Ajuste, devaluación, hiperinflación, privatización: nada nuevo bajo el sol. Un ferroviario jubilado, candidato con Bregman y Del Caño. La historia de saqueos contra el pueblo que resistió. Lecciones para hoy.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Viernes 13 de octubre de 2023
Marcelo "Cucha"González, candidato en las listas de Bregman y Del Caño, repasa su historia como trabajador ferroviario durante todos los gobiernos desde el fin de la dictadura | Mariana Nedelcu
En el 83 iba a votar al peronismo porque el radicalismo era más del campo y yo era obrero, como mi viejo. Cuando Herminio Iglesias quema el féretro con la bandera de la UCR en el Obelisco, dije a estos no los voto ni loco. Voté a Alfonsin más o menos convencido de que con la democracia se comía, se curaba y se educaba. Terminé tirándole piedras con la hiperinflación del 89.
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Para que te des una idea: una vez vi unas botas texanas que estaban de moda. Ponele que salían 80 mil pesos. Al otro día cobro el sueldo, dejo una parte en el casillero y me voy desde calle 1, donde estaba la estación de La Plata, a calle 7. Llego: estaban 90 mil pesos. Vuelvo al laburo. Saco más plata. Llego a 7 otra vez: estaban 100 mil pesos. Mirá si no le voy a tener bronca a Alfonsín… no pude comprármelas. Aumentaban las cosas en horas. La pasé muy mal. Dije estos radicales nunca más los voto, se van a cagar. Hice mi experiencia: en el 89 voté a Menem.
Venía votando a la izquierda pero como no quería que estuvieran los radicales, voté al peronismo para sacarlos. Más que voto útil fue voto bronca. Menem decía salariazo, revolución productiva, qué sé yo… al año también estaba tirándole piedras. Y bueno, en la huelga contra la privatización del ferrocarril del 91 conocí al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y empecé a militar.
La militancia en los 90 fue a contramano. La burocracia sindical traicionó todas las luchas. La izquierda fue barrida del ferrocarril. Fue la peor época del movimiento obrero. Veníamos de la caída del muro de Berlín, la ideología neoliberal, individualista, pro mercado, emergía con todo después de la derrota de la lucha contra las privatizaciones.
Una vida sobre rieles, una historia de saqueos
Marcelo “Cucha” González llega. Apoya un codo sobre la mesa y la cara sobre el puño cerrado. Estira las piernas y cruza los pies. Ceba el mate. Siempre se queja de que está cansado porque viene de una reunión, de un corte, de una manifestación, del escrutinio de una elección universitaria, de lo que sea. Pero lo disfruta. Milita 24/7 ahora que está jubilado. Su forma de desquitarse después de tantos años de trabajo es militar mucho y estar con su nieta. Dice que no extraña el ferrocarril, pero casi siempre anda con ropa de Trenes Argentinos y responde contento cuando alguien lo para en alguna estación para preguntarle algo sobre el servicio.
Nació en 1964 y se jubiló en 2019, después de 36 años de trabajo como maquinista en el Ferrocarril Roca. Condujo durante décadas un servicio público estratégico para el transporte de pasajeros entre las dos almas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): el sur del conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Aires.
A los costados de las vías vio crecer la pobreza y los asentamientos populares, contra los barrios cerrados construidos sobre humedales. Dice que en algún momento pudo haber menos pobreza o menos desempleo, pero eso no alteró el sentido declinante de las condiciones de vida de las grandes mayorías.
“Todo el pueblo lloraba”: adiós al último ferrocarril
Su padre entró al ferrocarril en los años 50, a los 14, como ayudante de telégrafo. Más tarde se convirtió en jefe de estación. En el año 1961 enfrentó con una huelga de 41 días el “Plan Larkin”, el primer intento de desguace del ferrocarril, de capitales ingleses y franceses, para dar paso a la industria automotriz de los yanquis. La resistencia obrera no lo dejó pasar en su mayor parte.
El ataque al ferrocarril continuó más adelante. En 1970 había 3000 locomotoras que se redujeron a la mitad 10 años después; los vagones de carga pasaron de 86000 a 40000 en 1980.
El Cucha tenía 7 años cuando la dictadura genocida cerró una primera tanda de ramales. Presenció con sus propios ojos la partida del último tren de Pipinas, provincia de Buenos Aires, donde vivía. Dice que el pueblo entero lloraba. Por el puesto de su padre tuvieron que mudarse a una localidad donde hubiera estación. Toda la familia terminó en Gutiérrez, conurbano bonaerense.
En 1984 entró al Roca como ayudante de maquinista por el gremio La Fraternidad. En 1985 ingresó a la Facultad de Derecho de La Plata. Dejó la carrera cuando nació su hija en 1991.
La primera imagen del PTS que vio, fueron dos pibas que se le acercaban en bici durante la huelga del 91 contra la privatización del ferrocarril. Se presentaron como estudiantes de periodismo en una asamblea en Tolosa y lo entrevistaron para el periódico Avanzada Socialista.
“Nos cagábamos de hambre”: batallas contra las privatizaciones de Menem
“El objetivo del gobierno era reventarnos y no pudieron, por eso fue un triunfo regrande. Pero no tuvimos todo lo que quisimos y por eso vamos a seguir en lucha” - decía el Cucha a Avanzada Socialista el 10 de abril de 1991, desde la seccional Tolosa de La Fraternidad. “Con unidad y con lucha ningún gobierno es fuerte”, concluía.
El Cucha protagonizó dos huelgas contra el gobierno menemista y su plan privatizador. La primera fue en 1991 y duró 45 días. La dura resistencia obrera se extendió a nivel nacional y ganó amplia simpatía popular. Terminó con un triunfo parcial de la lucha ferroviaria. Menem tuvo que reincorporar despedidos, pagar días descontados y el conflicto entró en un impasse, mientras avanzó con el ataque a otros sectores.
“Cosas negativas: no pudimos conseguir el básico que pedíamos, no pudimos cambiar el plan económico, torcerle el brazo a Menem. Se lo torcimos, pero un poco nomás. Positivas: tenemos cesantes trabajando, se tuvieron que meter las leyes y decretos en el orto, le hicimos temblar la estantería a más de uno. Pienso que todo dirigente sindical burócrata nos habrá tenido en cuenta para que no le pase lo mismo”, continuaba el Cucha en la entrevista en Tolosa.
La segunda huelga fue en 1992, duró 38 días y se limitó más que nada a la línea Roca. La coordinación entre los distintos sindicatos ferroviarios que se había empezado a gestar en la huelga anterior, se disolvió después del primer "triunfo". Cuando volvió contra el ferrocarril, Menem había sacado lecciones. Se jugó a poner a la opinión pública en contra de la lucha que, sin apoyo amplio y sin coordinación con otros sectores, fue derrotada.
Su hija tenía un mes cuando empezó la huelga. La familia de Andrea, su compañera en ese momento, los ayudaba a sobrevivir.
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Después de la derrota de la segunda huelga muchos aceptaron los retiros voluntarios. Pasaron las privatizaciones en el ferrocarril. Unos 80 mil ferroviarios fueron despedidos.
Conciencia del poder de fuego y de la política
La Fraternidad era un gremio poderoso, con mucho poder de fuego. Como habían ganado en el 61 contra el Plan Larkin, en los 90 los fraternales pensaban que alcanzaba con ‘ponga huevo, vamos fraternales’... Yo era uno de esos. Era consciente del poder de fuego que tenía pero no de la política.
En la huelga estaban todas las agrupaciones de izquierda, hasta vino un sector del peronismo de izquierda. El viejo MAS (Movimiento al Socialismo) dirigía el conflicto. Era un partido con responsabilidad en varios sindicatos y peso electoral. Planteaba “luche y vote”, pero no pensaba cómo hacíamos para que esa lucha interpelara más a la población usuaria. Tampoco buscaba coordinar con otros sectores atacados. Planteaba todo el apoyo a la lucha ferroviaria y punto, sin coordinar.
El PTS recién rompía con el MAS, estaba en pleno proceso de elaboración de sus ideas. Planteaba coordinar las luchas y hacer un encuentro que después se hizo en Ensenada con el Astillero Río Santiago. Yo acordaba con eso. Pero ni a mí ni a nadie se nos ocurrió que podíamos poner los trenes gratis para ganarnos el apoyo de la población, por ejemplo.
El PTS empezaba a plantear ‘control obrero’ de la producción y los servicios. Pero era abstracto porque había que remitirse a la experiencia de la revolución Rusa como ejemplo. No existían Zanon y Madygraf como ahora, dos fábricas que funcionan sin patrón bajo control obrero desde hace años.
“No vale criticar al menemismo”: década ganada por la precarización
Los laburantes le echaban la culpa al MAS de la derrota de los 90. Después de la privatización era muy difícil militar en el ferrocarril y decir que eras de izquierda. Por eso en 2002 el Cucha se muda a Florencio Varela.
La actual Lista Naranja Ferroviaria (en ese momento “La Bordó del Roca”) enfrentó los despidos de tercerizados en las empresas Técnica Industrial (2002), Service Express (2003) y en Poliservicios y Catering Word. También, los despidos de trabajadores efectivos en 2005 y 2007. En 2005 peleó junto a organizaciones de desocupados por trabajo genuino. Entre 2010 y 2011 impulsó la lucha de los tercerizados que culminó con el pase a planta permanente de 3500 trabajadores.
El asesinato de Mariano Ferreyra, joven militante del Partido Obrero (PO), expuso la complicidad entre funcionarios kirchneristas y la dirección burocrática de la Unión Ferroviaria a manos de José Pedraza, en el negocio de la tercerización laboral. El 20 de octubre de 2010 una patota del sindicato atacó a un grupo de manifestantes que querían cortar una vía en lucha por el pase a planta permanente. La policía liberó la zona y los patoteros dispararon con balas de plomo. Mariano murió y Elsa Rodríguez, militante del Polo Obrero, fue herida de gravedad. Fue un ejemplo de a dónde llega la burocracia sindical, que desde los 90 avanzó en su integración al Estado amparada por todos los gobiernos de turno y se convirtió en propietaria de empresas tercerizadoras.
En octubre de 2014, el Cucha denunciaba que a pesar de la condena a Pedraza, nada cambió en la Unión Ferroviaria. Su sucesor, Sergio Sassia, continuó la sociedad con el kirchnerismo y se alineó con el ministro de Transporte, Florencio Randazzo, que se preparaba para ser candidato en 2015. Hablaba de una supuesta ‘revolución ferroviaria’ aunque lo poco que hizo fueron cambios cosméticos y producto del descontento de la población usuaria después de las masacres ferroviarias de Once y Castelar.
“Profundizan la política nefasta de privatizaciones y concesiones”, aseguraba el Cucha. “También hay una continuidad del sistema de precarización laboral y de concesiones privatista en los trenes de carga, (...) donde el Estado se hace cargo de todo y las concesionarias sólo administran y se la ‘roban con pala’. No hay un plan de reestructuración integral del ferrocarril (...). No vale criticar al menemismo, cuando se le da continuidad a las mismas políticas neoliberales aplicadas en los ’90”.
Florencio Varela: tierra arrasada por los saqueos
Hay lugares del segundo cordón del conurbano, donde está lo pobre de lo pobre: Berazategui, Almirante Brown, Guernica. Florencio Varela, donde vivo yo, es más bien todo tirando a pobre. En 2002 tenía el 70 % de desocupación. Había miles de personas en los movimientos de desocupados. Post 2001 empezaron a andar los trenes de cartoneros. No había laburo, no había educación, la gente ya no tenía plata para comida. Proliferaron las ferias del trueque.
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Con la recuperación económica post 2001 una gran parte de los desocupados consiguieron laburo, un sector volvió a las fábricas y empresas de servicios aunque la enorme mayoría como precarizados, tercerizados, cuentapropistas. Después de la pandemia se ve que eso no solo se mantuvo, sino que se profundizó. Hoy la desocupación bajó a un 7 % en el país, pero los trabajos son muy precarios y con sueldos bajos, sino ¿cómo se explican los 19 millones de pobres?
Macrismo: más endeudamiento, más tarifazos, menos ramales
Durante el macrismo, la lista Naranja ferroviaria impulsada por el PTS enfrentó el ajuste vía despidos, cierre de ramales, aumento de tarifas y persecución a luchadores y luchadoras.
En enero de 2018 la gobernadora bonaerense de Cambiemos, María Eugenia Vidal, decretó la extinción de Ferrobaires, una empresa de transporte del sistema ferroviario de pasajeros provincial. Dejó casi 1500 familias en la calle.
El ajuste macrista contó con el silencio de las burocracias sindicales de los cuatro gremios ferroviarios: La Unión Ferroviaria, La Fraternidad, Señaleros (Asfa), y administrativos-jerárquicos (Apdfa). La misma complicidad encontró en el resto de la burocracia para el conjunto del ajuste.
En junio de 2018 Mauricio Macri vuelve a tomar un préstamo con el FMI, el más importante en la historia del organismo, que según declaró el mismo ex presidente, se usó para “dársela a los bancos” y financiar la fuga de capitales.
El país vive “un nuevo proceso de saqueo contra el pueblo trabajador como los que hemos sufrido en distintas ocasiones de nuestra historia - denunciaba en el suplemento Ideas de Izquierda el sociólogo y dirigente del PTS, Christian Castillo - En cada crisis nacional de envergadura la clase dominante impuso su salida a costa de la clase trabajadora y también de vastos sectores de las clases medias”.
La llegada hasta este nuevo ataque contra las mayorías, se da sobre la base del deterioro y la precariedad que todos los gobiernos consolidaron. En 2019 el Frente de Todos prometió retrotraer los tarifazos de Cambiemos, pero aplicó otros. Prometió investigar la deuda ilegal pero incluso en plena pandemia le pagó al FMI dólar sobre dólar.
El sentido declinante de la flecha en las condiciones de vida de las mayorías laboriosas nunca se revirtió. A lo largo de la historia que cuenta el Cucha la pobreza pasó de un 4% antes de 1976, a 40,1% en 2023. En 1974 el trabajo no registrado afectaba a un 20 % de los asalariados y ahora ronda el 37%. La desocupación que era del 2,7 % en los 70, hoy está en un 6,9%.
De este pozo solo se sale por izquierda
Todavía vive y milita en Florencio Varela, donde impulsa asambleas abiertas con trabajadores y trabajadoras del ferrocarril, docentes, de reparto, municipales, de casas particulares, desempleados, desempleadas y estudiantes de escuelas secundarias, terciarios y universidades.
El partido se fortaleció en la zona sur entre 2014 y 2015, durante la campaña presidencial en la que el PTS ganó las internas del Frente de Izquierda al PO e Izquierda Socialista (IS) con la candidatura de Nicolás del Caño y Myriam Bregman.
En 2021 el Frente de Izquierda sacó 18 mil votos en Varela, casi un 8%, que lo ubicó como tercera fuerza nacional y casi obtiene un concejal. En las PASO 2023, la lista del PTS e IS encabezada por Bregman - Del Caño, le ganó la interna al PO y al Movimiento Socialista de Trabajadores (MST), con más de un 4% para los cargos nacionales y municipales. Este resultado en el segundo cordón supera el promedio nacional en unas elecciones ejecutivas, que siempre son más difíciles que las legislativas para la izquierda.
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Ahora el Cucha vuelve a dar la pelea como candidato en el terreno electoral, como en las calles, por una salida diferente: si se deja de pagar la deuda externa fraudulenta, junto a otras medidas, toda la riqueza que produce la clase trabajadora se podría destinar a educación, salud, vivienda.