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Red Internacional
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Provincia de Buenos Aires. Transporte en Tandil: ¿un negocio, un servicio con planes de contingencia o un derecho?

De norte a sur del país, el sistema de transporte público atraviesa una crisis que da lugar a pensar una salida distinta. El debate sobre transporte público en Tandil pareciera valer mucho menos. El problema de intentar solucionar problemas en los marcos de un negocio.

Miércoles 7 de agosto 19:35

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A días de asumir, el gobierno de Milei, a pedido del FMI, decidió suspender el Fondo Compensador como parte de su política de tarifazos y ajuste fiscal. Este fondo subsidiaba a los empresarios del transporte, razón por la cual la Cámara de Transporte local consideró urgente que el Ejecutivo tome cartas en el asunto.

El 30 de enero de este año, el Concejo Deliberante sancionó por unanimidad la Ordenanza 18.352 que estableció aumentos mensuales del boleto de acuerdo a lo establecido por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) los primeros días de abril, mayo, junio, julio y agosto respectivamente. Hoy el precio del boleto plano es de $912,51.

El Gobierno provincial puso en pie el Régimen Transitorio de Subsidios del Sistema de Transporte del Interior, mediante el cual los empresarios pasaron de recibir 60 millones mensuales a recibir 139 millones. Pero el precio del boleto… Sube.

El transporte público es un derecho

La ordenanza 18.352 intentó solucionar el problema del transporte a nivel local haciendo foco en los números de los empresarios y el boleto subió de todos modos. La ordenanza venció y el debate vuelve a reabrirse.

En los intercambios no emiten una sola palabra sobre las problemáticas que afectan a la población: frecuencias, estado de las unidades, acondicionamiento para personas con capacidades diferentes, recorridos y extensiones, entre otras. Hoy viajar a las cercanas localidades de Gardey y Vela (a apenas 30 y 50 km de Tandil) cuesta $1840 y $4080 ¿Quién puede costear esos montos para viajar todos los días?.

¿Qué pasó con el compromiso asumido de hacer de los colectivos unidades más accesibles e incorporar ingresos con rampas? De los empresarios que miran sus ganancias no sorprende, pero quienes deberían exigirles que cumplan lo acordado ¿Por qué no lo están haciendo? Sin dudas porque sólo les preocupa lo que exigen las empresas.

En medio de todo esto aparecen las declaraciones del presidente de la Comisión de Transporte local y actual concejal de la UCR, Juan Salceda sobre la ordenanza 18.352, que durante los últimos cinco meses definió de acuerdo al IPC aumentar el boleto y no producen más que indignación: "Fue una herramienta muy buena que nos permitió sobrellevar estos primeros seis meses de incertidumbre".

A quienes les permitió “sobrellevar” estos primeros seis meses fue al sector empresario, ya que si algo no tuvimos los trabajadores y trabajadoras fue incertidumbre: éramos “la casta” y pagamos el ajuste en transporte, sumado a los tarifazos, aumento de precios de alimentos y la escalada inflacionaria, mientras los salarios continúan a la baja. Lo único que recibimos son golpes a nuestro bolsillo.

El debate se vuelve miserable si no partimos de pensar cómo mejorar las condiciones del transporte para que sea realmente público y así problematizar la defensa del derecho a la movilidad. Es hora de dejar de pensar en el marco de “ganancias, negocios y subsidios” a los empresarios.

El transporte público en nuestra ciudad (que de público tiene bastante poco), se utiliza con diferentes fines. Las familias van de paseo pero también llevan a sus hijos a la escuela en colectivo. Vamos a trabajar y muchas veces a hacer compras que en nuestros barrios no son posibles. Incluso, llegar al hospital por alguna urgencia depende de la posibilidad de poder pagar el colectivo, de que en ese horario pase alguno y de que pase cerca de tu casa.

Milei busca avanzar de manera salvaje quitando los subsidios y pretende que la demanda ordene los precios. Pero no podemos darnos el lujo de no usar el colectivo por que los precios así lo demanden. No podemos dejar de ir a trabajar, al hospital, a la escuela.

Los empresarios se quejan (no importa cuando leas esto) y palabras más - palabras menos, de un lado al otro del arco político proponen restablecer los subsidios que desde Nación eliminaron, para aminorar el impacto de la subida del boleto o rediscutir nuevas ordenanzas. El problema de fondo se mantiene, ya que pese a los cambios de gobierno, e incluso con subsidios de nación y provincia, sigue siendo un sistema deficiente y excluyente.

¿Negocio, servicio o derecho?

No se trata de subsidios sí o no, por que no se puede estar de los dos lados del mostrador: o es un negocio o es un derecho y los derechos se garantizan con la legítima pelea de usuarios y trabajadores con este justo reclamo, los negocios ya demostraron cómo y a quiénes benefician y a los trabajadores no nos sirve.

Es necesario mirar el problema del transporte público saliendo de la lógica “subsidios sí o subsidios no", que se debate en el Concejo Deliberante por todas las fuerzas políticas que plantean soluciones que, en el mejor de los casos, no son más que parches y nunca soluciones definitivas. En Tandil, somos más de 50.000 personas las que utilizamos el colectivo por lo que es un problema central.

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Nuestro derecho a la movilidad urbana no puede ser un negocio. Podemos pensar una línea municipal gestionada por sus trabajadores y por todos los usuarios y usuarias, ya que somos los reales interesados en el transporte público y su calidad. Organizados y organizadas en una comisión de transporte podemos problematizar la frecuencia y la franja horaria, como ampliar los recorridos, y mejorar la accesibilidad de cada unidad.

De esta forma se podrían generar más puestos puestos de trabajo genuinos incluyendo a quienes hoy desempeñan esas tareas y todos y todas con salarios igual a la canasta familiar como mínimo ya que es algo que el municipio no garantiza. En definitiva, que de una vez por todas los y las reales interesadas, las familias trabajadoras, den una solución a un problema crucial como el del transporte.

No podemos seguir permitiendo que las empresas lucren con nuestros derechos y que quienes nunca se suben al colectivo resuelvan, en favor de los que más tienen cuánto tiene que valer el boleto y por donde pasa o no el colectivo.