Otro diciembre termina y como hace 18 años la previa de los festejos de fin de año se tiñe del recuerdo de la masacre de Cromañón. Una herida abierta marcada a fuego en la cultura de la juventud argentina.
Viernes 30 de diciembre de 2022 20:51
Imagen: Radio Ambulante
"Almas jóvenes en busca de la gloria se encontraron cara a cara con la muerte" decía un tema que sonaba en mis años de secundaria, nosotros lo coreábamos con pasión ¿Cómo no empatizar con el sentimiento de esos pibes venidos de todas partes de la ciudad, el conurbano y hasta más lejos, a festejar durante un par de horas con canciones que relatan una realidad tan común? Con el recuerdo del 2001 marcado en la memoria y en el cuerpo, en el hambre, en las jornadas de trabajo o estudio ajenas al goce o algo que se le parezca, consecuencias directas de las reformas laborales, las privatizaciones y la reforma educativa.
Las letras de Callejeros, cómo tantas otras bandas surgidas del "rock barrial", cómo Viejas locas, Gardelitos, La 25 y tantas más, narran en primera persona esas vidas precarizadas que tanto desahogo necesitan.
"Quiero que sea este lugar, pero convertido" y en los tempranos principios de los dos mil se oía el eco de lo que el movimiento feminista ya empezaba a pelear en los encuentros de mujeres "Que decir aborto sea legal".
Mucho se escribió sobre la tragedia de Cromañón, sus causas, los responsables, sus consecuencias negativas y "positivas", si queremos pensar en las medidas que se empezaron a implementar luego de esa noche. A pesar de toda la tinta y tiempo de debate, los principales responsables políticos siguen en libertad.
Una de mis primeras “acciones políticas", me acuerdo que fueron las concentraciones en tribunales exigiendo verdad, justicia, castigo a los responsables y que no usen a los artistas de chivos expiatorios. Muchos de los pibes y pibas que conocí en esas concentraciones hoy son buenos amigos y con algunos de ellos comenzamos a militar para intentar cambiar este sistema podrido que nunca intentará siquiera sacudir todo el entramado de corrupción estatal-empresarial que a diario nos roba los sueños y el futuro. No solo dándole habilitación para funcionar a locales en pésimas condiciones de seguridad o cortando el agua del boliche donde una nueva generación de jóvenes festeja como el caso de la fiesta Timewarp. Ni hablar de políticas de reducción de daños para tratar adicciones y el consumo recreativo de drogas, que puede terminar en tragedias como la de la cocaína adulterada en San Martín.
También nos roban el futuro cuando lo único que nos ofrecen como tal es dejar el lomo en laburos en negro o que nada tengan que ver con la pasión de cada persona.
La vida del obrero es así y pocos son los que van a zafar
Este sistema, su política, sus gobiernos, sus organismos, sus acuerdos de deudas, está empeñado en rifar la idea de "futuro" al mejor postor y para el que no puede agua y ajo.
Esto es doblemente perverso si pensamos en el desarrollo individual de cada pibx, su consecuencia es la generación "ni-ni" cómo llaman los diarios del mundo a la juventud que ni estudia ni trabaja ni busca trabajo, otros menos perspicaces directamente hablan de "vagos" y se dedican a construir un enemigo cuyos reclamos, necesidades y casi que su mera existencia perjudican al que labura y se rompe el lomo, para evitar poner sobre la mesa la raíz de la cuestión y generar alguna justificación que permita recurrir a la represión de la protesta cuando lo consideren necesario.
Esta incertidumbre que viven miles de jóvenes en el país tiene consecuencias directas sobre las vidas. Cabe poner sobre la mesa la abrumadora cantidad de jóvenes con problemas de depresión, ansiedad y adicciones que no para de crecer. No para trazar una línea recta entre causas y consecuencias, pues detras de cada caso hay una historia propia, más es absurdo pensar que una generación sin garantías de futuro pueda gozar de una salud mental y emocional en tales condiciones de precarización de la vida, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en los jovenes.
Esto no es algo natural de una supuesta “generación de cristal”. Tenemos que entender que es consecuencia directa del accionar del capitalismo sobre nuestras vidas ¿Por qué habilitaron Cromañón? Para hacer plata ¿Por qué cortaron el agua? para vender embotellada ¿Por qué trabajamos en negro? porque se quieren ahorrar plata ¿Por qué se siguen explotando los recursos del planeta llevándonos al borde de la extinción como especie? Es mucho más que las ganas de hacer plata que tenga cada capitalista aislado, es un sistema económico que intercambia el futuro de las mayorías para que unos pocos tengan una vida del lujo más vulgar.
Esta creciente sensación de “no futuro” es algo que nuestra generación tiene en común con aquella juventud de fines de los 90 y principios del 2000, dos generaciones atravesadas por la crisis económica y los estragos del neoliberalismo. Creo que está a la orden del dia pensar cómo evitamos que las próximas generaciones tengan que seguir padeciendo las mismas tragedias una y otra vez y en memoria de todos los jóvenes a los que les negaron los sueños, nos propongamos soñar una realidad que nos vendieron como imposible y para eso es necesario que cada uno desde su lugar empiece a organizar la bronca en pos de terminar con cada aspecto de mierda de esta sociedad y conquistar un futuro digno para todxs.
Citando al filosofo francés Frederic Lordon (replicado por Josefina Martinez en esta excelente nota ): “Solo un increíble despliegue de energía política logrará evitar que el capitalismo lleve a la humanidad al límite del límite, un despliegue que suele llevar el nombre de revolución”.
Nadie dice que sea fácil, pero así estoy seguro que en nuestras almas va a dejar de llover.