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Valor objetivo y las críticas de la derecha

Iván Salazar

Economía

Valor objetivo y las críticas de la derecha

Iván Salazar

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Dada su gran importancia para entender la naturaleza explotadora del capitalismo, esta y una serie de notas posteriores serán dedicadas a la defensa de la teoría del valor-trabajo de Marx ante los más virulentos ataques de la derecha.

Utilidad, valor y el “problema” del vino en la sociedad de abstemios.

Al debatir con distintos grupos de derecha, desde neoliberales hasta “libertarios” (un término que retoman y desvirtúan de los anarquistas de izquierdas), es común encontrarse con una serie de argumentos, repetidos hasta el cansancio, que pretenden demostrar que la teoría del valor marxista (a la que nos referiremos también como teoría del valor-trabajo o teoría objetiva del valor) es errónea. Contra ellos, y con el fin de enriquecer las herramientas de debate de la izquierda revolucionaria, se dirige este artículo.

Para empezar, es importante comprender a los mencionados personajes. ¿A qué se debe su interés por refutar la teoría objetiva del valor? Recordemos cuál es la gran conclusión a la que arribó Marx al analizar el valor de las mercancías: que la explotación, y no la inteligencia, ni los “hábitos millonarios” de los capitalistas, es la fuente de sus ganancias. Si nuestros economistas de derecha consiguen demostrar que esta teoría se equivoca, estarían salvando la reputación de estos, que para sorpresa de nadie, son sus patrocinadores: no habría razón para considerarlos explotadores, ni tampoco razón para luchar contra ellos.

Pues bien, echemos un vistazo al estado de su cruzada contra el marxismo:

Marx y el valor subjetivo

El que es, quizá, el argumento más común de la derecha contra la teoría del valor-trabajo puede resumirse en una pregunta de Javier Milei, el “libertario” argentino que quiere ser presidente, privatizar avenidas y legalizar la venta de órganos: ¿cuánto vale el vino en una sociedad de abstemios? Para Milei y compañía, como el profesor de economía Martin Krauze, [1] la teoría del valor trabajo no toma en cuenta que las personas tenemos diferentes deseos y preferencias, y por eso afirma que cualquier cosa, por el simple hecho de haberse producido con trabajo, tendrá que ser apreciada y vendida. Esto, para su desgracia, es falso, y para demostrarlo nos basta citar un pequeño fragmento del Capital:

“Para convertirse en mercancía, el producto tiene que ser transferido al otro, al que sirve de valor de uso, mediante el intercambio. Finalmente, ninguna cosa puede ser valor sin ser objeto de uso. Si es inútil, también es inútil el trabajo contenido en ella y, por tanto, no constituye ningún valor”. [2]

¿Cuánto vale, según Marx, el vino en una sociedad de abstemios? Evidentemente: Nada. Y es que para él toda mercancía (es decir, todo bien que se produzca para venderse) es, a la vez, valor de uso y valor de cambio. El valor de uso es la utilidad de la mercancía, su capacidad para satisfacer alguna necesidad o deseo, mientras que su valor de cambio es la proporción en que puede intercambiarse por otras mercancías; en pocas palabras: su precio. Cabe señalar aquí que esto se encuentra escrito apenas en la segunda página del Capital. Es decir, que personajes como Milei o Krauze no han leído nunca ni las primeras páginas del libro, o sencillamente mienten a su audiencia.

Valor y precio: el talón de aquiles de la derecha

Hemos mencionado dos valores: de uso y de cambio, ¿pero qué hay del valor a secas? Este concepto, para neoliberales y “libertarios”, es casi un sinónimo del valor de uso: es la utilidad de un bien percibida por el que lo va a consumir, y en otra de sus “grandes” críticas contra Marx, pretenden hacernos creer este último entendía lo mismo por valor. De ahí que puedan afirmar ridiculeces como que, para Marx, algo parecido a un auto hecho en dos años, aunque no sirva para nada, debería venderse caro en el mercado, [3] pero como podrán imaginar, esto es completamente falso.

Para Marx, el valor es lo que queda de las mercancías si ignoramos todas y cada una de sus propiedades materiales, es decir, su cualidad común: ser productos del trabajo. Pero no cualquier trabajo: puesto que son producidas para otros, nos referimos aquí a un trabajo social, que existe y se realiza porque otros necesitan que se realice. Veamos cómo desarrolla la cuestión el propio Marx:

“¿Cuál es la sustancia social común a todas las mercancías? Es el trabajo. Para producir una mercancía hay que invertir en ella o incorporar a ella una determinada cantidad de trabajo. Y no simplemente trabajo, sino trabajo social. El que produce un objeto para su uso personal… crea un producto, pero no una mercancía... para producir una mercancía, no sólo tiene que crear un artículo que satisfaga una necesidad social cualquiera, sino que su mismo trabajo ha de representar una parte integrante de la suma global de trabajo invertido por la sociedad. Ha de hallarse supeditado a la división del trabajo dentro de la sociedad. No es nada sin los demás sectores del trabajo...

... Llegamos, por tanto, a esta conclusión. Una mercancía tiene un valor por ser cristalización de un trabajo social. La magnitud de su valor o su valor relativo depende de la mayor o menor cantidad de sustancia social que encierra, es decir, de la cantidad relativa de trabajo necesaria para su producción”. [4]

Estas palabras pueden resumirse en los siguientes puntos:

Que la existencia de las mercancías supone un gran desarrollo de la división de trabajo y la existencia del mercado. No hablamos de una sociedad donde cada quien produce lo que necesita, sino que produce para otros, de tal forma que, sin el mercado, ni él ni esos otros podrían satisfacer sus necesidades.

Que en una sociedad así, el tiempo que sus habitantes destinan a producir lo que necesitan está fragmentado: una parte se destina a producir maíz, otra a producir trigo, otra más a producir acero, automóviles, etc. Y, en consecuencia, cada mercancía particular representa una fracción de todo ese trabajo realizado (lo que constituye su valor), y como tal, cada una es intercambiable por otras en determinadas proporciones (su valor de cambio). Por ejemplo, si decimos que un kilo de maíz equivale a dos de trigo, decimos en realidad que producir maíz cuesta, en general, el doble de trabajo que producir trigo.

Esta cantidad de trabajo socialmente necesaria para producir una mercancía puede medirse en unidades de tiempo (segundos, minutos, horas, etc) y esta medida es lo que Marx llamó tiempo de trabajo socialmente necesario (TTSN), que, sin ser muy rigurosos, podríamos decir que es el valor de las mercancías (aunque en realidad sea su medida).

El error de nuestros “economistas” de derecha es obvio. Para ellos, Marx habría dicho que el valor de una mercancía es el tiempo que le toma a un productor privado producirla, y que este “valor” es igual a su precio. Así, por ejemplo, tenemos al “economista” y catedrático Jesus Huerta de Soto (también conocido por decir que el imperio romano cayó por culpa del socialismo) [5] diciendo que la teoría del valor-trabajo está mal porque alguien se podría encontrar un diamante mientras camina por la selva y luego venderlo muy caro en el mercado, aunque no le haya costado ningún trabajo producirlo. [6] Pensando que dio en el clavo, nos muestra en realidad que tampoco ha leído a Marx o que no le da vergüenza mentir aunque sea profesor universitario.

Lo que le cueste a una persona individual producir una mercancía es totalmente irrelevante, pues lo importante será cuánto le cuesta, en promedio, a toda la sociedad. Pensemos en dos productores, A y B, de la misma mercancía. A es un trabajador ejemplar y B un perezoso. A produce la mercancía en la mitad del tiempo que B, por lo que, según Krauze o Huerta de Soto, su mercancía valdría menos que la de B, pero según Marx, la de ambos valdría exactamente lo mismo: el promedio, de modo que A saldría ganando, pues podría vender su mercancía por encima de lo que le costó producirla.

Lo dicho es particularmente malo para otro “gran” argumento de la derecha: que según el marxismo es imposible que una empresa quiebre. Recordemos que una mercancía se produce para otros. Pues bien, esos otros no sólo piden una mercancía, la piden en determinada cantidad cada cierto tiempo. En nuestro ejemplo, y dada esta circunstancia, A no solo se beneficiaría por producir en menos tiempo que el promedio, sino que tendría la posibilidad de acaparar todo el mercado, adelantándose a B para surtir la demanda. El resultado: nadie le comprará a B y terminará quebrando. De este modo el valor es un promedio dinámico, que tiende a aproximarse al tiempo que le tome producir algo a los productores más rápidos, siendo las quiebras (y el desempleo que conllevan) un mal inherente a la producción de mercancías.

Al final, lejos de ser absurda, la teoría objetiva del valor resulta retratar a la perfección nuestra economía capitalista. Una donde se produce para otros en forma privada, donde las demandas son satisfechas entre convulsiones donde unos ganan y otros pierden, causadas por el innegable hecho de que el valor de cuanto se produce corresponde a lo que la sociedad entera trabaja para producirlo.

Al revés de lo que afirman, el absurdo realmente está en la gran cruzada de los economistas de derecha, que se entretiene peleando con algo que ella misma inventó. Sin embargo, como su misión es vital para la legitimidad de los capitalistas, sus críticas contra la teoría objetiva no pueden acabar ni acaban aquí, y en intentos cada vez más desesperados, invocan a la tierra virgen, a los cuadros de Da Vinci, a la unión soviética, entre otras cosas, que atenderemos debidamente en futuras notas.


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NOTAS AL PIE

[1Martin Krause desmontando la teoría del valor trabajo: https://www.youtube.com/watch?v=XRJz_o_5g_0

[2Marx, K. 2000. Mercancía y dinero. En El Capital (2a ed. P. 63). Akal.

[3Krause, Idem

[4Marx, K. 2010. Valor y trabajo. En Salario, precio y ganancia (p. 38-39) Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx. https://centromarx.org/images/stories/PDF/salario.pdf

[5La caída del imperio romano por Jesus Huerta de Soto: https://www.youtube.com/watch?v=6PcaciZean4

[6Crítica de la teoría de la explotación por el profesor Jesus Huerta de Soto: https://www.youtube.com/watch?v=cPrBhM5leX4
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