El presidente electo de Estados Unidos dio una incoherente conferencia de prensa en su mansión de Florida. Habló de Gaza, Canadá, la OTAN y más.
Martes 7 de enero 19:52
Este martes, el presidente electo de EE. UU., Donald Trump, dió una conferencia de prensa que dejó a muchos con la boca abierta, intentando descifrar qué tan en serio hablaba. Reiteró sus intenciones de recuperar el canal de Panamá, hacerse de Groenlandia, desatar el infierno en Medio Oriente y hasta prometió cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de Estados Unidos.
La conferencia fue convocada originalmente para hacer anuncios económicos, que estuvieron completamente ausente. Lo que sí hubo fue una catarata de quejas, insultos y amenazas al mejor estilo Trump, que claramente usó la ocasión para ponerse en el centro de la agenda política y mediática del país.
Antes de responder a las preguntas, Trump habló durante más de media hora sin centrarse en un solo tema. Despotricó del interés de Biden por los coches eléctricos, diciendo: “No sé qué pasa con los eléctricos. A este tipo le encanta lo eléctrico”.
Habló largo y tendido sobre política exterior, criticando la gestión de Biden de la guerra en Ucrania, la retirada de Afganistán y el conflicto en Israel. Amenazó con desatar “un infierno en Oriente Medio” si los rehenes retenidos por Hamás no son liberados el día de la investidura, repitiendo la amenaza cuatro veces. “Si no están de vuelta para cuando tome posesión, se desatará el infierno en Oriente Medio”, dijo a los periodistas. “Y no será bueno para Hamás ni, francamente, para nadie. Se desatará el infierno. No tengo que decir más, pero eso es lo que es”.
También volvió con su idea de no proteger a los aliados de la OTAN, una parte fundamental del pacto, si no aumentaban la cantidad de dinero que destinan a la defensa de sus propios países. En un momento dado, pareció confirmar un artículo publicado en el Financial Times en el que se sugería que quería que los países de la OTAN se comprometieran a gastar hasta el 5% de su PBI en defensa, lo que supondría un aumento significativo con respecto al presupuesto actual.
Como parte de su agenda internacional, insistió con su intención de comprar Groenlandia, que es parte de Dinamarca. Esta idea ya la habíamos escuchado en su presidencia pasada, pero ahora adelantó que pondría aranceles aduaneros altísimos a Dinamarca si se niega a ceder Groenlandia.
Dentro de su ánimo expansionista, característica central del imperialismo que representa, dijo que no descarta el uso de la coerción para recuperar el Canal de Panamá, que fue construído por EE. UU. hace más de un siglo pero devuelto al país mediante un tratado a finales de los 90s. No quedó claro a qué tipo de coerción se refería, si económica o militar.
También criticó a Canadá, diciendo que el país debería ser un estado de Estados Unidos por el apoyo económico que le presta. Dijo que no utilizaría el poder militar para conseguirlo, pero sí el económico para presionar al vecino norteamericano. “Nuestro ejército está a su disposición. Deberían ser un Estado. Eso es lo que le dije a Trudeau cuando vino”. Trump amenazó con utilizar la “fuerza económica” para unir a Canadá y Estados Unidos, dando a entender que reduciría sus compras de productos canadienses.
Canadá respondió rápidamente a través de su renunciado primer ministro, Justin Trudeau. Dijo que no existe la más mínima posibilidad de ambos países se unan.
El frente interno también estuvo presente en el discurso. Trump arremetió contra el presidente Biden por prohibir las perforaciones petrolíferas en algunas aguas costeras, dijo que el fiscal especial responsable de varias de las investigaciones contra él está “trastornado” y arremetió contra el juez de Nueva York que supervisa una causa penal contra él. “Es un grupo de gente enferma, y todo fue para influir en las elecciones”, dijo. “Todo fue una lucha contra su oponente político. Nunca hemos tenido eso en este país. Lo hemos tenido en algunos países. Lo hemos tenido en países de tercer nivel”.
También volvió a dejar abierta el martes la posibilidad de ofrecer indultos a algunos de los que están encarcelados por el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. “Bueno, lo estamos estudiando”, dijo cuando se le preguntó si estaba considerando indultar a personas acusadas de delitos violentos. “Vamos a mirar todo el asunto, pero voy a hacer indultos importantes, sí”.
Y, por supuesto, dejó momentos tan inolvidables como desconcertantes. Primero se quejó de las duchas de baño con caudal restringido, cuestión que pareciera ser de seguridad nacional. Y más adelante atacó a unos de sus enemigos favoritos, los molinos de viento. “Vuelven locas a las ballenas”, aseguró.
En un mundo por demás convulsionado, Trump promete echarle leña al fuego sin cansancio.