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Red Internacional
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Andalucía. ¡Traición! CCOO y UGT pactan con Airbus el cierre de la planta de Puerto Real

El pacto entre burocracia sindical y la empresa cierra con derrota un importante proceso de lucha que se ha desarrollado desde 2020 en la provincia de Cádiz y que marcaba la realidad frente a los mensajes del Ministerio de Trabajo que hablaba de que no habría despidos durante la pandemia.

Roberto Bordón

Roberto Bordón @RobertoBordon13

Lunes 15 de noviembre de 2021

CCOO y UGT llegaron la semana pasada a un preacuerdo con la empresa que confirmaría el cierre de la planta de Puerto Real y el traspaso de la actividad por el momento al CBC, la otra planta de la empresa en la provincia. Mientras queda pendiente un posible traslado de toda la carga de trabajo a la planta de Getafe.

Sin mejorar el acuerdo ni el convenio y porque la burocracia sindical le debía favores a la empresa, así describen desde CGT Airbus San Pablo el porqué CCOO y UGT han acordado el cierre de la planta de Puerto Real tras un 2021 de luchas de sus trabajadores por mantener abierta la planta. El preacuerdo que ya había sido vislumbrado al final del verano deja en la estacada a la industria auxiliar y tampoco termina de asegurar el futuro a la plantilla gaditana, ya que se mantiene la amenaza del traslado de la carga de trabajo a las nuevas instalaciones de Getafe.

El pacto entre burocracia sindical y la empresa cierra con derrota un importante proceso de lucha que se ha desarrollado desde 2020 en la provincia de Cádiz y que marcaba la realidad frente a los mensajes del Ministerio de Trabajo que hablaba de que no habría despidos durante la pandemia. El acuerdo avalado desde el primer momento por el gobierno PSOE-UP que no dudo en criminalizar a los trabajadores de Airbus Puerto Real conlleva la destrucción de la industria auxiliar llevando al paro a sus trabajadores.

Su derrota nos marca por negativa las lecciones estratégicas de cómo afrontar un conflicto de estas características, que debe ser siempre extendido en la medida de lo posible a más sectores a través de la huelga general. Una cuestión que, por desgracia, ni la asamblea de trabajadores ni corrientes políticas como Anticapitalistas, implicada en el conflicto, supieron arrancarles a las centrales sindicales principales por fuera de la provincia de Cádiz. Una tarea fundamental dentro de una estrategia que no base sus grandes esperanzas en las acciones parlamentarias con las que, si bien Anticapitalistas supo dar publicidad a la lucha de los trabajadores, también acabó supeditando dicho mensaje a la construcción de su discurso andalucista por encima de la necesidad de extender la huelga.

Lo que no fue una cuestión menor porque como se vio a lo largo del conflicto, dicha organización no trató de extender dentro de sus fuerzas el conflicto más allá del territorio andaluz lo que era de facto un bloqueo en el desarrollo de la lucha, teniendo en cuenta la presencia de Airbus en otros puntos del Estado, y en especial, del nefasto rol de las burocracias sindicales, que aprovechaban esta falta de extensión para dividir a los trabajadores y enfrentarlos entre fábricas explotando un sentimiento egoísta y un miedo al futuro en mitad de una crisis económica.

El discurso andalucista que todavía mantiene Anticapitalistas cuando denuncian este preacuerdo transformó la cuestión en una lucha entre Madrid vs Andalucía, las élites de Madrid contra el pueblo andaluz. Una manera efectiva de explotar una identidad que se ha formado dentro de amplios sectores de la población andaluza debido a décadas de precariedad y obligación de emigrar para encontrar trabajo, pero que se descubre inútil a la hora de describir estratégicamente las tareas necesarias para ganar el conflicto. Dicho discurso sitúa los marcos de la pelea dentro de un territorio que no cubre la totalidad de las fábricas de Airbus ni consigue apelar al conjunto de la plantilla que debía pelear unida para apoyar a sus compañeros, como de forma correcta se llamó desde el principio por parte de CGT. Este último sindicato si llevó, aunque no pudo lograrlo, la correcta línea de apelar a la solidaridad entre los trabajadores de las distintas fábricas para defender de forma conjunta los puestos de empleo y la carga de trabajo para Puerto Real.

Por tanto, aunque oficialmente la lucha de Airbus Puerto Real aún no ha finalizado, debemos comenzar a extraer lecciones de lo ocurrido. De como un conflicto tan potente en un sector de suma importancia ha podido ser desangrado con la colaboración entre empresa, burocracia sindical y política (cúpulas CCOO y UGT + Gobierno PSOE-UP) y una mala estrategia por parte de una corriente política como Adelante Andalucía (en especial Anticapitalistas) que, teniendo una fuerza relevante en el terreno, prefirió apostar por la construcción de su discurso antes que por tratar de extender el conflicto al resto del Estado.


Roberto Bordón

Andalucía

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