Según un estudio publicado por la Federación Argentina de LGBT (FALGBT), un 65% de personas de la diversidad sexual expresan que “salir del closet”, sigue trayendo problemas para conseguir trabajo.
Martes 2 de mayo de 2017
Durante el kirchnerismo hemos visto un avance en el reconocimiento civil, con diferentes leyes que conquistó el colectivo LGTBI como la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género o como la ley de cupo laboral trans en la Provincia de Buenos Aires y en distintos municipios.
Sin embargo, la conquista de estos derechos elementales nos demostró una vez más, que la igualdad ante la ley, no es la igualdad ante la vida.
Según ‘Pride at work’, el informe sobre diversidad sexual y empleabilidad realizado por la OIT, reflejó que en Argentina muchas mujeres lesbianas debían “disfrazarse” para poder aplicar en empleos como el resto de las personas. El estudio se realizó durtante el 2015 y 2016, años donde Cristina Kirchner era la presidenta.
El estudio también rebela que una vez conseguido el trabajo, lesbianas, bisexuales y gays se encuentran sometidos a chistes y situaciones discriminatorias por su orientación sexual, buscando con ese ambiente “corregir” su homosexualidad, brutalidad que se expresa en los acosos que sufren sobre todo las lesbianas en sus lugares de trabajo.
La situación empeora para las personas transgénero. El 95% de la población trans hoy se prostituye debido a que el Estado no garantizan los puestos de trabajo que preveen las tan peleadas leyes de inserción laboral en las distintas ciudades. Sean del kirchnerismo, del macrismo o del massismo, los gobiernos siguen negándole el derecho al trabajo a este colectivo históricamente marginado, que tiene su más cruel destino en la prostitución.
La CEDAW, en su informe del año pasado, publicó que siete de cada diez personas trans buscan otra fuente de ingreso que no sea la prostitución, y ocho de cada diez declararon que su identidad autopercibida les dificulta esta búsqueda, teniendo algunas -como última alternativa- que resignarse a su género biológico para poder trabajar.
Esto explica por qué la esperanza de vida de las personas trans es de 35 años, los riesgos de los asesinatos transfóbicos aumentan cuando se prostituyen, además de las razzias policiales y los acosos, como fue el caso de Celeste en Tucumán.
Esto está inexorablemente unido a que la gran mayoría de las personas trans son analfabetas o no terminaron sus estudios primarios o secundarios, al ser echadas de sus hogares por haber elegido una identidad de género diferente a la que fueron asignados al nacer.
Política ‘gay friendly’, mercado rosa y otras yerbas
Del otro lado de la realidad de la disidencia sexual, están las figuras que emergieron como “gay friendly” y que usaron los colores de la diversidad para hacer política a favor de la ganancia capitalista y los gobiernos de derecha.
Es el caso de Piter Robledo, militante de la Juventud PRO que saltó a la escena mediática por ser víctima de una golpiza debido a su orientación sexual, y hoy se encuentra a cargo de la Subsecretaría de Juventud que pertenece al Ministerio de Desarrollo social de la Nación. A Piter no le tembló la mano para, iniciado su mandato, despedir a más de 40 trabajadores de su área que se encargaban de contener y reinsertar socialmente a jóvenes en situación de calle.
La derecha neoliberal de Macri y su ceocracia son los que impulsan a la Argentina y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como capital del turismo gay, incentivando oficialmente y financiando lo que se denomina como “mercado rosa”: hoteles, bares, discotecas, cruceros, destinados a una minoría millonaria que puede pagarlo, jamás a la disidencia que pertenece a la clase trabajadora. Niegan y restringen nuestro derecho al trabajo, y además lucran con nuestro deseo.
Cifras dadas a conocer por la Cámara de Comercio Gay Lésbica Argentina (CCGLAR) evidencian que el turismo LGBTI un 15% de ingreso de CABA en la categoría de "turismo de ocio".
El gobierno financia el mercado rosa, aumenta el presupuesto para la policía brava que reprime nuestro deseo y nuestras identidades, en vez de poner a funcionar la ley de cupo laboral trans, para mejorar la calidad de vida de este colectivo.
¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!
La casta política que hoy gobierna, junto con la iglesia y su moral oscurantista y abiertamente homofóbica fomentan los prejuicios más reaccionarios que dividen a los trabajadores y a los jóvenes que hoy en día estamos sufriendo la crisis a nivel internacional, queriendo evitar que las luchas de la diversidad sexual, las mujeres e inmigrantes oprimidos, junto a la mayoría trabajadora explotada, se unan contra el capitalismo que solo nos propone miseria.
Rachid Stali es un obrero gay argelí que vive en París, y cuenta que “En la fábrica, cada vez que abría mi locker, me preguntaban por qué no tenía fotos de chicas desnudas, como todos los demás. En la clase obrera tenemos muchas de esas fotos. Un compañero del trabajo me decía: «¿Viste a ese coño?» Yo no decía nada, no me interesaba, me era totalmente indiferente. Me preguntaban en el trabajo: «¿Qué tal el fin de semana en la discoteca? ¿Follaste mucho?» Yo decía que sí, que coqueteé mucho. Era imposible decir que era homosexual, sobre todo cuando venías de una pequeña ciudad como la mía”.
Y termina: “Yo pienso que los obreros tienen también derecho a una sexualidad y derecho a la felicidad. La clase obrera ¡también tiene que ser feliz!".
Así como la de Rachid, ésta es la realidad de muchas personas que estando en sus lugares de trabajo deben soportar la homolesbotransfobia, así como también, salir a luchar por el acceso al trabajo y los más elementales derechos laborales. Como lo hicieron los trabajadores aeronáuticos de Buenos Aires que luego de importante triunfo de la agrupación Bordó - que llevó en su lista a un candidato de la comunidad LGTBI - varios compañeros de Falcon y Redguard de Aeroparque resolvieron organizar la Comisión Aeronáutica LGTBI en la que esperan que se sumen más compañerxs.
Como dijo Nicolás del Caño en el acto por el 1º de Mayo en la Plaza de Mayo citando a Engels:"¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar".
Por esto, es fundamental la organización de las personas LGBTI y de la clase trabajadora en los lugares de trabajo, formando comisiones de género y diversidad sexual, para pelear por una vida que valga la pena ser vivida, porque nuestras vidas valen mucho más que sus ganancias.