Creada hace 190 años y multiplicada hasta el infinito en cualquier cantidad de reproducciones, la estampa japonesa se convirtió en un verdadero ícono que llegó hasta nuestros días. Te contamos algunas curiosidades que seguramente no sabías.
Meke Paradela @mekepa
Lunes 22 de noviembre de 2021
Murales, tatuajes, fundas para celular, ropa, dibujos y hasta intervenciones artísticas sobre otros cuadros. Es probable que Katsushika Hokusai haya sido incapaz de sospechar hasta qué punto su obra de arte iba a traspasar las fronteras de las costas japonesas para convertirse en un ícono que actualmente conoce casi todo el mundo. Estamos hablando de La gran ola de Kanagawa, publicada entre 1830 y 1833 y que continúa siendo recreada por todas partes.
La obra, que mide apenas 25,7 x 37,8 centímetros, muestra a un océano embravecido con una ola enorme a punto de estrellarse sobre el agua. Sin embargo, el eje de Hokusai no estaba puesto en ella sino en lo que se ve al fondo, casi en el centro de la escena: el monte Fuji. Tan relativa era la presencia de la ola para el artista que la estampa fue incluida dentro de una serie de 46 xilografías que se llamaron “Treinta y seis vistas del monte Fuji". Para ponernos en contexto, el monte era sinónimo de espiritualidad y de cierta adoración, ya que la nieve de la cima era fuente de agua y algunos hasta pensaban que guardaba el secreto de la inmortalidad.
El pintor tenía 70 años cuando la elaboró. Sus obras de arte eran conocidas como “manga”, que no es exactamente lo que se conoce ahora por ese nombre y que también tenía otro tipo de significado. Según sus propias palabras, nada de lo que había producido antes era “digno de mención” y se autopercibía como “anciano, loco por la pintura”.
Debido a que Japón estuvo dos siglos aislado, La gran ola tardó en conocerse por fuera de sus costas. Sin embargo, los productos extranjeros podían ingresar sin problemas al país, algo que explica el azul intenso y profundo de la obra, un color conocido como azul de Prusia cuyo origen, lejos de ser japonés, era claramente alemán. Sin embargo, esa no fue la única licencia foránea que se tomó Hokusai, ya que gracias a la perspectiva matemática aprendida de los grabados europeos traídos por los comerciantes holandeses, ubicó al monte Fuji al fondo de la escena. Quizás esta sea la razón por la que, en conjunto, la obra fue un boom al llegar a Europa.
Cuando se abrieron las fronteras japonesas, la cultura invadió con fuerza el mundo occidental. La gran ola de Kanagawa fue presentada en plena Revolución Industrial en la Exposición Universal de 1867 en París, y su impacto fue revolucionario debido a la sencillez con la que era presentada la escena en contraste con la parafernalia de los grandes cuadros de Europa. A tal punto fue importante la obra que fue una de las influencias del movimiento impresionista francés que luego originó al modernismo europeo. En una carta a su hermano Theo de 1888, Van Gogh escribió que "(’La gran ola’) de Hokusai te hace gritar "No sabía que uno pudiera ser tan aterrador con el azul y el verde", pero en su caso con sus líneas, su dibujo...Te decís a vos mismo: estas olas son garras, el barco está atrapado en ellas, podés sentirlo". Incluso hay quienes señalan a "Noche estrellada", con el azul de Prusia y las formas de la ola de Hokusai en el cielo, como la muestra más vívida del impacto que dejó en el modernismo.
La reproducción de La gran ola era muy económica. Cada impresión valía casi lo mismo que una comida. Era un arte barato, pero cuando se imprimía en grandes cantidades con una buena técnica, podía algo ser muy rentable ya que se usaba como adorno de las viviendas. Pero al gobierno japonés no le gustaba mucho que fuese un ícono japonés debido al origen más plebeyo de su creación: era un grabado en madera y ese tipo de creaciones no eran consideradas entonces como arte. Sin embargo, con el boom de la década de 1960 de algunos artistas con la cultura popular, las xilografías japonesas antiguas, producidas en grandes cantidades, baratas y elaboradas con elementos indispensables, fueron una fuente de inspiración artística que se pudo ver por ejemplo en Roy Lichtenstein.
Quizás ahora puedas ver a La gran ola de Kanagawa de otra manera.
Meke Paradela
Nació en Capital Federal en 1985.