En una nueva audiencia del juicio contra los crímenes cometidos en los pozos de Quilmes, Banfield y El Infierno, declaró como testigo de concepto Stella Calloni, periodista dedicada a investigar las dictaduras latinoamericanas en el marco del Plan Cóndor.
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Jueves 11 de febrero de 2021 13:15
La periodista de 85 años, especializada en política internacional, con una amplia trayectoria en el estudio de las dictaduras genocidas de Latinoamérica en el marco de la Operación Cóndor, dio detalles de lo que ella define como una operación criminal coordinada entre las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia, orquestado por Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría.
Dicha operación fue destinada a eliminar a aquellos dirigentes de los países del Cono Sur que denunciaban los crímenes de las dictaduras en el exterior. Operación que se dio por iniciada en noviembre de 1975 en Chile y será en ese país donde tendrá su base operativa.
En su declaración rescata algunas intervenciones que pueden considerarse anticipatorias de lo que sería el desarrollo pleno del plan Cóndor como el asesinato de Carlos Prats, jefe del Ejército chileno de Salvador Allende, perpetrado por la DINA en Buenos Aires en 1974, incluso entrega de prisioneros a Uruguay y Paraguay ya en 1973.
Así mismo, Calloni señala que el operativo, al cual entiende como una táctica contrainsurgente, tenía un carácter extremadamente cerrado ya que eran pedidos específicos de secuestros o asesinatos de un país a otro de líderes de la oposición, dirigentes políticos y de diversas organizaciones que se oponían a las dictaduras.
Según su perspectiva, la operación Cóndor tuvo tres fases de ejecución: la ubicación y seguimiento activo de las víctimas, a partir de una base de datos que facilitaba el intercambio de información entre los servicios de inteligencia. En segundo lugar, se establecía el plan de acción que se llevaría a cabo en cuanto a los traslados, interrogatorios y la entrega de las víctimas. Y por último los ataques específicos implementados por comandos de los distintos países a través de grupos especiales, los que podían viajar hacia cualquier parte del mundo para llevarlas a cabo.
Un dato importante que menciona es el descubrimiento en 1992 de una gran cantidad de archivos sobre la represión desarrollada en Paraguay bajo la dictadura de Stroessner, conocidos como “archivos del Horror”, entre las que se encontraron una importante cantidad de información sobre el operativo Cóndor.
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Señala que varios centros clandestinos de detención fueron parte del esquema de organización uruguaya- argentina de Cóndor como Automotores Orletti, los Pozos de Banfield y Quilmes donde se ha comprobado el paso de víctimas uruguayas y sus traslado por vía aérea, terrestre y fluvial. Agrega que hay investigaciones en curso para determinar la existencia de centros en el sur del país por donde podrían haber pasados víctimas chilenas.
Agrega como un hecho relevante y poco investigado el caso de los menores secuestrados junto a sus padres. “Niños de Cóndor” llama ella al robo y apropiación de menores como parte del plan. Un caso emblemático fue la restitución de la nieta del escritor uruguayo Juan Gelman.
Para la escritora aún queda mucho por investigar y mucho por juzgar. Aún hoy las cancillerías de los países integrantes de la Operación Cóndor, ejes fundamentales en la coordinación de la maquinaria genocida regional no han abierto sus archivos. Reclamo permanente de los y las sobrevivientes, familiares de víctimas y organismos de derechos humanos como el CeProDH.