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Red Internacional
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Paro 11 de abril. ¿Un programa de lucha o uno para la presión social y electoral?

Comenzando la jornada de paralización convocada por la central unitaria de trabajadores, es necesario reflexionar críticamente con que programa la dirección de la CUT ha organizado un paro , completamente por arriba y sin involucrar a las asambleas de base.

Jueves 11 de abril

“Una mayoría social que quiebre el empate político y el bloque empresarial”, se titula el manifiesto escrito y firmado por la CUT, la Confech, la Asociación Nacional de Consejos y Usuarios de la Salud Pública, la Mesa Intersindical del Transporte Público, la Convergencia Nacional de Gremios Pyme y Cooperativas y la Coordinadora Metropolitana Nacional de Pobladores. Un “manifiesto social” que de social no tiene nada: fue discutido entre cuatro paredes, sin asambleas de base, sin discusiones entre quienes conforman esos organismos. Así sucedió en múltiples sindicatos afiliados a la CUT, así ocurrió en el movimiento estudiantil, un sector que tiene tradición de asambleas y discusiones democráticas de base, pero donde el PC prefirió entregar su firma pasando por encima de las y los estudiantes que pertenecen a la CONFECh.

Esta realidad de discusión por arriba dió lugar a un manifiesto de los dirigentes y a un “paro invisible” que muy pocos trabajadores y estudiantes de base ven, y menos, se sienten parte. El resultado no es un paro efectivo, sino una movilización testimonial de presión para que el gobierno pueda negociar en mejores términos con la derecha. Es urgente articular un pliego único de reclamos y coordinación de todos los sectores, sobre todo de aquellos que ya vienen encabezando movilizaciones.

El llamado manifiesto social no integra las demandas reales de los sectores obreros y populares, son las demandas del gobierno, por eso no incorpora las demandas de la lucha de huachipato, ni las demandas de las trabajadoras de educación inicial o de los campamentos amenazados con el desalojo. El resultado es un programa general, pero donde cada cual pelea por sus propias demandas. En oposición, hay que construir un pliego unificado que nos permita pelear en unidad y que parta de la base de las luchas y demandas actuales.

Los límites para la conquista de demandas parciales

Quienes dirigen la CUT están llevando nuevamente a trabajadores, pobladores y estudiantes a un callejón sin salida. Buscan recrear la ilusión de que a través de la implementación del programa de gobierno se pueden conquistar las demandas irresueltas. Por un lado el gobierno ha puesto en el centro el crecimiento económico, lo que significa ajustes y ningún peso para las grandes mayorías. Por otro lado, ningún sector consigue reformas mínimas, menos peleando por separado, en el marco actual económico no hay boom de las materias primas ni un marco internacional de crecimiento económico. En cambio, los empresarios pugnan por mantener sus intereses y seguir llenando sus bolsillos a costa de la precariedad de los trabajadores.

Tenemos que dar una respuesta de conjunto para enfrentar esta situación. ¿Qué significa esto? que en cada lugar de trabajo y estudio enarbolemos las demandas comunes por el derecho a la vivienda, a la educación, a la salud y contra la precariedad laboral. Desde abajo tenemos que ir construyendo con discusión en las asambleas y en base a las luchas en curso un programa común.

¿De qué se trata este manifiesto?¿Qué plantea?

El llamado manifiesto social de la CUT plantea una serie de puntos discutidos por arriba y con muy poca relación entre sí. Es un rejunte de demandas de diferentes sectores sin una coherencia. En salarios, se limita a un diagnóstico y a pedir una mesa de negociación con el gobierno que “cambie el paradigma”. Una abstracción que nadie comprende. Ante el problema del desempleo cuyas cifras llegan al 8,4% en el último trimestre, el manifiesto social propone un plan de capacitación y formación dirigido principalmente a mujeres. Sobre la reforma tributaria y un nuevo sistema de pensiones, el manifiesto social propone volver al programa de Boric que plantea el fin de las AFP y una reforma tributaria basada en el impuesto a los súper ricos y el royalty minero. Sin embargo, ya quedó demostrado que el gobierno de boric no avanzará a la eliminación de las AFP.

El manifiesto también plantea en general mejorar las condiciones laborales del sector público para lo cual el gobierno debería mejorar el diálogo. Otra generalidad es el apartado de educación donde dice que hay que avanzar al “fortalecimiento real de la educación pública”.

El manifiesto nada dice de las movilizaciones de Huachipato, de las trabajadoras de educación inicial en lucha contra la Ley de “guardería” universal. En consonancia, el apartado de vivienda no toma las demandas de los pobladores de las tomas que en un comunicado plantearon con claridad la expropiación de los territorios tomados por parte del Estado y la regularización de los mismos junto con la autogestión territorial. Además de la exigencia de que no haya ningún desalojo. Es un manifiesto que no articula realmente las movilizaciones en curso y los sectores que hoy están luchando por sus derechos. La carencia de estas demandas y luchas en curso revela que no se quiere poner al gobierno en problemas.

Finalmente, suma a su manifiesto mayor dotación de policías y financiamiento, un punto que no ha sido discutido en ninguna parte y que apunta a fortalecer a Carabineros de Chile, la misma institución que reprime las luchas históricas que han dado estudiantes, trabajadores, pobladores, mapuche, el movimiento de mujeres.

¿Qué programa levantar y cómo?

De acuerdo a Fundación Sol el 55,7% de los trabajadores y trabajadoras gana menos de $500.000 líquidos; el 71,1% gana menos de $700.000 líquidos; sólo el 15,8% gana más de $1 millón líquido. Los salarios simplemente no alcanzan para llegar a fin de mes. Es urgente que hoy, al 2024, luchemos por un salario mínimo igual a 750.000, que sea base de una escala móvil de salarios: no solo aumento del salario mínimo, sino de todos los salarios de acuerdo a la inflación. Y que sea algo permanente, un reajuste mensual automático.

El manifiesto social entrega una fórmula individual para enfrentar el problema de desempleo que llega al 8,4%. Sin embargo, es un problema sistémico: el saqueo de las riquezas generadas por la fuerza laboral por parte de un puñado de empresarios. El caso de Huachipato, el cual no integran las dirección del PC y el PS de la CUT en su manifiesto, es decidor. Su cierre no es responsabilidad unilateral del gobierno de turno, es también de una empresa en crisis desde el 2009 y cuya propiedad y gestión debe pasar a manos del Estado y de los trabajadores respectivamente, única vía para frenar el quiebre de la empresa y mejorar las condiciones laborales y estabilidad de las familias obreras de la región del Bío Bío.

Un plan que enfrente la precariedad laboral y enfrente el desempleo, debe contemplar la reducción de la jornada laboral a treinta horas, cuatro días a la semana, sin reducción salarial. Para que trabajen más personas, reduciendo al cero las cifras de desempleo y para que las y los trabajadores puedan acceder a tiempo de ocio, cultura, arte y disfrute con sus familias. El fin al trabajo precario y el paso a planta de todos los trabajadores.

Para acabar con las pensiones de hambre que entregan las AFP hay que avanzar a un sistema de reparto, solidario, controlado por comités de jubilados y trabajadores, que discuta y resuelva, democráticamente, qué hacer o donde invertir esa enorme bolsa de dinero que hoy está al servicio de los bancos y grupos como Luksic o Paullmann que acceden a créditos baratos para capitalizar sus propias empresas o financiar sus inversiones, aumentando exponencialmente sus riquezas, eso mientras las y los jubilados dependen de pensiones de hambre.

Luchar por un nuevo sistema de pensiones es una tarea pendiente que quedó planteada durante la revuelta y que claramente este gobierno, ni ningún gobierno que tenga compromisos con los empresarios, podrá resolver.

Compartimos la necesidad de establecer la negociación ramal, la indemnización de años de servicio y un sistema de cuidados. Este último tiene que estar basado en un fortalecimiento nacional de salas cunas y jardines, con libertad curricular, coeficiente técnico e infraestructura adecuada a las diferentes etapas de desarrollo.

El manifiesto no responde a qué se refiere con sistema de cuidados, y es una demanda en el aire al no tomar la demanda de las trabajadoras de educación inicial que hoy pelean para echar abajo la Ley de Sala Cuna Universal, una propuesta de ajuste laboral para la creación de guarderías sin cuestionar las extensas jornadas de trabajo de los cuidadores y sin asegurar ambientes educativos que respondan integralmente a las necesidades de la primera infancia.

Por otra parte es necesario pensar en una recaudación estatal desde políticas de fondo, que ataquen el saqueo de nuestros recursos naturales proponiéndonos la renacionalización del cobre, el litio y el agua bajo control de trabajadores y de la comunidad científica y profesional. Esta medida es la única que puede, por una parte, mitigar el impacto ambiental bajo otra modalidad de producción racional y democrática, y también como fuente para que las riquezas que se generan en estos sectores, vayan destinadas a los reales y profundos problemas de las y los trabajadores y el conjunto del pueblo, basta de llenarle los bolsillos a los grandes empresarios.

Solo confiando en nuestras propias fuerzas de movilización con total independencia del gobierno podremos conquistar nuestras demandas. La única vía realista es la de fortalecer nuestra organización desde la base proponiéndonos la recuperación de la organización sindical y estudiantil desde la base y convertirlas en organismos de lucha que construya un verdadero pliego único de demandas.