Unamos fuerzas para pelear en defensa de la educación pública y gratuita, porque es un derecho que no tienen la gran mayoría de las y los hijos de las familias trabajadoras.
Jueves 13 de mayo de 2021
Durante este año de pandemia quedó en evidencia que la educación pública y gratuita está atravesada por la profunda crisis económica internacional, social y sanitaria ¿Cómo se expresa?
En primer lugar, con las escuelas cerradas físicamente, no se ha garantizado la gratuidad de la educación con el acceso irrestricto y sin ningún costo al internet, y a equipos de cómputo. Cabe preguntarnos ¿por qué el Estado no se hizo cargo? ¿Por qué permitió que las empresas de telecomunicaciones ganaran fortunas a costa de este recurso? Claramente porque la educación a distancia se ha transformado en un negocio millonario.
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Y, ¿qué sucedió con las y los alumnos? Un sector importante abandonó la escuela pues debieron de optar, obligatoriamente, por salir a trabajar porque sus padres fallecieron, se contagiaron, se quedaron sin empleo o les redujeron el salario, o bien, no pudo continuar con sus estudios por no contar con los recursos digitales indispensables.
A la par, las y los profes afrontamos la sobrecarga laboral y la agudización del rezago, teniendo que evaluar bajo simulaciones, dado que en las condiciones que nos encontramos es imposible un proceso de aprendizaje significativo y, más recientemente, estamos ante el anuncio de la vuelta a clases presenciales sin que se garanticen todas las medidas necesarias para evitar los contagios de docentes, alumnos y sus familias. Cuestión que no es menor, puesto que ya estamos viendo sus consecuencias en otros países y hoy, a pesar de la multiplicación de muertes en esas experiencias, se anuncia en el sector básico de Mèxico, para extenderlo al resto de niveles e instituciones.
Volver a clases presenciales en condiciones realmente seguras, implica en primer lugar la vacunación de toda la población. A la par, creemos que hay que exigir el aumento de emergencia al presupuesto educativo, ya que no garantizar los insumos necesarios ni las condiciones óptimas es parte del avance de la privatización en la educación.
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Unamos nuestras fuerzas
Pero, aquí no termina, en los últimos meses también vimos a la Suprema Corte de Justicia aprobar la reducción de los ingresos de las y los jubilados, al pagar las pensiones en UMAS. Los docentes de escuelas privadas han enfrentado además despidos y rebajas salariales desde el inicio de la pandemia y a muchas de ellas las obligaron a seguir acudiendo en riesgo a sus escuelas. De la mano del anuncio de despidos en el sector apelando a la política de austeridad bajo la titularidad de Delfina Gómez como titular de la secretaría de educación pública (SEP).
Hace unas semanas vimos a los profesores de asignatura de la UNAM comenzar a organizarse y luchar contra la precariedad y por plenos derechos laborales como la basificación, de la misma forma que vimos a los docentes de la UACM hace un año pelear por las mismas demandas. Todo lo que hemos mencionado en líneas anteriores nos expresa que en el sector educativo se desarrollan una serie de conflictos fragmentados, pero el ataque a la educación pública y gratuita es generalizado.
Como, por ejemplo, los maestros de Morelos que reclaman sus salarios, los docentes de nuevo ingreso y a los que USICAM les niega sus plazas, las trabajadoras subcontratadas y despedidas del IEMS, los estudiantes que se opusieron a la imposición de cuotas como en Colima, los profesores de la ESEF que reclaman salarios y prestaciones, las y los profesores de la UNAM, entre otras luchas, pero también, otras como las luchas atomizadas de las y los trabajadores de la salud a lo largo y ancho del país desde la primera línea contra la pandemia, la huelga que sostienen las y los trabajadores del SutNotimex, la lucha del movimiento de mujeres y las de los defensores de la tierra que siguen enfrentando asesinatos.
Pero, no estamos solos, pues estas luchas también se expresan en otros países, como los paros de docentes en Argentina frente al regreso a clases presencial que lleva decenas de maestros fallecidos y cientos de niños hospitalizados, así como la gran lucha triunfante del sector salud al sur de ese mismo país, o la lucha por las becas en Costa Rica, o la crisis que devino en Colombia.
¿Qué perspectiva para vencer?
Entonces, ¿debemos responder en lo individual desde las afectaciones que padecemos en nuestras escuelas? ¿O podemos forjar la unidad para mostrar que nos somos unos pocos los que enfrentamos los ataques?
Claramente, estos duros avances en detrimento de nuestras condiciones de trabajo y estudio, han sido posibles por el rol que juegan las direcciones sindicales burocráticas que, en medio de todo este ataque, se han declarado como “el ejército ideológico de la 4T”, y lo han dejado pasar con abierta complicidad, tanto en básica como en nivel superior.
Ahora bien, por su parte, aquellas direcciones sindicales que se reivindican democráticas o que se postularon como opositoras durante el sexenio de Peña Nieto, hoy, en aras de ser escuchadas y atendidas por el gobierno, han renunciado a la movilización unitaria, permitiendo también, en los hechos, que estos planes continúen, y aun peor, ya que de esa forma, nos han sacado de las calles a la espera de una mesa de negociación que, si bien de vez en cuando llega, jamás cumple nuestras reales demandas.
Por todo esto, nos parece que en este momento no tenemos nada que perder pero si, todo por recuperar, la elitización y privatización se exacerban de múltiples formas, mientras que la precarización de las y los trabajadores de la educación es una realidad insostenible a la par del ataque ideológico que desmantela contenidos para tecnificar aún más el conocimiento.
Demos una gran pelea en defensa de la educación pública y gratuita y por la salud y la vida de toda la clase trabajadora. Salgamos a las calles conjuntamente este sábado 15 de mayo “Día del maestro y la maestra”.
Nos vemos a las 12pm en el mitin que se realizará frente a Palacio Nacional.
Estudiantes, normalistas, docentes y trabajadores de la educación…
¡en las calles luchando también enseñamos!