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Red Internacional
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Acto Internacionalista. Santiago Lupe: "Hay que romper con toda ilusión en la gestión del Estado capitalista o de alianza con la burguesía independentista catalana"

Santiago Lupe fue el orador de la Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores del Estado español en el Acto Internacionalista que este 1ro de mayo tuvo más de 7 mil conexiones. Fue parte de los 14 oradores que fueron traducidos, simultáneamente, en 6 idiomas en este acto internacionalista. Transcribimos su intervención

Domingo 3 de mayo de 2020

Acto internacional #1deMayo Estado Español, Santiago Lupe - YouTube

La crisis del coronavirus ha hecho crujir de nuevo a la Unión Europea, dejando en evidencia que no es más que un acuerdo reaccionario entre los diferentes Estados imperialistas. Han actuado una vez más como verdaderos consejos de administración de sus respectivos capitalistas. Cada uno de ellos ha tomado medidas sin la más mínima coordinación ni colaboración. De hecho, Alemania y Francia llegaron incluso a prohibir la exportación de respiradores y otros equipamientos médicos en el peor momento de colapso sanitario en Italia o el Estado español. El eje del Norte, con Alemania y Holanda a la cabeza, quieren volver a aprovechar esta crisis, como ya hicieron en 2008, para fortalecer su posición a costa del sufrimiento de las trabajadoras y trabajadores y los pueblos del Sur de Europa. Mientras tanto los gobiernos de Italia o del Estado español suplican a favor de los coronabonos y o de la mutualización de la deud, pero no lo hacen para salvarnos a nosotros, sino para rescatar a los capitalistas italianos y españoles.

Esta nueva crisis golpea la UE después del Brexit y en medio del desarrollo de fuertes tendencias nacionalistas, que están siendo capitalizadas por la extrema derecha. Tendencias reaccionarias abonadas por años de políticas de ajustes encabezados por la Troika. Y por un racismo institucional de los diferentes gobiernos contra los inmigrantes, a los que siguen dejando ahogarse por miles en el mediterráneo, a los encarcelan en los centros de internación para extranjeros -como aquí n el Estado español- o en campos de refugiados en Grecia en brutales condiciones de insalubridad y miseria.

No hay reforma posible para la UE del capital. Pero tampoco son alternativa los proyectos de la extrema derecha nacionalista, ni las propuestas soberanistas que quieren encorsetarnos en los viejos marcos nacionales. La debacle de la UE imperialista reactualiza la necesidad de que la clase trabajadora del continente luche por una Europa de los trabajadores y los pueblos. Contra la Europa del capital, luchamos por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

En el Estado español hemos visto como nos convertíamos en uno de los epicentros de la crisis sanitaria. Cómo se colapsaban los hospitales, pero también las morgues. El gobierno actuó tarde, no hizo test masivos, y todavía hoy no los está haciendo, y nos oculta la cifra real de fallecidos, pero se calcula que superan con creces los 30 mil. No ha sido una catástrofe sanitaria solamente, estamos viviendo un auténtico crimen social. Un crimen social del que son responsables los gobiernos del Partido Polupar y el Partido Socialista que han privatizado partes enteras de la sanidad o de las residencias de mayores, y que han recortado el presupuesto sanitario en 20 mil millones en la última década. Un crimen social del que también es responsable el llamado gobierno “progresista” del PSOE y Unidas Podemos, junto con todos los gobiernos autonómicos. En todo este tiempo no se han tomado medidas elementales como la intervención efectiva sin compensación de la sanidad privada, que ha tenido ociosas miles de camas de cuidados intensivos en el peor momento del colapso, ni tampoco se ha intervenido las empresas, las industrias que se podrían haber reconvertido para fabricar los equipos de protección o los respiradores que faltaban en los hospitales.

Una respuesta desastrosa a la crisis sanitaria que además sse está llevando adelante tratando de represtigiar a las fuerzas armadas y a los cuerpos policiales, militarizando nuestras calles y profundizando la recentralización del Estado. El gobierno quiere aprovechar esta situación para fortalecer su posición frente a Catalunya y las aspiraciones democráticas de su pueblo en su lucha por la autodeterminación, que el pasado octubre protagonizó unas jornadas de protestas y combates callejeros que cuestionaron nuevamente la legitimidad del régimen del 78.

A esta catástrofe sanitaria le sigue ahora una crisis económica y social como no se veía desde el final de la guerra civil española. Hay 4 millones de suspensiones, 1 millón de despidos solamente en marzo, que se suman a los 3 millones de desempleados que habían antes de la pandemia, 1 millón y medio de trabajadores autónomos en desempleo también, y cientos de miles de pequeños productores que se han rruinado... Y ante todo esto, el gobierno solo ofrece subsidios de miseria, mientras deja intactos los millonarios beneficios de las grandes empresas y de las grandes fortunas. A la banca le facilita un rescate preventivo, con nada menos que 100 mil millones de euros en avales. Y todo financiado con más deuda pública hipotecando el futuro de nuevas generaciones con los ajustes y recortes de los próximos años.

Y este nuevo plan de rescate a los capitalistas lo está aplicando nuevamente un gobierno social liberal, del PSOE, como se hizo en 2008, pero esta vez lo hace también junto a Podemos, una izquierda que se presentó como novedosa pero que tenía la vieja receta de reformar el capitalismo. Hoy miles ven como los que nacieron impugnando el ajuste de 2008 están a la cabeza de uno ajuste todavía peor. Porque han asumido ser parte nada menos que de un gobierno de la cuarta potencia imperialista europea, es decir ser los abogados de las multinacionales españolas que esquilman las riquezas de otros pueblos hermanos en América Latina o en otros continentes. Han decidido ser parte, ser un partido más leal a Su Majestad, rindiendo pleitesía a la reaccionaria institución monárquica que en mitad de esta crisis volvió a dejar al descubierto más casos de corrupción. La Corona se ha estado llevando los millones y millones que resultan hoy cruciales para la sanidad pública.

Pero son muchos los sectores que miran con desconfianza a esta izquierda gestora de los negocios capitalistas. Tal como planteaba nuestro compañero Asier, delegado de Telepizza, muchos trabajadores y trabajadoras precarias responsabilizan al gobierno por su complicidad con las empresas. Porque permitió a la patronal obligarles a trabajar sin medidas contra el contagio. Los trabajadores y trabajadoras de Telepizza son un ejemplo, y lo son porque se plantaron ante esa falta de esas medidas, porque hiceron paros contra las represión de la empresa, y porque exigen que se intervenga bajo el control de sus plantillas esas grandes cadenas de restaurantes para dejar de vender comida basura para engordar los bolsillos de las patronales y garantizar comida de calidad para las familias más golpeadas por la crisis.

Que Podemos, junto a Izquierda Unida, la formación liderada por el Partido Comunista de España, sean hoy parte del gobierno imperialista español es la constatación de la bancarrota política de esta izquierda reformista, que como ya demostró en Grecia con el gobierno de Syriza, solo tienen que ofrecernos los mismos planes antiobreros y antipopulares para hacernos pagar la crisis a los trabajadores y los sectores populares.

Por eso para poder hacer frente a la catástrofe económica y social que nos preparan los capitalistas, es necesario construir otra izquierda, una izquierda revolucionaria y de la clase obrera, que se oponga radicalmente a las ilusiones de que es posible frenarle los pies a la patronal y a los mercados gestionando el Estado capitalista. Una izquierda de la clase trabajadora, de las mujeres, de la juventud, independiente de todos los partidos patronales, que levante un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.

Desde la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras estamos planteando a los grupos de la izquierda revolucionaria del Estado español que comparten esta perspectiva que intervengamos en común en esta crisis con un mismo programa y que abramos la discusión sobre cómo avanzar en poner en pie un partido unificado de la izquierda revolucionaria. Un polo de la izquierda revolucionaria, con independencia de clase, que llame a organizaciones como Anticapitalistas, que acaba de romper con Podemos, o a la CUP de la izquierda independentista catalana, a romper definitivamente con toda ilusión en la gestión del Estado capitalista o con toda ilusión en la alianza con la burguesía independentista catalana.

Porque tenemos que enfrentar una crisis en la que no caben salidas intermedias.

O los capitalistas nos imponen su programa para rescatar a su Estado, para rescatar a sus empresas, para rescatar sus ganancias, o desde la clase trabajadora y el pueblo pobre imponemos la nuestra, en base a la expropiación de los expropiadores, para construir sobre las ruinosas democracias para ricos verdaderas repúblicas de trabajadores y trabajadoras.