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Red Internacional
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Sheridan y El Universal contra el movimiento estudiantil y el derecho a la educación

Recientemente el periódico El Universal publicó un artículo escrito por Guillermo Sheridan titulado “La UNAM, otra vez de nuevo”. En éste, el autor pretende hacer pasar por información “objetiva” las impresiones que obtuvo de una rápida búsqueda en google y desde una clara lejanía de los problemas que aquejan a la comunidad universitaria, propia de alguien que es parte de la llamada casta dorada.

Martes 18 de octubre de 2022

La columna de Sheridan (que más bien pareciera ser una ficha policial sobre nuestro diario y las organizaciones que lo impulsamos), está llena de imprecisiones que, lejos de responder a una práctica periodística amateur, tienen todas las características de ser intencionadas desde una línea editorial de derecha.

Comencemos por el claro desconocimiento del doctor Sheridan respecto al funcionamiento del movimiento estudiantil. El autor afirma que, el “paro estudiantil”, el cual ha alcanzado más de una treintena de escuelas -no solo de la UNAM, sino también del IPN y de la Universidad de Chapingo, elemento que convenientemente omite- es “coordinado por la Asamblea Interuniversitaria” que “tiene actividades desde el 2018”.

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Esta afirmación no es inocente, pues pretende borrar del panorama el hecho de que estos paros han sido votados por asambleas de miles -como el caso más reciente de la FES Cuautitlán que al ver que sus demandas no fueron resueltas por las autoridades de sus facultades, decidieron de manera democrática y masiva irse a paro como medida para imponer sus demandas a las autoridades. Así, Sheridan busca presentar los paros como operaciones impuestas a las comunidades por un fantasma al que llama “asamblea interuniversitaria”.

Parece que debemos partir por explicarle al señor Sheridan que, las Asambleas Interuniversitarias son el espacio organizativo donde convergen asambleas de las diferentes escuelas para avanzar en la articulación de las demandas y de la organización para conquistarlas, pues partimos del entendido de que las problemáticas particulares de cada facultad, escuela y universidad, responden a una política oficial de ataque a la educación pública, que incluye múltiples cobros ilegales, tecnificación de contenidos y precarización de condiciones de estudios y trabajo.

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Estas asambleas interuniversitarias son convocadas por el propio estudiantado y así ha sido históricamente, no solo en el actual movimiento, sino también en el 2020 con el movimiento “UNAM No Paga”, donde cientos de docentes y estudiantes confluimos para demandar el pago a los docentes de asignatura y el fin de la precarización laboral que vive el 70% de la planta docente en la UNAM. Sucedió lo mismo en el 2018 con el movimiento “Fuera Porros de la UNAM” y en decenas de ocasiones previas.

Estas asambleas no son instituciones por encima del movimiento estudiantil, sino que emanan de éste en la búsqueda de construir espacios democráticos que, a través de la unidad y la movilización, fortalezcan las luchas en defensa de la educación, de los derechos laborales, contra el porrismo y la antidemocracia, etc.

En su búsqueda de información en internet, para satisfacer su nada inocente curiosidad, el doctor ni siquiera se tomó la molestia de buscar el pronunciamiento de la Asamblea Interuniversitaria concerniente al movimiento actual, sino que decidió hacer referencia al pronunciamiento elaborado en febrero de este año —en una asamblea convocada a raíz de la imposición del regreso a clases presenciales—, donde se denuncian las condiciones de precariedad y falta de seguridad y medidas sanitarias para docentes, trabajadores y estudiantes; así como la falta de información clara por parte de las autoridades, condiciones que se hicieron evidentes al regresar a las aulas y que fueron una de las detonantes del actual movimiento.

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Sheridan habla de “denuncias recicladas contra la UNAM”, como si los pliegos petitorios y las demandas del estudiantado fueran excusas sacadas de la manga para atacar a la “Máxima Casa de Estudios”. No hace falta mucho esfuerzo, tan solo hay que preguntarle a algún estudiante, docente o trabajador que, a diferencia de nuestro autor, sea parte de la comunidad universitaria y padezca sus carencias, para darse cuenta de que todas las condiciones de estudio y demandas a las que, ocupando comillas, Sheridan se refiere con desdén, son una realidad innegable.

Que alguien niegue que la universidad es excluyente y elitista siendo que año con año deja a millones de estudiantes fuera de sus aulas mediante exámenes estandarizados; que no garantiza comedores, transporte ni dormitorios gratuitos para que lxs estudiantes no dejen sus estudios por limitantes económicas y sociales; que la pandemia profundizó los padecimientos de salud mental y que aumentó la violencia de género; que la universidad es profundamente antidemocrática porque once notables que eligió un consejo por el que votó un ínfimo porcentaje de la comunidad, es el que elige al rector, lo hace con claros objetivos políticos y ocultar lo evidente.

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Si el señor pretende desacreditar las demandas que han movilizado a miles de estudiantes y a otros millones a lo largo de la historia reciente de este país, que por lo menos se tome la molestia de pasar un día experimentando la vida de la comunidad universitaria.

Pero este ataque al movimiento estudiantil no es nuevo en Sheridan. En septiembre de 1999, durante la heroica huelga que decenas de miles de estudiantes mantuvieron para frenar la imposición de cuotas en la UNAM y así defender el derecho a la educación gratuita para las generaciones venideras, publicó esta columna en Letras Libres, donde demanda el empleo de las fuerzas represivas para romper con la huelga, de la cual habla con aún más desdén que del movimiento actual.

En otro artículo publicado por el doctor Sheridan en la revista Vuelta, del cual podemos encontrar un fragmento en esta tesis, afirma sin ningún tapujo que, “ingresar a una universidad por derecho no es distinto a hacerlo por dinero: el derecho de uno o el dinero de otro, en tanto que no son méritos académicos individuales, son igual de insignificantes”.

A través de una búsqueda por internet, tal vez un poco más seria que la breve indagación de nuestro autor, pueden encontrarse diversos artículos donde queda de manifiesto que para Sheridan, la educación superior nada tiene que ver con un derecho al que cualquier persona debería tener acceso, y queda claro también que es enemigo declarado del movimiento estudiantil, sus demandas y su compromiso social.

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En medio de las acusaciones y el intento de deslegitimación del movimiento estudiantil, pretende responsabilizar a las organizaciones que impulsamos la red internacional La Izquierda Diario, como si fuéramos el hilo negro detrás de las protestas, lo cual implica tanto una subestimación del movimiento y sus legítimas demandas, así como un intento de demonizar a la izquierda.

El Movimiento de lxs Trabajadorxs Socialistas, al cual también hace referencia en diversas ocasiones a lo largo de su columna, es una organización conformada por estudiantes, docentes y trabajadores de la UNAM, estatales e industriales, que, al igual que decenas de organizaciones de la izquierda independiente, somos parte,, del movimiento estudiantil, en el cual impulsamos el derecho a la libertad de tendencias. Esto es, el derecho democrático de cualquier estudiante, colectivo u organización a promover sus propuestas y defender sus ideas y participar como parte de la comunidad de la discusión sobre cómo resolver las diversas problemáticas que aquejan a la casa de estudios y a quienes le damos vida.

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En nuestras escuelas y universidades impulsamos la Agrupación Juvenil Anticapitalista, la agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas, y Desde las Bases STUNAM con académicos y trabajadores administrativos. Como estudiantes, docentes y trabajadorxs, participamos de las asambleas y del movimiento con una política de masificación que, de manera independiente a las autoridades y ante sus planes reaccionarios, aporte al desarrollo de la lucha y la radicalización de su política, insistiendo en que la salida para nuestras demandas radica en pelear por un gobierno tripartito de mayoría estudiantil.

Defendemos que debe ser la comunidad la que decida el rumbo de la universidad, buscando abrir sus puertas y ponerla al servicio del pueblo pobre y trabajador. Porque a diferencia de Sheridan, tenemos la firme convicción de que la educación no debe ser un derecho restringido a una élite ni una mercancía, sino que debe estar al servicio del libre desarrollo de las personalidades del conjunto de la clase trabajadora y sectores populares. Además, estamos convencidos y convencidas de que solo con la más amplia organización democrática e independiente y la unidad combativa lograremos arrancar estas demandas.

Hemos sido parte del movimiento estudiantil y de sus luchas desde la huelga del ‘99 en unidad con la agrupación Contracorriente; de la defensa de la educación gratuita, y sostuvimos una perspectiva alternativa - junto a miles de estudiantes-, respecto a corrientes que pertenecen a partidos patronales responsables del saqueo y la militarización del país, como el PRI, el PAN o el PRD.

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Fuimos parte del movimiento estudiantil que, bajo acuerdo de asambleas, paró sus escuelas y tomó las calles en apoyo a los trabajadores de Luz y Fuerza que fueron despedidos de la noche a la mañana en el 2009, y cuatro años después nos movilizamos en apoyo al magisterio combativo en su rechazo a la Reforma Educativa neoliberal y contra la brutal represión orquestada por el gobierno de Mancera y Peña Nieto.

Participamos en la Coordinadora Metropolitana contra la Militarización (Comecom) en el 2011 para denunciar la supuesta guerra contra el narco de Calderón. Fuimos parte del “Yo Soy 132” contra la imposición de Peña Nieto, responsable de la masacre de Atenco; así como de la lucha por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y de los esfuerzos por combatir el machismo y la violencia de género dentro de nuestras escuelas y dependencias y el movimiento que exigió justicia para Lesvy Osorio Berlín.

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Desde La Izquierda Diario, un medio independiente, autofinanciado y militante que forma parte de una red internacional en 14 países y 8 idiomas - misma que impulsamos con organizaciones que somos parte de la Fracción Trotskista Cuarta Internacional-, difundimos nuestras ideas a la vez que reproducimos los comunicados y pronunciamientos emanados de las asambleas, pues es nuestro objetivo dar a conocer y fortalecer la voz y la lucha de la juventud, las mujeres, disidencias y de la clase trabajadora, así como de los sectores en lucha que enfrentan a las políticas antipopulares del gobierno, y a la derecha.

Nuestro diario está al servicio de difundir una perspectiva socialista y construir un partido revolucionario de la clase trabajadora en nuestro país y a nivel internacional. Esto, a diferencia de los medios de derecha u oficialistas que, o bien no expresan la realidad o se dedican a desinformar y tergiversan las demandas del estudiantado y los trabajadores -para dar voz a las autoridades y los intereses de la patronal-, o terminan dando cabida a "columnas" reaccionarias como la aquí mencionada.

Ante la nota tendenciosa de Guillermo Sheridan, exigimos derecho de réplica al diario El Universal y que se responsabilice por difundir información falsa y facciosa en voz de Sheridan, y llamamos a repudiar un actuar que fortalece la criminalización del movimiento estudiantil y de las organizaciones de izquierda independiente dentro de la UNAM.