y que emprenda la reconstrucción de la educación pública en todos sus niveles. Organicémonos desde las bases estudiantiles con asambleas de carrera y facultad para retomar la histórica lucha por la educación pública gratuita, democrática y no sexista.