Estados Unidos. Trump aprobó redadas en escuelas e iglesias: otro golpe contra los migrantes

El presidente republicano Donald Trump ha dado un paso aún más cruel en su agenda antiinmigrante: ha autorizado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) a realizar detenciones en lugares considerados “sensibles” como escuelas, iglesias y hospitales. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció recién la revocación de una política establecida en 2011 que prohibía los arrestos en estos espacios, los cuales históricamente han sido considerados como refugios para las comunidades más vulnerables.

La administración trumpista, con su retórica de odio y represión, ha decidido eliminar estas protecciones, convirtiendo las escuelas y los templos en verdaderos campos de persecución para los inmigrantes que, en su mayoría, buscan escapar de la miseria provocada por el mismo sistema capitalista que los explota y oprime en sus países de origen como decimos en nuestra Declaratoria:

En toda América Latina, las corporaciones estadounidenses y de otros países imperialistas, en alianza con grandes empresarios y terratenientes de cada país, expolian nuestros bienes comunes naturales mientras nuestras comunidades carecen de agua potable y padecen las consecuencias del cambio climático. Los patrones imperialistas amasan grandes fortunas con la mano de obra barata en las empresas, mientras los trabajadores carecen de sindicatos y beneficios. Las y los migrantes son el sector más vulnerable de la clase obrera internacional y están bajo ataque, con una ultraderecha xenófoba envalentonada que pretende dividir las filas de la clase obrera haciendo creer a los trabajadores estadounidenses que sus padecimientos económicos son culpa de los migrantes.

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El gobierno del conservador republicano Trump justifica esta revocación bajo la falacia de que es necesaria para “hacer cumplir las leyes de inmigración” y “capturar a presuntos criminales extranjeros”. Pero lo que realmente está haciendo al reforzar un sistema de control que criminaliza a los inmigrantes y los somete a condiciones aún más opresivas es condenarlos a vivir en condiciones ultraprecarias, sin acceso a derechos básicos como la salud o un hogar o, incluso, un trabajo con salarios dignos, y constantemente amenazados por la fuerza de la ley que opera a favor de la burguesía.

Esta nueva medida antiderechos es una clara agresión que busca aterrorizar a las comunidades inmigrantes y someterlas a una represión más violenta y despiadada. Lo peor de todo es que se está atacando a aquellos más indefensos, los que encuentran en las escuelas y en las iglesias un refugio frente a un sistema que los despoja de su dignidad.

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Este golpe bajo no se limita únicamente a los inmigrantes, sino que busca dividir a la clase trabajadora, enfrentando a los trabajadores nacidos en Estados Unidos con aquellos que han llegado en busca de una vida mejor. El gobierno de Trump busca fortalecer la división entre los oprimidos, pero debemos recordar que la lucha de los inmigrantes es parte de la lucha de toda la clase trabajadora. Esta estrategia de criminalización,
persecución y detención, que incluye la posibilidad de arrestos en lugares sensibles, es un claro intento de sembrar el miedo y la desconfianza en las comunidades inmigrantes, quienes ya viven bajo un constante estado de vulnerabilidad, pero debemos recordar que ellxs no son los enemigos; el verdadero enemigo es el sistema capitalista que fomenta el divisionismo, la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

La revocación de la política de libertad condicional humanitaria es otra muestra de cómo el gobierno de Trump está dispuesto a destruir cualquier derecho básico que las y los migrantes hayan conquistado, sometiéndolos a un proceso de revisión arbitrario y cruel. Esta medida no sólo niega a posibilidad de una vida digna para muchos, sino que fomenta un ambiente de incertidumbre, división, terror y desprotección. Pero no podemos quedarnos callados ni permitir que la opresión y la explotación crezca.

Es momento de organizar la resistencia, la lucha por los derechos de los inmigrantes debe ser una lucha de toda la clase trabajadora internacional y sin fronteras, exigiendo a nuestras direcciones sindicales que se pongan al frente de esta lucha contra la política antimigratoria de Trump y sus aliados llamando a huelga y a tomar las calles por derechos plenos para todo aquel que migra independientemente de su estatus migratorio.

Desde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el STUNAM, la juventud que lucha por derechos plenos, junto con aquellos que salieron a las calles de Estados Unidos a luchar en el #BlackLivesMatter, con todos los que salimos a protestar contra el genocidio en Palestina y todas las organizaciones sociales, activistas y defensores de derechos humanos, alcemos nuestras voces contra la cruel persecución, las deportaciones masivas y la criminalización de migrantes, independientemente de su
estatus. Porque, al final, la opresión de las y los inmigrantes es también la opresión de todos los trabajadores, es la opresión de los pobres, de los que luchan por un futuro mejor. La solidaridad y la unidad entre los pueblos son herramientas poderosas capaces de derrotar las políticas de odio y de explotación que avanzan como un cáncer sobre toda la clase trabajadora y campesina del mundo. ¡Luchemos por una vida que merezca ser vivida!

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