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Red Internacional
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Elecciones 2024. Triunfo de Sheinbaum y cisma en puerta

Con la antesala de las duras críticas de Ebrard, se confirmó la expectativa: Sheinbaum es la candidata elegida.

Jueves 7 de septiembre de 2023

Con el excanciller Marcelo Ebrard encaminándose a una posible ruptura con el Morena, un ejemplo del pragmatismo tan característico de quienes transitaron por los grandes partidos patronales tradicionales, así se dieron a conocer los resultados de la encuesta llevada a cabo por el partido del gobierno. Coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación es el “título” para evitar infringir las leyes electorales.

“Se expresó la voluntad popular” afirmó Sheinbaum en su discurso durante el evento donde se dio a conocer el resultado del proceso de selección del Morena. Y así inician de hecho a las campañas electorales hacia las elecciones de 2024, aun cuando formalmente deberían iniciar en noviembre.

El ex canciller también se refirió a votos en sus críticas cuando anunció que no iría al acto donde se iba a dar a conocer el resultado de las encuestas y criticó a Mario Delgado y Alfredo Durazo. Ya se prepara para participar en las elecciones próximas, aunque todavía no dio a conocer con qué formación política lo hará.

Una encuesta realizada sobre un universo de 12500 muestras sobre una lista nominal de más de 96 millones de personas y un padrón electoral de 98 millones puede expresar una intención de voto, pero definitivamente no fue una elección primaria. Mal comienzo degradar de esa forma la voluntad popular.

Ex jefa de gobierno de Ciudad de México y científica, Sheinbaum anunció públicamente la bajada de bandera para el inicio de la carrera hacia las elecciones presidenciales. Su condición femenina y su perfil centroizquierdista, su alineación con López Obrador y el relativamente poco desgaste que ha tenido hasta ahora el gobierno del Morena le granjean la simpatía.

Aunque el despliegue de fuerzas represivas en las marchas más importantes del movimiento de mujeres, el colapso del tramo elevado de la línea 12, la tragedia del colegio Rébsamen en Tlalpan y la precarización laboral que viven las y los trabajadores estatales no hablan bien de la heredera política de López Obrador, lo cierto es que a los ojos de las mayorías esos hechos no destacan.

La triunfalista declaración de la ahora candidata presidencial del Morena, que ya considera ganador a su partido de los próximos comicios queda un poco deslucido ante la consigna alicaída de la unidad guinda quebrada por el airado Ebrard.

La exigencia de reponer la encuesta que hizo el ex secretario de Relaciones Exteriores ya fue rechazada por López Obrador. El mandatario en la conferencia matutina sigue tendiéndole la mano, pero sostuvo que si se presenta como candidato independiente podría dejar en un tercer lugar a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del Frente Amplio por México, la coalición del PAN, PRI y PRD.

¿Cómo queda el Morena?

Aún con la amplia base social con la que cuenta el partido del gobierno, gracias a los planes sociales y la retórica “progresista” de López Obrador, la probable ruptura de Marcelo Ebrard —quien ya afirmó que no tiene lugar en ese partido— y distancia evidente entre Ricardo Monreal y la dirección del partido —era inocultable su disgusto durante el acto del 6 de septiembre— impactan.

Es notoria la disputa por la mayor cuota de poder, al estilo del PRI. Aun cuando el presidente y la dirigencia del Morena reivindiquen el proceso de elección interna de su candidatura presidencial como un modelo de “democracia”, y que cuenten con la mayoría de las gubernaturas, las divisiones internas se ven mezquinas.

Y una encuesta está muy lejos de ser una elección primaria, un proceso que en otros países se lleva a cabo para seleccionar los candidatos.

Creado en 2011, el rápido ascenso del Movimiento de Regeneración Nacional y su llegada al poder se impulsaron con la crisis de los partidos patronales tradicionales aplicadores de los planes neoliberales dictados por el imperialismo estadounidense.

Pero aún con sus avances en el plano nacional, está lejos de ser el aparato aceitado que fue el PRI, como lo muestran las aguas revueltas en este proceso de selección del candidato presidencial. Más bien se evidenciaron las disputas entre las tribus, al estilo del PRD, y todos recordamos cómo terminó ese partido: apenas un apéndice (prescindible) de la coalición de la derecha.

Como otras formaciones políticas surgidas en América Latina durante la crisis del neoliberalismo, es más frágil que sus partidos antecesores, y requiere de alianzas con partidos menores para mantenerse en el poder.

El Morena se cimenta sobre López Obrador, ningunas de sus otras figuras tiene el poder de atracción del presidente. Un escenario parecido a las controvertidas elecciones en Coahuila, donde la disputa por la candidatura terminó en división y una derrota, aunque matizada porque en el norte el partido guinda tiene menos presencia que en el centro del país.

¿Esto afectará sustancialmente al Morena en las próximas elecciones? No necesariamente: la debilidad de la derecha es virtud para el Morena, y Sheinbaum se va a beneficiar de la base social de López Obrador.

Pero aun cuando llegue a Palacio Nacional como la primera presidenta de México, será una administración posiblemente más débil, sin el carisma del caudillo, con le necesidad de avanzar en cumplir los megaproyectos que no concluye este gobierno, la continuidad de la violencia y la militarización, la persistencia de la expoliación de las comunidades originarias, de la precarización laboral -que causa descontento en sectores de la clase trabajadora- y de la crisis en salud y educación.

También deberá enfrentar tensiones latentes con el imperialismo estadounidense y en un escenario internacional cada vez más complejo y con la perspectiva de un reducido crecimiento económico. Un panorama complejo donde aún no está dicha la última palabra.