Octavio Argüello, el camionero que reemplazó a Pablo Moyano, dijo que no se pueden tolerar las paritarias cero. Pero el gobierno sigue congelando salarios y no quiere homologar aumentos. Milei ataca, la CGT piensa.
Jueves 23 de enero 09:45
Como venimos diciendo, mientras el gobierno y los empresarios atacan, la CGT sigue de vacaciones. Pero parece que entre agua y sol, también le surgen pensamientos.
Es el caso de uno de los integrantes del triunvirato, el cosecretario general Octavio Argüello. El sorpresivo reemplazante de Pablo Moyano dijo que “no vamos a aceptar paritarias cero porque la inflación no es cero”. Bien. También agregó que “si el gobierno se opone a las negociaciones habrá conflictividad social”. Bien. El tema es cuando la repregunta lo empuja a una definición más concreta: “el conflicto por sí mismo no tiene mucho sentido, tiene que haber un paro y un plan de lucha y lo estamos pensando”.
Y uno no puede evitar imaginarse una imagen congelada de Daer o alguno de los dirigentes cegetistas observando al horizonte, mirando a la nada pensando en todo.
Es que aún los gremios más fuertes, que son los que han perdido menos poder adquisitivo comparando a los estatales e informales, vienen con los salarios golpeados. Y encima el gobierno viene pisando las paritarias. Por un lado, buscando que no superen la imaginaria inflación de Caputo. Pero además imponiendo acuerdos a la baja, como vimos en La Fraternidad que denuncia que el aumento significa “dos chupetines diarios”. En el caso de Camioneros, Hugo Moyano también habló de “plan de lucha” pero firmó un salario bastante por debajo de lo que había anunciado. Incluso el gobierno se niega a homologar los acuerdos a los que llegan las conducciones sindicales y las cámaras empresariales, como en Sanidad.
Una provocación tras otra.
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Daer, Martínez o Rodríguez ni siquiera hablan de medidas. Pero el ala supuestamente disidente del sindicalismo peronista se limita a “pensar” en medidas. Ni siquiera tomarlas en sus gremios o con otros sectores, como fue el paro del transporte. Estamos ante una decadencia cada vez más profunda de la burocracia.
Antes de terminar la entrevista, Argüello insistió: “Siempre está latente la posibilidad de una medida de fuerza. Si no hay respuesta tendremos que ir al conflicto”.
Eso es lo que esperan muchos sectores que están siendo atacados, desde colectiveros y ferroviarios, al personal de salud que resiste en los hospitales y quienes son despedidos en forma discriminatoria en Shell, Pilkington, Praxair y otras empresas.
Para que el “pensamiento” de la CGT se convierta en un hecho concreto, un plan de lucha, no alcanza con exigirles. Están muy cómodos en sus reposeras. Hay que unir a todos los luchadores, pelear duro, sacudir la pasividad y así imponerles las medidas de fuerza que puedan derrotar el plan de Milei y los empresarios. No hay otra.