A un mes del rechazo del aborto legal en el Senado, un plenario de Comisiones del Congreso dictaminó para modificar la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). La Campaña por el derecho al aborto se posicionó ante el proyecto. Qué Educación Sexual necesitamos y cómo conquistarla.
Viernes 7 de septiembre de 2018 10:29
El miércoles, los diputados que integran las comisiones de Educación y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia debatieron sobre diversos proyectos que proponían modificar la ley. Tras el debate, se impuso el dictamen propuesto por las presidencias del plenario, que no tardó en despertar el rechazo de los sectores más reaccionarios. No sólo se hicieron presentes en la reunión grupos vinculados a las jerarquías de las Iglesias católica y evangélica, sino que también avanzaron luego con denuncias y acciones que buscan frenar la implementación de la ESI, como propusieron desde el Consejo Pastoral de Córdoba bajo la insólita advertencia de "Con mis hijos NO te metas", pretendiendo vulnerar los derechos que hoy determinan las leyes argentinas.
Es que la propuesta de dictámen que está en condiciones de llegar al recinto determina el carácter "laico" de los contenidos educativos referidos a la ESI, ya sea que se brinden en instituciones de gestión estatal como de gestión privada. Además, establece que la ley pasará a ser de “de orden público”, de modo que -de aprobarse- debería aplicarse de forma obligatoria en todas las jurisdicciones.
También se propone la eliminación del controvertido artículo 5 que hoy permite que los establecimientos educativos adapten la educación sexual al “ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”. Este elemento, cuestionado ampliamente por la comunidad educativa y el movimiento de mujeres, fue acordado en su momento por las direcciones sindicales docentes, los representantes de los distintos cultos religiosos, el propio Vaticano y el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner, que tuvo como Ministro de Educación al actual diputado Daniel Filmus. Ni en aquella oportunidad, ni en esta, se convocó a la docencia ni al estudiantado a realizar sus aportes.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto dio a conocer ayer jueves un pronunciamiento a favor de la modificación de la Ley, donde pidió que “se vote a la brevedad”. Allí también propone algunas incorporaciones al proyecto como la actualización incorporando la Ley Fallo FAL y el protocolo de aborto no punible (ILE), como propuso en el debate en comisiones nuestra compañera diputada y docente Nathalia González Seligra, que acompañó el dictamen pero sugiriendo que se incorpore éste y otros cambios.
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El comunicado de la Campaña también propone que se garantice la formación gratuita, permanente y en servicio a docentes, personal no docente y equipos de conducción de las instituciones educativas de todos los niveles y modalidades y que se supervise desde el Estado y monitoree desde la sociedad la implementación de la Ley en todas las todas instituciones educativas públicas de gestión estatal como de gestión privada y niveles. Además propone la incorporación de la definición de “géneros y disidencias” en la definición de “integralidad”
Otra vez al Senado... ¿Cómo conquistamos una educación sexual sin injerencia religiosa, laica, científica y con perspectiva de género en todas las escuelas?
El 8A el movimiento de mujeres, en su gran mayoría jóven, que venía movilizándose por miles en todo el país, tuvo una gran lección estratégica: se enfrentó al peso que tiene la jerarquía de las iglesias sobre los partidos mayoritarios y al poder del lobby parlamentario. Miles por primera vez descubrieron cómo esta institución retrógrada y milenaria aún maneja los hilos de la política para seguir impidiendo que las mujeres podamos decidir sobre nuestros cuerpos. De esas lecciones aprendimos.
La batalla del Senado dejó un debate estratégico abierto que es necesario retomar, ya que se reactualiza cada vez que las mujeres discutimos cómo conquistar nuestros derechos. Entre otras propuestas, hubo quienes pidieron que no nos enojemos con la Iglesia, quienes plantaron que la salida es profundizar "alianzas tranversales" con los distintos bloques parlamentarios y hubo quienes plantearon como conclusión y salida no votar candidatos/as que “nos hayan negado o que se hayan posicionado en contra” de nuestro derecho a decidir en las elecciones de 2019 y exigir a los partidos políticos que pongan este reclamo en sus plataformas electorales. Hoy nuevamente nos encontramos frente a un proyecto que podría significar un avance frente a la Ley original pero que al igual que el aborto legal, podría ser rechazado el el Senado con el peso de la Iglesia y sus cómplices.
Terminar de una vez por todas con la injerencia de las Iglesias en los contenidos educativos es una de las tareas que dejó planteada la enorme marea verde que salió a la luz y a la vida pública con más fuerza que nunca tras el 8A inundando las calles y lugares de estudio y trabajo con pañuelos verdes y naranjas. Es necesario avanzar en la inmediata separación de la Iglesia del Estado, como proponemos en los proyectos que impulsamos desde las bancas del PTS-FIT en el Congreso Nacional y en las legislaturas provinciales.
Desde Pan y Rosas somos contundentes en plantear que no podemos esperar nada de una institución como el Congreso, plagada de funcionarios al servicio del oscurantismo medieval más regresivo, ni de los partidos de este sistema, como el macrismo, que está muy lejos de la defensa de nuestros derechos, o como el kirchnerismo, que teniendo mayoría en el Congreso durante 12 años, cajoneó la ley del Aborto y permitió la injerencia religiosa en la educación, considerándola incluso como un "agente educador". También sabemos que el saqueo que prepara el gobierno nacional, así como las medidas recientemente anunciadas por Mauricio Macri, que incluyen el cierre de programas para las víctimas de violencia machista, o el traspaso del Ministerio de Salud al rango de Secretaría, tendrán consecuencias más que preocupantes sobre la salud y la educación pública, así como sobre la vida de millones de mujeres. No nos olvidamos que fueron las mismas conducciones sindicales que se negaron a convocar al paro el 8A, las mismas que hoy sostienen la tregua siendo cómplices del ajuste y garantes de la gobernabilidad.
Por eso nosotras sí nos enojamos con la iglesia pro clandestinidad, nos enojamos con ese Senado y esa burocracia sindical que nos quieren ver de rodillas. Necesitamos desarrollar la movilización en las calles y construir la fuerza social en cada lugar de estudio y trabajo que organizada sea capaz de conquistar todos nuestros derechos y acabar con todo tipo de violencia y opresión.
Este 28 de septiembre, Día internacional de lucha por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe, tenemos que ser miles y miles movilizadas. Y para eso, tenemos que prepararnos, impulsando comisiones y asambleas en los lugares de estudio y de trabajo, exigiendo a todas las centrales y sindicatos que convoquen, que sea parte de su plan de lucha y que garanticen que todas y todos podamos manifestarnos ese día en las calles, para gritar que esta marea verde vino para quedarse y que no vamos a parar hasta liberarnos de todas y cada una de las cadenas que nos oprimen.