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Red Internacional
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Reforma energética. Sin oposición, concluye parlamento abierto

Concluyó el ejercicio sobre la Reforma energética en la Cámara de Diputados, con pleno apoyo de gobernadores del Morena

Martes 1ro de marzo de 2022

A lo largo de la discusión, participaron tanto gobernadores del partido oficial como expertos investigadores y académicos, funcionarios, corporaciones y empresas privadas, así como grupos ecologistas y de la sociedad civil. A través de 27 foros de discusión, se abordaron las implicaciones de la reforma energética.

No obstante, en la clausura estuvieron ausentes los gobernadores y representantes de la oposición conservadora, que en múltiples ocasiones han cuestionado el proyecto presentado por el presidente y que ya ha sido aprobado por los poderes legislativos.

Los argumentos de la derecha y el empresariado han versado sobre todo sobre la necesidad de “defender la competitividad, la inversión y los consumidores”, pero en realidad buscan preservar y profundizar lo que ya entregó la repudiada reforma energética aprobada bajo el sexenio de Peña Nieto. Es decir, más despojo y entrega de nuestros recursos.

Incluso cuando hablan de energías renovables o limpias, lo hacen en pro de las ganancias de los empresarios. Este ha sido el discurso al que ha recurrido también la Casa Blanca en relación a la implementación del T-MEC, una de sus principales preocupaciones frente a la propuesta de Reforma del Ejecutivo, misma que fue modificada para atender a las preocupaciones del vecino del norte.

Por otro lado, el discurso oficial ha presentado la reforma como un avance el desarrollo de la industria energética nacional frente a las concesiones de explotación de recursos otorgadas a diestra y siniestra a empresas extranjeras y nacionales privadas durante sexenios anteriores, aumentando el peso del Estado en esta industria estratégica.

Eso sí, sin retroceder un ápice en lo que ya se había entregado con anteriores reformas y buscando evitar, a toda costa, la confrontación con el imperialismo. Por lo mismo, no contempla una nacionalización del conjunto del sector, para romper con la dependencia frente al imperialismo, lo único que podría permitir una verdadera soberanía energética, avanzando en el camino de expropiar sin indemnización a todas las empresas extranjeras y nacionales privadas del sector energético, y poner la industria al servicio de los intereses de las grandes mayorías mediante el control obrero y por usuarios de la misma.

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