Cientos de estudiantes ingresan cada año a las escuelas normales de CABA. El tramo final de la carrera es el más duro. ¿Qué vericuetos hay que atravesar para recibirse de maestro de grado?
Sábado 9 de abril de 2016
En la ciudad de Buenos Aires existen 11 escuelas Normales. Cientos de estudiantes ingresan año a año con la aspiración de convertirse en docentes para dar clases en escuelas primarias y jardines. Luego de hacer cuatro talleres de prácticas docentes, a contra turno de la cursada y sin ningún tipo de remuneración o ayuda económica, llegan las residencias y es en este tramo final donde las cosas se complican para poder dar término a la carrera.
Para encarar las residencias hay dos posibilidades. La forma tradicional consiste en cuarenta días de dictado de clases en una escuela asignada por el Normal en el que se cursa y donde se es observado por el maestro a cargo del grado y el docente de prácticas, sin remuneración a cambio. Solo aquellos que no tienen problemas de horarios en sus trabajos pueden realizarlas de esta forma. Por otra parte en estos últimos años, mediante un edicto los alumnos que cuentan con el 70% de la carrera pueden ingresar al listado de emergencia en la escuela pública. Este es un listado complementario que se abre en los distritos ante la falta de docentes.
A su vez existe la resolución Nº 1506/MEGC/15 que habilita a acreditar las residencias con suplencias en la escuela pública. Para esto los residentes deben cumplir treinta días hábiles de suplencias. En este caso se recibiría un sueldo en relación a los días trabajados, pero para ello se debe tener amplia disponibilidad para ir todos los días a los actos públicos en ambos turnos y optar por no trabajar hasta tanto no se den suplencias. La paga proporcional a los días trabajados llega recién tres meses después. Cabe aclarar que el listado de emergencia que incluye a los estudiantes con el 70 por ciento de la carrera, ocupa el tercer lugar en jerarquía para acceder a suplencias, luego del listado oficial que contempla a docentes con título y un cargo y el listado complementario de los docentes recibidos y sin ningún cargo.
Dime quién eres y te diré qué haces por la educación en los Normales
La Dirección de Formación Superior de la Ciudad está dirigida por Fabián Valiño, ex director del Profesorado de Matemáticas en el instituto Joaquín V. González. Es conocido por poseer un concepto anticuado de la educación pública y por estar en contra de la organización político-estudiantil. Parte de su equipo está conformado por la ex rectora del Normal N°1 Marcela Pelanda, quien en varias oportunidades intentó frenar la organización estudiantil en los niveles terciario y secundario. También se mostró bastante reticente a debatir cuestiones de género por su gran compromiso con la religión católica y su formación en la UCA.
La resolución que permite a los estudiantes optar por realizar sus residencias mediante suplencias no es aceptada por los directivos de todos los Normales. Además, desde la Dirección de Formación Superior de CABA aún no han resuelto si la aprobarán o no este año. Por esta razón, antes de comenzar el ciclo lectivo 2016 alumnos del profesorado Mariano Acosta se acercaron a la Dirección de Formación Superior a presentar una carta para que se habilite la resolución. Esta semana, el nuevo funcionario de Cambiemos respondió que aún no pueden aprobarla porque no se trata de un asunto que corresponda a su área y no cuenta con el aval para dar curso a esa petición. Este aval tiene que venir de Marcela Pelanda, de quien se conoce que no tiene acuerdo en aprobar esta resolución, ya que nunca se implementó en el Normal 1.
Por otra parte la UTE se comprometió a colaborar con la pronta resolución del conflicto pero hasta ahora no han movido un dedo para dar respuesta a este problema. Queda más que claro que la resolución a este conflicto tiene que surgir de los propios estudiantes, ya que tanto Cambiemos como el FpV/PJ no han dado respuesta acorde a las necesidades de los estudiantes.
Ni viáticos, ni resolución: residencias subsidiadas.
Como se expresa, no existe ninguna alternativa que garantice los derechos de los estudiantes a recibir una educación digna. Una buena salida que podría plantearse y que habría que discutir es la existencia de residencias pagas. Esto consistiría en que los alumnos desarrollen sus residencias de manera tradicional pero que el Estado les pague un cargo docente por ello.
Los docentes enfrentan los ataques de cada gobierno de turno y año a año son quienes le ponen el cuerpo a la educación pública y la sostienen. De la misma forma, deberán ser los estudiantes de las escuelas normales, los que en común con los trabajadores de la educación logren imponer esta perspectiva.