Este viernes 27 y sábado 28 de enero se realizará el XI Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Lo que debiera ser una instancia de elaboración de un plan para enfrentar los ataques empresariales y de la derecha, no será más que un espacio para afirmar a la podrida y corrupta Nueva Mayoría en la central. Pero debemos dar la pelea.
Viernes 27 de enero de 2017
El fraude ocurrido en las elecciones de la nueva directiva de la CUT el mes de agosto de 2016, exige plantear la refundación de la principal central sindical de Chile sobre bases realmente democráticas. No hay más tiempo que esperar. Los dirigentes sindicales del gobierno de Bachelet, militantes del Partido Comunista (PC), y de la Democracia Cristiana (DC), se “hicieron cargo” de las denuncias de fraude de la última elección. Afirmaron que estarían de acuerdo en refundar la central sindical bajo la modalidad de un sistema electoral basado en el voto universal. Pero con un detalle no menor: sería para el año 2020.
Resulta evidente que no se puede esperar por ningún motivo, que los partidos políticos que han controlado la CUT desde el retorno a la democracia vayan a transformarla en una organización democrática, y menos con independencia política de los empresarios y su Estado. Debe quedar claro que el PC, el PS y la DC no van a impulsar la refundación de la CUT sobre bases democráticas.
Los trabajadores de Chile, organizados como no organizados en la CUT, debemos luchar unidos con independencia de la Nueva Mayoría y el Estado por el voto universal al interior de la CUT.
Pero la lucha por el voto universal no es suficiente para transformar a la CUT en una herramienta de lucha de los trabajadores. Para avanzar en una CUT clasista, combativa, sin burocracia sindical y dirigentes vendidos a las empresas, se debe impulsar una política de independencia de clase basada en la autoorganización de los trabajadores.
Esto consiste en la creación de cuerpos de delegados al interior de los sindicatos, que permitan democratizar la toma de decisiones y evitar que todo recaiga solamente en la directiva establecida por la ley laboral. El Código del Trabajo fue creado para instalar burocracias sindicales en los sindicatos, es decir, dirigencias sindicales reducidas en número que negocian a espalda de los trabajadores y terminan alejándose de esta. Para evitarlo, se deben impulsar organismos que permitan participar a los trabajadores.
Las mujeres trabajadoras han sido históricamente relegadas de la toma de decisiones y postergadas sus demandas. Las comisiones de mujeres del sindicato GAM en Santiago y en la fábrica de explosivos ORICA en Antofagasta, constituyen ejemplos concretos de autoorganización de los trabajadores.
A cada planteamiento de la empresa, se deben hacer asambleas que decidan a mano alzada los pasos a seguir. Queremos que sean los trabajadores los que decidan qué hacer frente a las ofertas de la empresa. Para ello deben existir comisiones de redacción de petitorios, de negociación colectiva, delegados por área, para de ese modo, democratizar el acceso a la información y facilitar la toma de decisiones. Solo de ese modo la base trabajadora podrá ejercer un control democrático sobre los dirigentes. Estos deben estar decididos a llevar a cabo las demandas de las bases hasta el final, no como los dirigentes burocráticos del gobierno de la Nueva Mayoría que deciden a espaldas del pueblo trabajador.
Invitamos a todos los dirigentes sindicales y trabajadores críticos a la dirección actual de la CUT a tomar en sus manos estas consignas y esta política.