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Red Internacional
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VOCES. Relatos de impunidad. La lucha persiste tras crimen de Juan Pablo Jiménez

Cuatro años han pasado desde que el trabajador subcontratado y dirigente sindical, Juan Pablo Jiménez, fue abatido por un disparo en su cabeza, en su propio lugar de trabajo. Su compañera de vida lo recuerda, como también a su férrea lucha contra el subcontrato y la precariedad laboral.

Miércoles 26 de abril de 2017

El 21 de febrero del año 2013, la vida de la familia Jiménez Acevedo cambió radicalmente. ¿Es una familia de ‘renombre’, adinerada, de las típicas que aparecen en medios y revistas? No, es como cualquiera de las que hoy son parte de la clase trabajadora chilena, de las poblaciones y barrios comunes y corrientes.

Juan Pablo Jiménez, joven trabajador subcontratado de la empresa Azeta (cuya mandante es la compañía Chilectra), dirigente sindical y férreo luchador por los derechos de los trabajadores, era también un opositor del sistema laboral conocido como subcontratación; aquella modalidad que se fundamenta en que hay personas de “primera” y otras de “segunda categoría”. Jiménez venía luchando contra esto, contra la injusticia, contra los malos tratos hacia sus colegas. Tanto así que se atrevió a denunciar a la empresa donde laboraba, pero su vida acabó aquel fatídico 21 de febrero, en su propio lugar de trabajo.

“Una bala loca” disparada en la población La Legua y un menor de edad ‘lumpen’ como responsable de la muerte de Juan Pablo, fue la tesis que planteó la PDI, apoyada luego por la Justicia. La bala habría viajado por lo menos un kilómetro, atravesando edificios y rejas, entre otros obstáculos, para luego “impactar en el trabajador”.

Desde aquel día, y principalmente con Ximena a la cabeza, se emprendió la ardua lucha que significa hallar verdad y justicia, en un Chile donde la impunidad es amparo de muchos. Marchas, la conformación de una ‘coordinadora’, encuentros con otras familias que han pasado por situaciones similares, y hasta la contratación de peritos particulares, fueron algunas de las tantas iniciativas que impulsaron los Jiménez Acevedo. “A Juan Pablo le dispararon desde metros de distancia, o sea, al interior de la empresa”, afirmaron expertos en sus informes y análisis. Nada de esto importó para que el caso fuese investigado como corresponde. Ni las pruebas científicas y peritajes. Tampoco interesó el hecho que Jiménez denunció a la empresa y se encontraba en una dura batalla, no exenta de amedrentamientos y persecuciones.

“¿Si me siento abusada por el sistema? Haciendo un recorrido por nuestra historia, diría tajantemente que sí. Resulta doloroso recordar los hechos, pero cuando las cosas ocurren de la manera tan dolorosa como fue la ‘partida’ de Juan Pablo, no hay lugar a más repuesta que esa. No existió en ese momento la voluntad de esclarecer este asesinato, menos hoy, a cuatro años, ya”, denuncia Ximena.

Para Ximena, madre de Benjamín (13) y Francisco (6), “al hacer este recorrido, y con el paso del tiempo, la cabeza más fría y el corazón más duro- no insensible- tengo claro que hubo muchas cosas que pudieron haber ayudado a entender lo sucedido y que los verdaderos culpables estuviesen donde tienen que estar”.

Según su visión, el ‘sistema’ funciona en beneficio de los “los amigos, adinerados y corruptos, que siguen robando miles de millones con total impunidad; ciertamente, para ellos sí hay ‘justicia’ y garantías (…) Lamentablemente, nunca ha habido voluntad de encontrar a los responsables. Queda en manos de la familia, amigos y compañeros, la titánica tarea de investigar, unir cabos sueltos, hacer lo que las instituciones dicen ‘garantizar para todos’”.

A cuatro años y dos meses desde el asesinato de ‘JPJ’, “hemos tenido que aprender a vivir sin su presencia, a que sus hijos tengan que conformarse con verlo en fotografías, y escuchar nuestras historias y anécdotas con él. Pero, también hemos aprendido a luchar y gritar su nombre en las calles… Hoy no somos los mismos de hace cuatro años atrás; tenemos una visión muy distinta de nuestro país y nuestra ‘justicia’”, comenta Ximena.

“Guardo de él los mejores recuerdos y agradezco haber compartido mi vida junto a un hombre tan honesto, tan fiel a su causa, y su cargo que desempeñó hasta el último instante de su vida, hasta el último respiro (…) Confío que tarde o temprano podremos llegar a la verdad como ha sido desde el primer día. ¿Justicia? Justo sería que Juan Pablo estuviese aquí”.