Wal-Mart inauguró el viernes pasado, durante el Black Friday, la temporada de fiestas con llamativas ofertas en sweaters para mujeres de “Faded Glory”. Mientras tanto, en otro rincón del imperio de Wal-Mart, en Bangladesh, sobrevivientes y familiares recuerdan el segundo aniversario del incendio en la fábrica Tazreen en las afueras de Dhaka, donde cientos de trabajadores producían estas prendas.
Martes 2 de diciembre de 2014
Fotografía: EFE.
Aunque en Estados Unidos, varias organizaciones llamaron a boicotear el Black Friday, cadenas como Wal-Mart amasaron ganancias millonarias una vez más con sus “precios bajos”, a costa del trabajo de millones de trabajadoras y trabajadores que reciben salarios bajísimos.
Hoy, dos años después de aquel 24 de noviembre de 2012, Wal-Mart parece querer dejar atrás el horrible legado de la fábrica de Tazreen. Pero las víctimas, incluyendo 112 personas muertas y muchas otras que resultaron heridas, no pueden seguir adelante.
El desastre de 2012 dejó a Maliha parcialmente ciega, con severas heridas en su cabeza y piernas, su esposo la abandonó. Ella declaró en un informe de 2013, para la Campaña Ropa Limpia y el Foro Internacional de Derechos Laborales (ILRF): “El dinero que ganaba trabajando en Tazreen me ayudaba a mantener a mi madre enferma. Ahora, me pregunto todos los días cómo podré sobrevivir y alimentar a mis hijos”.
La coalición liderada por la Campaña Ropa Limpia, que reúne a varias organizaciones de derechos humanos y sindicales, declaró: “Wal-Mart todavía no pagó ninguna compensación a las víctimas ni ha llegado a ningún tipo de acuerdo con las organizaciones de trabajadores para encontrar una solución”. Las y los trabajadores de la fábrica "habían producido también ropa para las marcas Disney, El Corte Inglés y Sears, entre otros. Ninguna de estas empresas han pagado tampoco un centavo como indemnización”.
Hasta la fecha, las diferentes organizaciones informaron que los sobrevivientes de la fábrica viven de algunos fondos de beneficencia, y a la vez denuncian la falta de transparencia en la ayuda oficial, ya que aun no ha llegado a muchas de las familias de las personas afectadas, cuya mayoría son mujeres con hijos pequeños, las mujeres son el único sostén de sus hogares, según informó la campaña a la revista The Nation.
La tragedia de Tazreen fue el preludio de un desastre aún mayor, el colapso del complejo Rana Plaza, en el que murieron más de 1.100 personas. Aunque en ambos incidentes hubo algunas propuestas de indemnización, la mayoría de las personas continúan enfrentando dificultades físicas y graves problemas económicos. De ellas, el 85% son mujeres, muchas de ellas madres solteras, y una gran parte no ha podido volver a trabajar debido a las lesiones.
Los dos incidentes demostraron que este tipo de tragedias es algo “común” en la industria textil en Bangladesh. La devaluación de la vida de los trabajadores se basa en los engranajes de la cadena de producción, que se refleja en los salarios terriblemente bajos y las ganancias astronómicas generados por altos ritmos de producción.
Kalpona Akter, un trabajador textil declaró: “el derecho a rechazar el trabajo peligroso no es posible. Cuando digo esto, estoy pensando en los trabajadores de Tazreen que recibieron la orden de volver a sus máquinas de coser cuando la alarma de incendios se había disparado y luego cuando fue claro que se trataba de un incendio real, las puertas de emergencia estaban cerradas y los encargados de piso con las llaves habían desaparecido”.
Para muchas familias en Estados Unidos habrá sido un Black Friday lleno de regalos para sus seres queridos, para las trabajadoras y trabajadores en Bangladesh fue un nuevo día que deben poner en riesgo su vida en el trabajo.
Fuentes: Campaña Internacional Ropa Limpia, The Nation.