No es secreto para nadie el trato que reciben los trabajadores en las cadenas de comida rápida. Ante esto, cada vez aumenta el número de jóvenes que toman medidas al respecto y denuncian el abuso laboral cotidiano.
Viernes 16 de julio de 2021
Los enormes ingresos de las cadenas de comida rápida se vieron elevados en el período de pandemia; los de Burger King no son la excepción, pues alcanzaron los 433 millones en el segundo trimestre de 2020.
Antes de la pandemia, los envíos a domicilio representaban para el Rey, el 10% del total de las ventas y durante los cierres su representaron hasta el 30%. Ahora generan poco más del 20% del total de sus ventas.
Tales ganancias se sustentan, desde luego, en el trabajo mal remunerado que realizan millones de jóvenes precarizados que se integran al mundo laboral detrás de los mostradores y en las hacinadas cocinas de ésta y todas las demás cadenas de fast food.
Por ejemplo, como menciona Isabel Vega, hay paquetes de comida rápida cuyo precio es mayor que el salario diario de un empleado de cadenas como Burger King, Carl’s Junior, Wendy’s o McDonald’s.
Quienes se dieron a conocer esta vez, fueron los trabajadores de un Burger King en Lincoln, Nebraska.
“Todos renunciamos. Disculpen las molestias”, fue el letrero que la gerente del establecimiento, Rachel Flores, colgó para denunciar las condiciones laborales de los trabajadores, según indicó a Canal 8 local.
Los trabajadores señalaron para Canal 8 que han estado laborando con falta de personal y carencia de aire acondicionado en la cocina.
La frase “We all quit. Sorry for the inconvenence” que se leía debajo del letrero de Burger King ya fue retirada y Rachael Flores fue despedida sin más, por hacer públicas las condiciones en las que ella y el resto de empleados debían sostener el restaurante.
Cuando se trata de sus propios trabajadores, la compañía despide y desconoce la precariedad del trabajo que le ofrece a sus empleados. Lo demuestra el hecho de que Rachel Flores en una ocasión tuvo que acudir al hospital por deshidratación cuando la cocina llegó a los 90 grados Fahrenheit y su jefe le contestó que “estaba reaccionando como bebé”.
Kylee Johnson, otra ex trabajadora y amiga de Flores, comentó que el Burger King de Lincoln Nebraska operaba con menos personal del que debería, sobre todo en la cocina, pues a veces trabajaba con miembros de su equipo que deberían estar de descanso. Incluso, dijo, llegó a laborar 60 horas a la semana.
Desde enero a la fecha, señaló, grandes cantidades de empleados han renunciado por las malas condiciones, pues ni siquiera tienen aire acondicionado, lo que reportó a sus jefes que no hicieron caso a la petición.
Obviamente este no es un caso aparte; apenas el cinco de julio renunciaron trabajadores de McDonald’s en California con un mensaje muy similar “Renunciamos todos, disculpe las molestias”, mismo que se hizo viral a través de un TikTok publicado por una trabajadora del establecimiento.
No está de más decir que McDonald’s Corporation reportó ganancias para el 2021-I: Los ingresos totalizaron $5.125 millones de dólares, un aumento de + 9%, incluyendo los restaurantes en Estados Unidos, que aumentaron las ventas en un + 13,6%.
El despido de Rachel Flores y la reprimenda para el resto de trabajadores del establecimiento de Nebraska es cuando menos, contradictoria, viniendo de la cadena de comidas que, según Green Peace, ha expresado su compromiso por eliminar los plásticos de un solo uso y garantizar que todos los envases sean reciclables, biodegradables o compostables para 2025.
Misma cuyos locales en San Francisco, EE.UU., ofrecieron, en el marco de la marcha LGBT de este año, una edición limitada de su clásico Proud Whopper, envuelto en papel con los colores del arcoíris, con el mensaje "Por dentro somos todos iguales".
Está claro que aunque, por un lado, las grandes patronales pretendan mostrarse amigables con las demandas y preocupaciones de la juventud, como la inclusión de la comunidad LGBT+ o la crisis medioambiental, lo cierto es que, al final del día, no dudan en hacer lo posible para preservar sus ganancias antes que la estabilidad o la salud de los jóvenes que mantienen funcionando los establecimientos.
Si bien es un gran avance que como juventud expresemos el repudio por estas prácticas y las condiciones laborales a las que nos someten, no basta con renunciar a nuestros empleos, ya que lejos de brindarnos una salida, esto nos condena a ir de trabajo en trabajo, sin desarrollar otras formas de hacerle frente a las injusticias que vivimos diariamente, dejándole el camino libre a las patronales para que sigan haciendo con nosotros lo que se les antoje.
La clave está en organizarnos con nuestros compañeros y compañeras para recuperar nuestros derechos laborales, a través de instrumentos de lucha como los sindicatos.
Un buen ejemplo de ello, es el caso ocurrido en diciembre de 2019, cuando jóvenes precarizados de Burger King y McDonald’s, se unieron para fundar un histórico sindicato en Chile, en el marco de la primera oleada de revueltas que atravesó el país en ese año y se ha reactivado recientemente.
En México, la precarización laboral está tan extendida, que no sólo es en los trabajos juveniles donde se viven abusos. Es tal el caso de Notimex, la agencia estatal de información, donde casi 300 trabajadores fueron despedidos, en su mayoría mujeres, y llevan más de 500 día en huelga en defensa de sus puestos de trabajo. La unidad entre los jóvenes precarizados y sin sindicato, con quienes actualmente se encuentran en lucha, es vital para vencer.