What a Feeling. ¿Sabías que "Flashdance" está inspirada en la vida real de bailarinas?

Una joven soldadora que sueña en convertirse en una bailarina profesional. No sabemos mucho de su vida, vive con su perro y luego de su trabajo baila en un bar nocturno en donde se reúne con sus amigos, quienes también quieren triunfar en sus aspiraciones. En el medio se enamora de su jefe y surge un melodrama en relación. Básicamente esa es la premisa central de "Flashdance", la película de Adrian Lyne que cumple 40 años de su estreno y que marcó una época.

Inspiraciones

Pero la historia no surgió de un libreto sino que tuvo inspiraciones reales. Se trata de Maureen Marder y Gina Healey, dos bailarinas de Gimlets; un bar nocturno de la ciudad de Toronto. Un periodista quiso explorar mejor la vida de esas mujeres, siendo la primera una trabajadora de la construcción y la segunda una coreógrafa que daba todo de sí al bailar por las noches, con juegos de luces tan parecidos como los de la película. En base a eso fue que escribió un argumento titulado "Depot Bar and Grill" que luego llegaría hasta Paramount, quien les hizo firmar un acuerdo a las bailarinas para representarlas en la pantalla grande.

Sin embargo, nadie pensaba que la película tendría éxito. El guion se reescribió varias veces, a la productora no terminaba de convencerle y tampoco tenían un director. Recién a la octava vez de proponérselo a alguien, encontraron el sí definitivo con Adrian Lyne, cuya mayor experiencia estaba en la realización de publicidades y que decidió agarrar el proyecto de una historia a la que no le veía mucho atractivo.

El neoliberalismo que mete la cola

El producto final fue una versión bastante edulcorada de la realidad con un mensaje bien hollywoodense de "perseguir tus sueños", un cliché que durante la década siguiente podemos rastrear dentro del rango de cualquier producto de Cris Morena a nivel local pero que durante los 80s en plena administración de Ronald Reagan comenzaba a ser bien palpable: la protagonista se esmera contra viento y marea para poder pagar sus estudios de ballet y convertirse en bailarina clásica. En el transcurso de esa pasión, donde muestra una disciplina y ritmo maravillosos, se cruzan las historias de amistad, abuso de poder en el trabajo y en los institutos de aprendizaje, pérdidas y hasta un romance varonil interracial (algo de lo que jamás se hace mención) que le promete amor del bueno y seguridad económica para que ella haga lo que más desea: bailar.

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Lo cierto es que aunque nada se esperaba de ella, fue un éxito en taquilla. Recaudó más de 200 millones de dólares, siendo la tercera más vista de ese año que lideró "Star Wars VI: El retorno del Jedi". La crítica tampoco la acompañó mucho, resaltando las partes de baile pero aludiendo a una trama floja que la convertían casi en un canal musical durante los minutos de duración total.

La genialidad de Giorgio Moroder

La película podía estar floja de papeles para la crítica, pero en lo que hubo unanimidad fue en la multipremiada banda de sonido a cargo de Giorgio Moroder, el compositor y DJ italiano que fue una de las mayores influencias para lo que luego sería la música techno. El tema central "Flashdance... What a Feeling " fue interpretado por Irene Cara y ganó el Óscar a la Mejor Canción Original y un Golden Globe entre otros premios. Otros éxitos del disco fueron "Maniac" con la voz de Michael Sembrello, "Lady, Lady, Lady", interpretada por Joe Esposito , "Gloria" e "Imagination" por Laura Branigan y "I’ll Be Here Where the Heart Is", por Kim Carnes.

Lo cierto es que con los años, "Flashdance" se convirtió en una película de culto, muy recordada por escenas de baile que tuvieron dobles y que no fueron totalmente interpretadas por la protagonista Jennifer Beals y que se convirtió en un clásico del cine con el valor agregado de una banda sonora que grita su época y que todavía nos hace sacudir las piernas para simplemente bailar, bailar y bailar.