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Rosa Luxemburgo: la huelga general y la lucha contra la burocracia

Rafaella Ruilova

Rosa Luxemburgo: la huelga general y la lucha contra la burocracia

Rafaella Ruilova

Ideas de Izquierda

Hacia un nuevo 8 de marzo y el tercer Paro Internacional de Mujeres, se ha revitalizado el concepto de “huelga general” por el llamado realizado desde la coordinadora feminista 8M, por tanto, se hace fundamental responder desde la perspectiva marxista su significado. En este artículo lo hacemos tomando el legado de una de las dirigentas revolucionarias más destacadas, Rosa Luxemburgo, quien se caracterizó por su perspectiva internacionalista y la lucha contra las burocracias reformistas.

Partamos de la base que hoy en día la política de la “huelga general de mujeres va”, hacia el 8 de marzo, es tomada por un arco grande de organizaciones políticas, desde feministas de partidos de la ex Concertación, pasando por el Frente Amplio (FA) y el Partido Comunista (PC), hasta el autonomismo, comunitarismo y separatismo.

Pero, por qué confluyen políticamente sectores tan diversos como partidos empresariales, antineoliberales, con quienes se declaran anticapitalistas. La respuesta se encuentra en que cada cual toma la “huelga general” como quiere, la amolda a su propia estrategia, desde la perspectiva de que “cada cual proteste como puede”. Esto es posible en el fondo porque esta política no se dirige a una lucha contra el régimen de producción y reproducción de la vida capitalista, ni a su garante, el Estado empresarial y tampoco contra la burocracia sindical que históricamente se ha negado a tomar las demandas de las mujeres y a salir a luchar para conquistarlas. Así, todas y todos confunden banderas, sin distinción alguna de clase.

Desde Pan y Rosas nos paramos desde otra vereda, la independencia política de las y los trabajadores, y de forjar la fuerza social que sea una verdadera oposición en las calles a la ofensiva imperialista en Latinoamérica y las reformas de la derecha: la unidad en la acción de las mujeres, las y los trabajadores, la juventud y el pueblo mapuche. Es por eso que luchamos porque este 8 de marzo con las mujeres al frente vayamos por un paro nacional efectivo, lo que ya desarrollamos más profundamente en un artículo anterior. (1)

¿Qué es la huelga general?

Vayamos a Rosa Luxemburgo, para tomar algunos aspectos:
“... no se trata de ordenar súbitamente, de hoy para mañana, una huelga de masas (…) sino de aclararle a las masas histórica, económica y políticamente (…) que no pueden confiar en los aliados burgueses y la acción parlamentaria, sino que solo pueden contar consigo mismas, con la propia y decidida acción de clase”

De esta cita se pueden desprender dos cosas. La primera, es que una huelga general no es un hito, sino parte de un movimiento. Y la segunda, que su contenido es de clase y cumple un rol histórico, económico y político.

Por ello la revolucionaria polaca consideraba “absurdo pensar la huelga de masas como un acto, una acción aislada. La huelga de masas es en realidad el índice, la idea rectora de todo un período de la lucha de clases que dura años, tal vez décadas”. Es decir, la huelga general es una expresión de la lucha de clases, un fenómeno y problema que se desarrollaba a raíz de ella, por lo tanto “la huelga de masas no se fabrica”, sino que es un producto histórico, desarrollado como un método de combate que expresa la centralidad de la clase trabajadora en el proceso revolucionario. El ascenso revolucionario de 1905 en Rusia eso había demostrado.

“Las huelgas políticas y las económicas, las huelgas de masas y las parciales (…) se encuentran, se interpenetran y se superponen; es una cambiante marea de fenómenos en incesante movimiento. Y la ley que rige el movimiento de estos fenómenos es clara: no reside en la huelga de masas misma ni en sus detalles técnicos sino en las proporciones políticas y sociales de las fuerzas de la revolución”

Así, Luxemburogo, planteaba que “en la atmósfera cargada de la etapa revolucionaria cada pequeño conflicto parcial entre el capital y el trabajo puede transformarse en una explosión general”. En la búsqueda de que la socialdemocracia occidental aprendiera de las lecciones que había dejado el ascenso y ensayo revolucionario de 1905 en Rusia, defendió que la huelga general era una nueva forma de lucha revolucionaria, distinguiendo entre huelgas de protesta (acciones puntuales) y huelgas combativas, donde lo económico y lo político se entrelazaban. Rosa buscaba alertar que la socialdemocracia no debía limitarse a tener un rol pasivo puramente parlamentario:

“No puede ni debe esperar con fatalismo, con los brazos cruzados, que se produzca una ‘situación revolucionaria’ ni que el movimiento popular espontáneo caiga del cielo. Por el contrario, tiene el deber como siempre de adelantarse al curso de los acontecimientos, de buscar precipitarlos".

La concepción rígida y mecánica de la burocracia se escudaba tras el argumento de que “no hay las fuerzas suficientes” para impulsar la huelga de masas ¡Cuántas veces hemos escuchado esa excusa predilecta para negar las movilizaciones! Para aplazar -para un futuro incierto- el enfrentamiento político con el régimen, quienes fuimos parte -o quienes aún lo son- del movimiento estudiantil lo recordarán. Tras esa visión subyace que sólo se puede desarrollar la lucha como producto de una organización con cierto nivel de fuerza, entendiéndola como un desarrollo acumulativo-organizativo, que lleva a una visión estática, como condiciones dadas que no se modifican en la lucha misma. (2)

Rosa Luxemburgo respondía asertivamente con el método del materialismo dialéctico planteando que por el contrario “para la explicación viva, dialéctica, la organización surge como resultado de la lucha”. La concepción de la burocracia era para ella utópica y escolástica, ya que negaba una contradicción importante, que “Las circunstancias y condiciones del desarrollo capitalista y el Estado burgués imposibilitan la organización de ciertos sectores —los más numerosos, importantes, bajos y oprimidos por el capital y el Estado- si no median grandes luchas de clase”. Con ello asentaba que el método específico que corresponde al desarrollo de las organizaciones de clase es la propia lucha de clases.

En sus palabras y en lucha política con las alas reformistas y oportunista: “…sus ilusiones pequeñoburguesas democráticas: creyeron que la lucha de clases se reduciría a un conflicto puramente parlamentario, y la lucha callejera simplemente desaparecería. La historia encontró una solución más profunda y elegante: el surgimiento de la huelga revolucionaria de masas. Por supuesto, ésta de ninguna manera reemplaza ni hace innecesaria la brutal lucha callejera, pero la reduce a un instante en el prolongado período de luchas políticas. A la vez, cumple en el periodo revolucionario una enorme obra cultural, en el sentido más preciso del término: eleva material y espiritualmente a la clase obrera de conjunto, “civilizando” la barbarie de la explotación capitalista”.

La huelga de masas aparece entonces como una palanca formidable para liberar la energía de la clase trabajadora en su conjunto, acercando a sus diversas fracciones en la acción, y planteando nuevos problemas al empujar a millones al despertar del sentimiento y consciencia de clases, abriendo el paso al cuestionamiento al capitalismo.

Pero, como el surgimiento de la burocracia obrera al interior de las organizaciones sindicales constituía una novedad histórica del siglo XX, que generó una línea conservadora en los sindicatos, para que se desatara el libre desarrollo de la auto-actividad de la clase trabajadora, era indispensable la lucha contra la burocracia que la limitaba.

Luxemburgo luchó contra el conservadurismo que vio en los sindicatos, así como lo hizo contra las variantes reformistas y oportunistas que aparecían en el seno de la Social Democracia Alemana y de la clase trabajadora, su trayectoria política así lo demuestra y un ejemplo es su texto Huelga de masas partido y sindicatos. Batalló contra la adaptación y rutina del partido por la táctica parlamentaria y sindical, frente a que en los sindicatos y en el partido se consolidaba un enorme aparato burocrático. Su vector y centro de gravedad siempre estuvo en la lucha de clases lo que empezaba a cambiar en la Social Democracia Alemana al terreno parlamentario. (3)

Su legado revolucionario siempre estuvo de lado de la independencia política de las y los trabajadores, su límite estuvo en que sacó tarde la conclusión estratégica de que como había surgido una burocracia con intereses propios, por tanto, ya no bastaba con la lucha política-teórica, sino que se hacía imperante construir otra fuerza política que expresara los sectores más combativos del proletariado, el partido de Lenin iba en esta línea (4).

En resumen, podríamos decir que la huelga general de masas en un producto histórico de la lucha de clases, que expresa la centralidad de la clase trabajadora en momentos revolucionarios, une la lucha económica y la lucha política, y precipita el momento decisivo generando en la acción de millones el despertar de la conciencia de clases. Pero para que aquello se pueda desarrollar es indispensable la lucha política contra la casta burocrática que quiere domesticar el movimiento de masas, limitando el desarrollo de la autoorganización y la unidad en la acción contra el régimen y el estado.

La huelga general si bien no es el enfrentamiento decisivo, su desarrollo lo precipita, el arte de la estrategia justamente se encuentra en la preparación y desarrollo de la insurrección, el momento decisivo en la guerra civil. El rol del partido revolucionario por tanto es indispensable, en la lucha política contra la burocracia, en el desarrollo del preparar las condiciones y en la insurrección misma, la espontaneidad de las masas ha sido incapaz -por la misma dinámica capitalista- de dar un triunfo, la dirección política se hace fundamental.

¿Qué hay detrás de “la huelga general va” del FA y el PC?

En Chile no hay una situación que plantee la huelga general, pero sí la necesidad de un paro nacional activo, para que aquello ocurra se lo tenemos que imponer a la burocracia. Quienes nos planteamos poner en jaque el poder de los capitalistas, creemos que es indispensable prepararnos para los momentos en que la realidad plantee la necesidad de una huelga general, y construir en los combates, en las luchas políticas un partido revolucionario fogueado en estas experiencias.

La fraseología ultraizquierdista de la “huelga general va” busca confundir el verdadero rol y política de las direcciones del PC y el FA hacía este 8 de marzo, buscan reubicarse en la situación política nacional, tras un año de dejar pasar los despidos sin lucha alguna, recordemos que dirigen centrales como la CUT, el Colegio de profesores, además de dirigir en su mayoría los movimientos sociales (No+AFP, estudiantil).

No llamaron a un paro ni en solidaridad con los trabajadores despidos, ni por la lucha portuaria, ni por el asesinato a Catrillanca, ni en apoyo a la movilización en Quintero-Puchuncaví. Nada, sólo declaraciones de buena voluntad, todo el terreno estuvo y está aún -para ellos- en buscar la unidad de la oposición, nada más ni nada menos que con la exConcertación. Tras la estrategia de la unidad de la oposición, quieren llevar toda la fuerza enorme que tiene el movimiento de mujeres al terreno de las votaciones. Su centro no es la lucha de clases, ni la propia fuerza de la movilización, como lo mostraron negándose a desarrollar la marea verde en Chile, y en alianza con la exConcertación bajar las expectativas a la despenalización del aborto, que duerme aún en el congreso lleno de dinosaurios antiderechos de las mujeres.

Su centro son las maniobras parlamentarias, con los mismos que renuevan sus votos golpistas, como la DC con la crisis en Venezuela. La “huelga general de mujeres” sin organizar un paro activo, no es más que una fraseología ultraizquierdista para tapar una política ultra moderada.

Pero no sólo eso, sino que es la completa disolución de clase. El aborto tiene carácter de clase, el problema del trabajo doméstico también, así como la precariedad de la vida misma. Las mujeres somos hoy el 40% de la clase trabajadora mundial. En Chile, según el Censo del año 2017, alrededor del 40% de los hogares están sostenidos por el salario de una mujer, lo que equivale a 2,15 millones de hogares, sueldo con el cual deben sustentar la salud y la educación, las alzas en el transporte, la vivienda y otros servicios básicos. Por tanto cualquier ataque a la la clase trabajadora es un ataque directo a la mayoría de las mujeres porque golpea directamente a la economía de la familia trabajadora a favor de las ganancias de los empresarios.

Tras la bandera de que cada una pare como pueda que disfrazan de algo “progresivo y novedoso”, se esconde que la gran mayoría de las mujeres, las más precarizadas, las más oprimidas, se verán limitadas de desplegar su iniciativa a parar efectivamente. Bajo el yugo de la esclavitud asalariada, que lleva al yugo de la esclavitud doméstica se verán imposibilitadas de ser parte del día internacional de las mujeres trabajadoras si no se pelea consecuentemente por un paro efectivo.

Para que efectivamente las mujeres estemos al frente, para que la gran masa de mujeres trabajadoras -ocupadas y desocupadas- sean parte de esta movilización, y no sea solo un privilegio de quienes “paren como puedan” hay que sacar el polvo de los ojos del verdadero contenido de la política de la “huelga general de mujeres va” impulsado por el PC y el FA. La lucha porque se forje un sector que defienda las banderas de clase al interior de un movimiento pluriclasista como el movimiento de mujeres es una tarea fundamental para que toda esa enorme energía que ha demostrado se una a la lucha de la clase trabajadora, y ponga a la mujer trabajadora en primera línea en la lucha por reconfigurar un nuevo movimiento obrero, que tome las demandas del movimiento de mujeres como el aborto legal; del pueblo mapuche, como la desmilitarización de la Araucanía ya; y encabece la lucha contra la ofensiva imperialista y los ataques de la derecha.

Quienes dicen tomar el legado de Rosa Luxemburgo, la toman al igual que la “huelga general”, para negar su contenido, para vaciarla y defender una política contra la que luchó toda su vida: la disolución de la clase trabajadora, la burocracia sindical y el reformismo (5).

NOTAS

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 [4]

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VER TODOS LOS ARTÍCULOS DE ESTA EDICIÓN
NOTAS AL PIE

[2Para un debate más profundo sobre los debates estratégicos entre Rosa Luxemburgo y Kautsky en relación a la discusión de la táctica de la huelga revisar el libro de Albamonte y Maiello “Estrategia socialista y arte molitar”

[3Para despejar dudas sobre las tergiversaciones liberales de las posiciones de Rosa en las polémicas desarrolladas con Lenin y Trotsky ver: https://www.izquierdadiario.es/Rosa-Luxemburg-y-la-Revolución-rusa-algunas-controversias.

[4Para profundizar en el problema de la organización y tipo de partido ver: Bensaïd; Naïr “El problema de la organización: Lenin y Rosa Luxemburgo” en http://danielbensaid.org/Lenin-y-Rosa-Luxemburgo?lang=fr.

[5También se pueden revisar algunas claves su obra y pensamiento político en http://www.laizquierdadiario.com/Rosa-Luxemburgo-la-fuerza-de-las-ideas-revolucionarias.
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Rafaella Ruilova

Licenciada en historia y militante de Pan y Rosas