Frente al reparto de utilidades que se llevará a cabo muy pronto, se hace necesaria una reflexión sobre cómo funciona y qué necesitamos como clase trabajadora.
Miércoles 24 de abril
La participación en las utilidades de las empresas es un derecho conquistado por la clase trabajadora mexicana para recibir una parte de las ganancias que obtiene un patrón por la actividad productiva o los servicios que ofrece. Lo debemos recibir a más tardar el 30 de mayo cuando el patrón sea una persona moral -una empresa-, o cuando éste figura como como persona física, debe hacerlo a más tardar el 29 de junio.
L@s trabajador@s participamos en las utilidades que arroje una empresa, de acuerdo con el porcentaje que determina la Comisión Nacional para la Participación de los Trabajadores en las Utilidades de las Empresas (el cual a la fecha asciende al 10% de las utilidades netas).
La utilidad repartible se divide en dos: una que es por igual entre tod@s l@s trabajador@s, tomando en consideración el número de días trabajados por cada un@; la otra se divide en proporción al monto de los salarios devengados por el trabajo prestado durante el año.
Es aplicable a l@s trabajador@s que hayan laborado por lo menos 60 días en empresas con cierta cantidad de utilidades netas y que éstas tengan más de un año en funcionamiento. Por lo que las patronales deben dar a una copia a l@s trabajador@s de su declaración fiscal. Para este derecho constitucional, el salario que se considera es aquel por cuota diaria, y cuando sea variable se toma como cuota diaria el promedio correspondiente al total del año.
Por Ley, se tiene un plazo de un año para reclamar el pago de las utilidades. En caso de que el patrón no las proporcione, se le imponen multas que van de los 50 a los 5,000 salarios mínimos vigentes, según lo señala la Ley Federal del Trabajo (LFT).
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Las peleas que se dieron por conquistar este derecho y por conservarlo, han sido bastas y son un ejemplo de lucha y organización en México con gran repudio a la política de empresas nacionales y de países imperialista de evitar pagarlas.
Tenemos casos como en el 2022, en Mazda Logi, en donde las utilidades eran bajísimas, constituyendo un robo para l@s trabajador@s o el de KB-TEL Telecomunicaciones, donde se denunció que, pese a que las ganancias de Grupo Carso habían aumentado, las utilidades disminuyeron casi 60%; así lo mismo en CONDUMEX. También el año pasado en Lala en Guanajuato, se dieron largas para cansar a los extrabajadores y evitar repartir esos recursos económicos; en Mazda en el momento en que se extendió el descontento, la patronal intentó reprimir a quienes se ponían a la cabeza de exigir estos derechos. Esto se replicó en otros estados, como en Yucatán, donde se denunció el no pago de utilidades.
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El tope a las utilidades que estableció la 4T
Con la reforma laboral de 2021 se impusieron topes legales al monto en la participación de utilidades: tres meses del salario del trabajador o el promedio de la participación recibida en los últimos tres años. La razón que se dio para imponer este tope, fue que, a través de este acuerdo, se destrabaría la reforma de la subcontratación. No obstante, en la realidad se conservó la subcontratación, pero ahora regulada con una serie de requisitos. O sea, se mantuvo el outsourcing y también se limitó el monto de las utilidades al 10%, por lo que las empresas y patrones se quedan con la mayor parte de las ganancias que son el fruto de nuestro trabajo, y a la vez se siguen beneficiando con la subcontratación.
No podemos olvidar que, en el capitalismo, sistema que se basa en la explotación de una clase, -la burguesía-, sobre otra, -el proletariado-, las ganancias provienen de la plusvalía, que es el monto que el capitalista se apropia de la ganancia que da la labor del trabajador. Esto en función de que el trabajador produce la riqueza a partir de un cierto número de horas laboradas, por ejemplo, si trabaja ocho horas, pasa que con cuatro ya produjo su salario y cubrió el total de gastos de la empresa, pero ¿qué pasa con las ganancias obtenidas en las otras cuatro horas se pregunta nuestro trabajador? Pues de esas horas extras es de donde proviene la plusvalía, las ganancias de patrón, ahora ¿qué pasa cuando las jornadas sobrepasan las ocho horas y extienden a 12 y hasta 15? Sencillo de explicar, cuando la jornada se alarga, las ganancias del empresario se multiplican.
El conflicto capital/trabajo
La disputa por la riqueza producida por el trabajo asalariado es la fuente del conflicto capital/trabajo, la lucha de los trabajadores por acceder a una mayor porción de la riqueza que ellos producen y la lucha de los empresarios por acrecentar las ganancias en sus negocios, de ahí se desprende la disputa por el reparto de las utilidades. La cual es producto de una larga historia de conflictos entre la clase obrera y la burguesía que tiene un antes y un después de la Revolución mexicana, que es cuando se conquistan los derechos laborales a nivel constitucional. Por su parte, el reparto de utilidades es conquistado por la clase trabajadora mexicana en la década de 1960, y es por eso importante problematizar hoy día, 6 décadas después, sobre esto y aún más con el crecimiento de la desigualdad social que fue en aumento.
Durante la pandemia esta situación quedó más clara, ya que las grandes empresas utilizaron la crisis provocada por la irracionalidad capitalista para aumentar los precios en todos los servicios y productos de consumo, y en ese sentido, Oxfam señalaba que así acumularon 306,000 millones de dólares, mientras que las personas trabajadoras se enfrentaban a sufrir pérdidas de sus salarios en términos reales por 337,000 millones de dólares. De ese modo las empresas van generando sus ganancias con el fruto de nuestro trabajo, pero también aprovechando nuestro sufrimiento, y la acumulan en forma de capital que luego es heredado a sus sucesores, quienes no movieron ni un dedo por ello. Es decir, a l@s trabajador@s, el empresario busca pagarles únicamente lo necesario para que subsistan (incluso menos si le es posible) y vuelvan a laborar el día siguiente y no lo que les corresponde por lo laborado para que obtengan esas ganancias.
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Esa es la razón por la que los patrones siempre hacen de todo para evadir la responsabilidad de pagar utilidades, por ejemplo, la riqueza de los multimillonarios más ricos de la región como Carlos Slim Helú y Germán Larrea Mota Velasco ha aumentado un 70% desde 2020, mientras que la mitad inferior de la población se ha empobrecido, aumentando su dependencia a los programas sociales para sobrevivir.
Solo un pequeño porcentaje de trabajadores tiene derecho al cobro de las utilidades
Existe un gran número de trabajadores que no pueden participar de ese reparto, ya que, mañosamente se imponen esquemas patronales para evitarlo, como aquellos trabajadores que están bajo contratos de simulación laboral, pues este esquema impide reconocer este derecho como tal, por lo que no reciben esos beneficios. También los trabajadores eventuales están en esta condición, menos de 60 días durante el año que corresponda.
Y si bien es cierto que aumentó el reparto de utilidades, porque pasó de 11.4 a 13 y 13.5 millones de trabajadores que lo recibieron en 2023, lo real es que esta cifra es limitada por varias razones, primero por la reforma que mencionábamos anteriormente. En segundo lugar, porque el número de trabajadores en México asciende a 61 millones de personas según cifras del INEGI, en donde gran parte de ellos quedan fuera (80%) por laborar en la economía informal a pesar de que son sectores productivos. En tercer lugar, porque existen esquemas fiscales, que muchas veces sirven para encubrir la precarización laboral, es el caso de los prestadores de servicios profesionales, también conocidos como “freelancers”, que son considerados empresas o pequeñas empresas que ofrecen servicios independientes en calidad de persona física o moral, a cambio de una remuneración, es decir, no son considerados trabajadores. Una categoría que utiliza el propio Estado, así como los beneficiarios de becas, que son las y los trabajadores que dan sus servicios en los programas sociales como PILARES y tantos otros.
¿Y entonces qué podemos hacer?
Es importante defender el derecho al reparto de utilidades, a la vez que todos nuestros derechos actuales y recuperar los perdidos; y ello podremos hacerlo en unidad, con organización de las bases y coordinación de los conflictos. Solo así, podremos conquistar las fuerzas necesarias para lograrlo. Pues, aun cuando las patronales lo paguen, la forma en que está regulado les brinda oportunidad de preservar sus ganancias al realizar el pago de una mínima parte de la riqueza producida, a modo de "retribución" a los trabajadores. Lo que expresa la forma en que está organizada la economía, que finalmente está diseñada para que los grandes empresarios puedan mantener e incrementar sus ganancias.
Si en tu empresa evaden el pago de utilidades, o aplican alguna de las maniobras descritas, puedes denunciarlo de forma anónima en La Izquierda Diario México.