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Una inyunción para Bruno Traven: de Baviera a México

Sergio Abraham Méndez Moissen

Una inyunción para Bruno Traven: de Baviera a México

Sergio Abraham Méndez Moissen

Ideas de Izquierda

La vida de Traven está imbrincada con dos revoluciones del siglo XX: la revolución bávara y la revolución mexicana. La obra literaria de B. Traven escribe sobre el congelamiento de dos revoluciones, pero también dilucida, con una alegoría, una imagen poscapitalista.

En la comunidad Rosa Blanca los indígenas olvidados por la revolución de 1910 reviven el principio anarquista derrotado en Baviera de 1918. Los dos grandes derrotados en ambas revoluciones viven en Rosa Blanca: el indigenismo anticapitalista y el anarquismo. La obra se desplazó como texto a una imagen movimiento, el cine, por el director mexicano Roberto Gavaldón en 1961.

Tres son las inyunciones de Traven. (Derrida, 2012: 17). Derrida usó el verbo «injonction» que se traduce como “inyunción”: imposición, emparentar sin que sea forzoso, un conjuro, sentir el acontecimiento, que imbrinca dos instantes distintos sin unirlos.

Uno: Baviera de 1918: la derrota anarquista

La revolución de noviembre de 1918 en Alemania culminó con el fin de una esperanza: en el centro fue la derrota. El fracaso de la expectativa bolchevique de extender la revolución mundial, el fracaso de la hipótesis espartaquista de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht para derribar a los socialdemócratas y la derrota de la revolución anarquista de Baviera. El SDP, de tradición marxista, organizó uno de los primeros grupos “paramilitares” para reprimir acciones callejeras.

Al mismo tiempo generó motivaciones mesiánicas libertarias. La inteligencia judía desarrolló en una coyuntura catastrófica, en el límite, el concepto de utopía: positiva y negativa. En Ernst Bloch es positiva (Principio de Esperanza), en Martín Bubber es positiva (Espíritu de la Utopía), en Gustave Landauer es positiva (Incitación al socialismo). En Walter Benjamin es negativa (Tesis sobre la historia), en Franz Kafka (Metamorfosis) es negativa, en Hanna Arendt (Totalitarismo) es negativa. Positiva en el sentido de que el acontecimiento de 1918 podría volver a conmocionar Europa y el mundo nuevo podría emerger en medio de la derrota. Negativa, en el sentido de que al no haber logrado la revolución de 1918 el mundo era la barbarie en regla.

Ret Marut, una de las tantas identidades de B. Traven, anarquista, estuvo cercano a la revolución de Baviera. Amigo muy íntimo de Gustave Landauer, ministro, de la República de los Consejos Obreros de Baviera. Participó de forma activa en la revolución junto a “Johaness Hoffman, primer ministro; Gustave Landauer, novelista; Ernest Toller, Eugene Levine, y Max Stirner uniéndose al Comité” y es descrito como “Ret Marut (B. Traven), escritor, intelectual progresista y anarquista. Marut fue director y editor de la revista Der Siegel Brenner (El albañil)” según el importante director de cine mexicano y amigo de Traven Gabriel Figueroa (Figueroa, 2008).

Gustave Noske, el organizador del Freikorpss, ejecutó la orden de asesinar a todos los grupos revolucionarios que se opusieran al gobierno en Weimar: los espartaquistas, los libertarios, anarquistas pacifistas. Es el año de la ejecución de Rosa Luxemburgo asesinada por Noske cuyo cuerpo fue tirado al río desde el puente de Landwehr. El orden reina en Berlín, su testamento, es una apología de la derrota, pero como lección: nunca una derrota evitará una próxima victoria. Gustave Landauer, anarquista, fue asesinado a golpes de porras, desnudado y exhibido en las calles de Baviera. Marut está cruzado por la derrota. Su exilio europeo, producto de la represión tras el asesinato de sus compañeros, sus múltiples personalidades y miedos a que su identidad fuera revelada, generaron una doble inyunción, aunque es una sola.

Dos: México de 1910: la derrota indígena

La obra literaria de Traven es un diálogo con la utopía mesiánica negativa de Franz Kafka. Una crítica negativa de la realidad existente en la que la libertad está completamente ausente, reducida a cero, en el que los hombres pierden todo el sentido de razón y prevalece la impotencia, un mundo en el que no existe justicia, la utopía es un elemento kafkiano por su ausencia. Kafka es profundamente utópico por mostrar la ausencia de la utopía.

México, al que llegó Marut, dio nacimiento a B. Traven. El país desarrollaba un proceso de institucionalización de la Revolución de 1910. El gran estallido revolucionario, que comenzó sin jefes y dirigentes, adquirió un poder especial con el incendio campesino de Francisco Villa y Emiliano Zapata que no tiene parangón en la historia de América Latina.

El ejército del norte, de Pancho Villa, organizó un tren blindado comparable al que Trotsky usó para derrotar a 14 ejércitos en 1917 en Rusia. El zapatismo, a diferencia de algunas ideas de Lenin, mostraba que los campesinos podrían adquirir una conciencia anticapitalista y que podrían diferenciarse del liberalismo de Francisco I. Madero. El magonismo, como utopía libertaria, contemporáneo a los bolcheviques, organizó un partido nacional, anarquista, que encabezó las rebeliones obreras en Río Blanco, Cananea y en Baja California con apoyo de los pueblos yaquis.

Como Kafka, Traven (Marut, etc) tiene como obsesión la utopía. En el caso de El tesoro de la Sierra Madre, El puente en la selva, Hacia el imperio de la caoba, La rebelión de los colgados y Rosa Blanca son parte de una literatura sobre la revolución mexicana: justo por la ausencia de ella. Cabe destacar que en México existe un género literario sobre la revolución. De Mariano Azuela en “Los de abajo”, pasando por “Cartucho” de la genial Nellie Campobello a la obra de Martín Luis Guzmán y que la obra de Traven dialoga de forma crítica con ese corpus literario robusto.

En las obras de Traven no existe eso que el Partido de la Revolución Mexicana, el “cardenismo”, Toledano, Calles, y demás caudillos llaman “revolución mexicana”. Es un vario y complejo entramado de época, descrito por Traven, en el que los campesinos que protagonizaron la revolución mexicana están olvidados, no existe la independencia y soberanía nacional, reina la injusticia, la explotación. Son obras de la revolución mexicana, justo, por la ausencia de sus conquistas. Describen críticamente el panorama del México post revolucionario, como elemento de denuncia, de la inexistencia. Es una obra dialógica negativa que logra atrapar en imágenes inmanentes el congelamiento de la revolución de Zapata, Villa y los magonistas, derrotada por el capital. No es una obra polifónica, en el sentido de Mijaíl Bajtín, es más bien una obra “anticipadora” y “avisadora” como sugería Walter Benjamin.

Tres: Rosa Blanca: alegoría anarquista e indígena y anticipación crítica del pasado

Rosa Blanca fue publicada en 1929 el año de la gran crisis mundial. Se desarrolla en Veracruz en medio de la expoliación de las grandes empresas petroleras de capital norteamericano y de la resistencia de los pueblos indígenas en defensa de su territorio, los bienes comunes y sus tradiciones.

En la novela la compañía Condor Oil representa la civilización, la modernidad, la ciudad, la urbe. La modernidad entendida como la expresión capitalista: explotación, el antroprocentrismo, el racionalismo, el urbanismo, la absolutización del sistema citadino, el individualismo, la frivolidad, el egoísmo, el economicismo y la concepción infinita y cosificada de la naturaleza.

Algunos de esos son los “aspectos” de la vida moderna delineados por Bolívar Echeverría como los “fundamentos” de la sociedad capitalista, son estilos de vida, de relación con la naturaleza y el mundo. En el fondo la modernidad considera que la naturaleza es infinita y al mismo tiempo una cosa explotable para el ser humano. De ahí su carácter antroposcentrista.

A ese mundo la hacienda Rosa Blanca opone uno enteramente nuevo que redime a los dos grandes movimientos que fueron derrotados en Baviera y México.

Traven pone en diálogo y cruce, como síntesis y como valores enteramente libertarios que representan una alternativa al mundo capitalista: el mundo indígena y el anarquismo. En la Hacienda Rosa Blanca que quiere ser expropiada por la Condor Oil. En Rosa Blanca existe una fusión del pensamiento indígena y el anarquismo.

El narrador nos reseña Rosa Blanca:

Todos los peones del rancho era de la misma tribu que el propietario. Nadie ganaba un salario elevado, muy poco dinero pasaba por las manos, pero todos los que trabajaban ahí vivían en él, por él y para él. El elemento humano era tomado en cuenta por sobre cualquier cosa que se hicieran o tuvieran que hacerse. Nadie se ponía nervioso, irritado o enojado jamás. Nadie guiaba o era guiado. (Traven: 1955: 9).

Rosa Blanca es el opuesto por el vértice de la sociedad moderna capitalista: su opuesto dialéctico. Es una sociedad enteramente libre, una defensa de valores anteriores indígenas y un pensamiento ético para el futuro desde una idea anarquista. Traven nunca abandonó sus convicciones anarquistas: las re construyó con las actividades del movimiento indígena.

Rosa Blanca es una utopía en el que la vida interior es creación unitaria del ser con la naturaleza, donde no existe explotación, opresión alguna. En Rosa Blanca no existe el estado moderno: no ha tocada la “civilización” el lugar, por eso es como una rosa blanca nunca tocada por el hombre civilizado. Es una rechazo al Estado. Tal y como detalló Landauer, amigo de Traven:

La idea de Estado es un espíritu artificiosamente elaborado, una falsa imaginación, objetivos que no tienen nada que ver entre sí, que no tocan tierra, como los hermosos intereses del idioma y de las costumbres comunes, y que apareja los intereses de la vida económica (y la clase de vida económica de hoy la hemos visto ya) entre sí y con un determinado territorio. El Estado, con su policía y todas sus leyes e instituciones de la propiedad, existe por la voluntad de los hombres, como miserable suplantación del espíritu y de las asociaciones para objetivos determinados; y los hombres deben luego existir para el Estado, que refleja algo así como un cuadro ideal y un fin de sí mismo, nuevamente pues un espíritu. (Landauer, 1918).

Una sociedad alternativa, pero paralela, romántica, armónica y sin clases. Existe una ética en Rosa Blanca: pensar en los que fueron y los que vendrán:

Ante sus ojos había algo mayor que cualquier cantidad de dinero. Había algo elevado y sacro. Lo que él recibiera de sus ancestros nunca lo considero propiedad suya. Lo había aceptado para cuidarlo y conservarlo y mejorarlo. (Traven: 1951: 37).

Es una defensa de valores llamados “primitivos”, “atrasados” “mágicos” frente al progreso científico y tecnológico.

Es un mundo encantado, sin cualificación o cálculo racional, sin estado, comunalista, en el que no existe el egoísmo y prima la unión solidaria de los lazos sociales: el de los pueblos indígenas y con ello es una reivindicación del don comunal. La defensa de la tierra, como madre y como territorio, el consenso en asamblea para la toma de decisiones, el servicio gratuito, como ejercicio de autoridad, el trabajo colectivo, como un acto de recreación y los ritos y ceremonias, como expresión del don comunal.

En Rosa Blanca está en juego la eternidad:

Supóngase que algún día encontrara él a sus mayores en los campos de caza de la eternidad y que le preguntarán “Jacinto, ¿qué hiciste con nuestra casa? ¿qué hiciste con la herencia de tus hijos y tus nietos, de todos tus descendientes?” de haber actuado en contrario habría tenido que huir para esconderse avergonzado” (Traven: 1955, 37).

En Rosa Blanca hay armonía: entre los hombres, la tierra, el trabajo, la naturaleza. Pero también es una promesa: es justicia con los antepasados, los presentes y los venideros. Si se leen bien los diálogos de propiedad de Rosa Blanca la hacienda pertenece a los hombres pasados, presentes y futuros. Recuerda la utopía mesiánica: un tiempo que atrae a los pasados y a los que vienen en el presente. El ejercicio de responsabilidad en Rosa Blanca es con nosotros mismos, pero también con la memoria de los pasados y con la fuerza de heredar un mundo mejor: es una fuerte ética que trabajaron sus contemporáneos, en especial, M. Buber.

Traven opone al mundo capitalista, el pasado, en ese tono es un romanticismo anticapitalista (defender los valores indígenas contra el capitalismo llamado “atrasados”) y un anarquismo ético que se puede leer esta cita de Rosa Blanca que incluye el pasado el presente y el futuro de acuerdo con el concepto de Gustave Landauer, amigo suyo en Baviera. En Rosa Blanca está en juego la eternidad: “supóngase que algún día” qué dirán los antepasados, los presentes y los descendientes de estos si Jacinto vende la hacienda.

La alegoría es representacional, no ilumina el caos (como en la idea de la polifonía de Mijail Bajtín), es una idea fuerza, un relámpago que se cruza con la historia. De ahí El Ángel de la Historia es la alegoría, como un balazo, de la representación de la modernidad. En la época del alto capitalismo el cine es la principal forma de liquidación del arte aurático. Pero, en ocasiones especiales, podría adquirir elementos pedagógicos.

La historia, como escritura crítica del pasado, de la revolución de 1910 sólo logró desarrollarse de un modo nuevo hasta los años sesenta con la publicación de La revolución interrumpida de Adolfo Gilly y las tesis de Ensayo sobre un proletariado sin cabeza de José Revueltas. El paradigma imperante, y que reflejó una adaptación del Partido Comunista y de Vicente Lombardo Toledano, sugería que el PRM (luego PRI) era el partido que institucionalizó el proceso revolucionario y, cuya existencia histórica sugería, completarlas en sus filas. El cardenismo: la mayor expresión de este “nacionalismo” de Estado, gobierno, régimen triunfante. La ideología de la revolución mexicana llevó a la interrupción de la potencia plebeya de las masas.

En el cine documental la primera experimentación sobre la interrupción de la revolución la realizó el argentino Raymundo Gleyzer. La revolución congelada explica del fin de un proceso que comenzó en 1910. La obra de Traven es una alegoría del congelamiento de la revolución de 1910. Una alegoría de la derrota de este proceso social profundo.

Anticipa a la obra de José Revueltas, la historia crítica de Adolfo Gilly, como material crítico del pasado, y el cine documental de Gleyzer en tanto que un buen número de sus obras se convirtieron en películas. Tiene dos inyunciones: la derrota de la revolución de 1918 en Berlín y la derrota de la revolución de 1910 en México. Traven realiza una alegoría con dos sectores populares derrotados (indígenas y anarquistas) mientras Gavaldón dialoga con Gleyzer en imagen movimiento.

Uno de los desplazamientos de la novela a la imagen la podemos ver en las líneas de Traven puestas en movimiento:

La lucha impía de todas las compañías petroleras en la república tenía una meta principal y ésta era apropiarse de todas tierras que presentara aún la más leve posibilidad de producir petróleo algún día, en un futuro próximo o en cincuenta años o cien años. (Traven, 1955: 2)

Referencias
DERRIDA, Jacques (2012), Espectros de Marx, Trotta, Madrid.
GILLY, Adolfo (1968), La revolución interrumpida, México.
BENJAMIN, Walter (1990) Las Tesis sobre la historia, México.
BENJAMIN, Walter (1990) La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, México.
FIGUEROA, Gabriel (2008), Recuerdo de B. Traven, Jornada on line. Disponible en http://www.jornada.unam.mx/2008/02/03/index.php?section=cultura&article=a02n1cul
LANDAUER, Gustav (2005). La revolución, Buenos Aires, Libros de la Araucaría.
LANDAUER, Gustav (2015). Escepticismo y mística, aproximaciones a la crítica del lenguaje de Mauthner, México, Herder.
LANDAUER, Gustav (1918) “Incitación al socialismo”, < http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/incitacion/9.html > consultado por última vez en 13 de octubre del 2016.


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