Elizabeth Yang @Elizabeth_Yang_
Miércoles 5 de noviembre de 2014
A causa de este accidente la función del viernes 31 de la ópera Elektra comenzó más tarde. Justo antes de que los músicos ingresaran, cayó en el foso de la orquesta, en el sector del primer cello, algo del yeso que ornamenta el techo del teatro.
“El personal de limpieza retiró los restos, pero algunos músicos se negaron a ubicarse en ese sector, y la función se hizo con solamente cinco violoncellos. Afortunadamente no hubo que lamentar heridos ni instrumentos dañados.” afirma el blog de Habitués del Teatro Colón.
También exigieron a las autoridades que fuera Defensa Civil para evaluar al situación. Este organismo dijo que no había peligro y lo mismo aseguró Juan Manuel López Castro, director técnico operativo de la sala. Sin embargo, se puso una media sombra de lado a lado del techo como en las obras en construcción o al mejor estilo de un campamento precario.
Además se comenta que estos desprendimientos pueden ser causados por el uso de amplificación en el teatro. En fin, el hecho es que vuelve, como corresponde, todo el cuestionamiento a las obras realizadas y que mantuvieron el teatro cerrado por años, como a la desidia de las actuales autoridades del teatro y a la política cultural de Macri.
En noviembre del año pasado moría el joven obrero Ayala, por una notoria e irresponsable falta de seguridad y mantenimiento, cayendo doce metros desde la plataforma de planta baja hasta el tercer subsuelo. En aquel momento se pudo escuchar al mismo Director del Colón que ahora fue regie de Elektra, minimizando esta muerte y pidiendo seguir con los ensayos con el argumento de que era personal tercerizado, como si así, la vida valiera menos.
Máximo Parpagnoli, delegado del Teatro Colón aseguró que: “Algo del trabajo de recuperación del edificio fue mal hecho, no hay muchas posibilidades. Y si el desprendimiento de parte de la mampostería se debe a un problema de filtraciones, vale aclarar que eso sucede en varios sectores del edificio. De hecho, las filtraciones en la Sala Bicentenario son comunes cada vez que llueve intensamente.”
Por lo que cuentan trabajadores del teatro, antes de las refacciones nunca se habían producido desprendimientos de mampostería en el techo de la sala principal.
Recordemos que ese plan de recuperación edilicia y renovación tecnológica costó 400 millones de pesos y se pagó con dinero del gobierno de la ciudad. Se reinauguró el 25 de Mayo de 2010 con una pomposa fiesta pero aún hoy después de cuatro años quedan arreglos por hacerse. Sobre todo en lo que respecta a las instalaciones que utilizan los trabajadores habitualmente, como los talleres trasladados a Chacarita, con la intención de ir sacando de la estructura estable a todas las tareas de realización, como carpintería, herrería, escultura, para tercerizarlas y volverlas un negocio más de los que tiene el macrismo en la ciudad. Estos talleres, los trabajadores lo llaman la Nube , y están sin habilitación, en condiciones de riesgo permanente, cada vez que llueve se inunda completamente y la maquinaria que utilizan funciona con alta tensión y existen riesgos de electrocución.
El domingo se leyó un comunicado pidiendo disculpas al público y asegurando que la acústica de la sala no estaba afectada. Tal vez sea así para la platea, pero difícil de creer, para aquellos que con menores recursos solemos ir al llamado “gallinero”, en butacas o de pié bastante cerca del techo, y ahora también de la media sombra.
Elizabeth Yang
Profesora de Lengua y Cultura portuguesa. Fundadora del PTS y columnista de la sección Cultura de La Izquierda Diario.