Conocido por su Carta Abierta a la Junta Militar, por Quién mató a Rosendo o por Operación masacre, en varios artículos el escritor se dedicó a desenmascarar la cotidianeidad del aparato represivo del Estado con agudas denuncias. En este artículo, algunas percepciones.
Miércoles 21 de febrero de 2018 18:18
Es que a Rodolfo Walsh, sus escritos le salían directo de las tripas y el corazón. "Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez", diría Wash de su devenir politico y literario.
Pero vayamos a esos articulos que, bien vistos, hoy en día muestran que pasando gobiernos democráticos, dictadura, vuelta a la democracia, peronistas, radicales y macristas, siempre los empresarios y sus políticos usaron el aparato represivo del Estado contra los trabajadores y la juventud.
En el texto "Aplausos Teniente Coronel", cuenta Walsh como el ministro de gobierno Doctor Aguirre Lanari dijo en su discurso al inaugurarse los cursos de la escuela de Policía: "Sois jueces permanentes y muchas veces inapelables en la tremenda y sostenida lucha donde se balancean... el respeto de los derechos individuales... con la salvaguardia del orden". Cualquier parecido a la ya política "Chocobar" de estado, lo aclarara Rodolfo cuando reflexiona:
"¿Ignora el señor ministro que todo el mal de nuestras instituciones policiales es precisamente que se consideran "jueces permanentes e inapelables" cuando no lop son, cuando no deben serlo, cuando de ningún modo pueden serlo sin incurrir en las monstruosas aberraciones que hemos visto? Lindo ejemplo, de labios de un ministro, para las nuevas promociones de policías. Asómbrese usted luego de que cualquier oficialito se considere juez inapelable y lo rompa a usted a trompadas cuando caiga a una comisaría... No hará más que aplicar las enseñanzas del Ministro".
No deberían sorprender los recientes casos de gatillo fácil, fueron y serán accionar policial que, en palabras de Walsh: "Sin duda quiere decir el señor Ministro que si en la época de Perón la Policía bonaerense era conocida como torturadora, ahora ha cimentado y acrecentado esa fama... Que si entonces perfeccionó el uso de la maquinita (que no es precisamente la maquinita de afeitar), ahora llegó a la matanza de prisioneros inermes. Sin duda, un progreso". Pero al ser avaladas directamente por el poder político, en tiempos donde se quiere imponer un brutal ajuste al pueblo trabajador, estas fuerzas se desbocan.
Un último recorte de los tantos que podríamos tener y recomendamos al lector de esta nota, que busque el compilado de escritos de Walsh llamado "El violento oficio de escribir". Es sobre los fusilamientos en José León Suárez a cargo del Teniente Coronel Desiderio Fernández Suárez, luego ascendido a Coronel. Sí, fue ascendido luego, igual que Echazu, el gendarme que subió al río, donde nunca estuvo la Gendarmería, con la sangre que no sabemos de quién es.
Reflexionará Walsh, o al menos así lo interpreta quien escribe esta nota, que la justicia la encontraremos, no en un tribunal que beneficia a los genocidas con la prisión domiciliaria, sino que llegara organizándonos y luchando en las calles.
"Desde un basural de José León Suárez, desde un sangriento amanecer de junio, cinco rostros de greda lo miran. Yo se los nombro, por si ha tenido usted la debilidad de olvidarlos: Carlitos Lizaso, Vicente Rodríguez, Nicolás Carranza, Mario Brión, Francisco Garibotti. Este es el cortejo ensangrentado con que entra usted en la historia. En algún recodo lo esperan. Al fin y al cabo fue usted quien los mató. ¿Recuerda?"
Santiago Maldonado, Rafael Nahuel... ¿Recordarán Bullrich, Noceti, Echazu? nos vamos a encargar de que no pierdan la memoria... En el mismo cortejo ensangrentado del Coronel, que ya está entrando en la historia.