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Red Internacional
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Elecciones 2018. Tercer debate: acusaciones de corrupción y reforma educativa en el centro

Imposturas del Bronco y cinismo sincronizado de José Antonio Meade y Ricardo Anaya, y acusaciones cruzadas de corrupción lo más destacado del último debate de cara a las elecciones presidenciales del 1 de julio.

Miércoles 13 de junio de 2018

Anaya y Meade resaltaron por su cinismo galopante: ambos alegaron en distintos momentos del debate contra la corrupción, como si el PAN y el PRI no hubieran protagonizado mil y un escándalos de desvíos millonarios de fondos, enriquecimiento ilícito y vínculos con el narcotráfico de distintos funcionarios nucleados en estos partidos.

Se lanzó el candidato del PRI; Nueva Alianza y PVEM contra el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México, sin rubor aunque el gobierno federal del que el mismo Meade fue parte como secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores si por algo destacó es por generalizar el trabajo precario y la degradación de las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías.

La perla: en su primera participación, ante la pregunta de qué políticas de igualdad de géneros, Meade usó el tiempo para desear suerte a la Selección Mexicana en el Mundial de Futbol Rusia 2018.

Anaya no se quedó atrás. En un alarde de demagogia amenazó con encarcelar a Peña Nieto y los altos funcionarios de su gobierno por Ayotzinapa, la casa blanca de Angélica Rivera, Odebrecht y la estafa maestra (el desvío millonario de fondos públicos para el financiamiento de la campaña electoral del actual presidente).

Como si gobernadores panistas no estuvieran involucrados en escándalos de corrupción, como fue Rafael Moreno Valle (Puebla) o el actual gobernador de Baja California, Francisco “Kiko” Vega, quien ha entregado el agua a trasnacionales como la cervecera estadounidense Constellation Brands. Como si sobre el mismo Anaya no pesara una acusación de lavado de dinero.

Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”, destacó una vez más por su brutal carácter reaccionario: desde empadronar a quienes “se drogan”, hasta acusar a hombres y mujeres que reciben planes sociales de “ser flojos” y negar que haya empresarios que pagan por debajo del salario mínimo actual. Siguió adelante con su propuesta de “mochar la mano” a quienes roben y engañó a conciencia al afirmar que a las mujeres trabajadoras en Nuevo León se les redujo la jornada laboral.

Su marca de fábrica: hacer participar a la iniciativa privada en la salud, la educación, y las telecomunicaciones. Es decir, un promotor más de convertir servicios públicos esenciales como actividades de lucro que beneficien a un puñado de empresarios.

López Obrador fue interrogado sobre qué salida tiene México ante la posible ruptura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La respuesta: fortalecer el mercado interno, pero que buscará que se mantenga el tratado -aunque aclaró que “no puede volverse una fatalidad para los mexicanos-. Una postura coherente con su política de desarrollar una relación “de respeto” con
la administración Trump.

Pero al mismo tiempo, evidencia que no cuestiona las actuales condiciones leoninas del TLCAN. Las cuales implicaron la precarización laboral de la clase trabajadora en México (y también en EEUU y Canadá) y el saqueo de recursos del país, que se lleva a cabo con la operación de las mineras trasnacionales y más recientemente con la aplicación de la reforma energética que da paso a la entrada de Exxon y otras trasnacionales petroleras.

Esto es congruente con su postura, que pretende preservar los negocios de los grandes empresarios y no cuestionar las ganancias capitalistas, como se encargó de dejarle claro al Consejo Coordinador Empresarial recientemente.

La reforma educativa en el ojo de la tormenta

Una pregunta medular en el debate fue el posicionamiento de cada candidato frente a la reforma educativa. Meade fue defensor incondicional de la misma y atacó a las maestras y los maestros de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de Educación (CNTE).

Anaya, por su parte, aseveró que la reforma se implementó muy mal. Planteó que está en contra de cancelar la reforma, pero que es necesario cambiarla y dar más capacitación para maestras y maestros.

López Obrador, aunque en ocasiones anteriores había dado respuestas ambiguas, señaló que cancelará la reforma educativa y criticó la evaluación tal como está planteada ahora, como un castigo a los maestros. Su posición se centra en criticar el aspecto punitivo de la reforma, pero no cuestiona el carácter de la misma, orientado por los dictados de la OCDE, y que es una expresión -en el terreno educativo- de la subordinación de México a los planes del imperialismo.

Consultada al respecto de este último debate, Sulem Estrada, maestra y candidata independiente de la Plataforma Anticapitalistas al Congreso señaló:

“Los grandes ausentes en este debate son las maestras y los maestros que estamos en lucha por la abrogación de la reforma educativa, quienes hoy nos movilizamos por miles en las calles de la Ciudad de México, enfrentando una vez más la cerrazón y la amenaza represiva de los gobiernos federal y de la ciudad."

"Extendiendo la lucha y la movilización es como podremos liquidar esta reforma reaccionaria dictada por los organismos internacionales, defender la educación pública y ponerla al servicio de la clase trabajadora y los sectores populares, y lograr el acceso irrestricto a todos los niveles educativos. Y para concretar estas medidas, también debemos luchar por el aumento del presupuesto educativo en base al no pago de la deuda externa y la aplicación de impuestos progresivos a las grandes fortunas."