El 8 de marzo en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, las mujeres de Latam nos organizamos y reclamamos nuestros derechos.
Sábado 11 de marzo de 2017 14:14
Para este 8 de marzo, las trabajadoras de Latam realizamos una asamblea. Comenzamos hablando sobre las heroicas gestas que las mujeres dieron históricamente, en las calles y en los lugares de trabajo.
En un momento, llegó una compañera con lágrimas en las mejillas. Éstas eran lágrimas de orgullo al ver a sus compañeras unidas en un solo puño. No tardó en tomar asiento y, sin más, las discusiones empezaron a fluir.
Cada compañera contaba sus experiencias vividas, el maltrato por la violencia machista, el acoso callejero y laboral. A todas nos había pasado. Así también asentíamos cuando una compañera dijo que cumplía las mismas tareas que un hombre, pero que además al llegar a su casa su trabajo no terminaba, ya que, debía "atender" a su marido e hijos.
En el aeropuerto la vida no es fácil, y menos para nosotras, que trabajamos dobladas de dolor porque no nos justifican una falta, que no tenemos guarderías para dejar a nuestros hijos -los que no vemos durante 14 horas ya que nuestra jornada es de 12- ni salarios que permitan contratar alguien que los cuide. De hecho, ni siquiera cubrimos la canasta familiar con lo que cobramos. Tampoco tenemos licencias por violencia de género en un país en donde cada 18 horas ocurre un femicidio.
En la asamblea, intercambiamos sobre el miserable presupuesto que el Estado destina a las mujeres que sufría violencia de género: a mujeres como Vidal les importa poco como vivamos, y lo vemos reflejado en la lucha de las y los docentes, un gran ejemplo para nosotras.
Por esto mientras la burocracia sindical da tregua nosotras nos organizamos y paramos, junto a nuestras compañeras tercerizadas de Aeroparque y efectivas de Latam.
A la noche volvimos a organizarnos para parar, asegurándonos de que todos los turnos tengan la posibilidad de dar voz y su voto sobre cómo continuar. En esta segunda instancia también se pudo palpar el orgullo, el querer ser parte de esta pelea, a través de esas lágrimas que luego de una larga charla fueron una forma de liberación. Sabíamos que éramos las únicas en el Aeropuerto que lograron parar sin ser sancionadas, una vez más dando un gran paso para frenar el ajuste que quiere garantizar Latam, junto al gobierno macrista, esto se dio gracias a un proceso de lucha y organización que llevamos adelante junto a todos los compañeros.
Se discutió largo y tendido de cómo nos podemos unir, sacando las conclusiones para dar estas batallas enormes, formándonos como una verdadera comisión que incluya a compañeras tercerizadas y efectivas. Ya logramos frenar los acosos con la Comisión de mujeres aeronáuticas y cada vez somos más la que nos unimos a esta lucha. También sabemos que no estamos solas: a la salida nuestros compañeros nos dieron el apoyo para llevar adelante esta tarea.
Recibir mensajes de compañeras de otras empresas, en donde se nos decían que nosotras expresamos todo lo que ellas debían callar para no perder sus puestos de trabajo, fue realmente alentador.
Sabemos que este es sólo el comienzo de una etapa maravillosa en la que todas y todos, hoy más que nuncam debemos luchar por un salario digno, contra toda opresión, por guarderías en los lugares de trabajo y en la que gritamos bien fuerte ni una menos ¡Vivas nos queremos!
El camino a la emancipación de las mujeres estuvo plagado de luchas. Hoy, las tercerizadas de Latam levantamos sus banderas.