Tras retornar después de más de 10 años de su asilo político en Brasil, Branko Marinković retornó a Bolivia en enero del presente año, hecho que sólo fue posible con el gobierno golpista. El día de hoy, Marinković es posesionado como Ministro de Planificación del Desarrollo, consolidándose así los intereses de la oligarquía cruceña en el poder.
Miércoles 5 de agosto de 2020
Foto: Página Siete
Para recordar, Branko Marinković es un empresario cruceño, dedicado a la industria de oleaginosas, principalmente de soya y girasol, fue director del Banco Económico y tiene inversiones ganaderas tanto en Bolivia como en Brasil. Este empresario fue presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz y fue parte del bloque del CONALDE, conformado por Rubén Costas, Mario Cossio, Leopoldo Fernández, Ernesto Suárez y Sabina Cuéllar, entre otros, quienes formaron un bloque denominado la "Media Luna". El objetivo era separar a la denominada Media Luna, conformada entre los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, del resto “improductivo” de Bolivia. Tras la "Masacre de Porvenir", el 11 de septiembre del 2008, dicha alianza fue superficialmente fracturada. Tras ser acusado de sedición y terrorismo Marinković fue exiliado del país. Años después, en 2017, Marinković fue investigado por tener cuentas offshore denunciadas en los Panama Papers. Al igual que el empresario cruceño Fernando Camacho, Marinković fue acusado por lavado de dinero y evasión de impuestos.
El exilio de figuras importantes para la organización de la oligarquía boliviana no significó otra cosa que un tiempo para reorganizarse y planificar la reconsolidación de su proyecto político neoliberal superficialmente boicoteado por el Movimiento al Socialismo. Tras gestar el golpe al pueblo, era de suponerse su retorno al poder, lo único destacable es el cinismo con el que lo hacen.
A pesar de que el gobierno del MAS ha sido servil a la oligarquía cruceña, no es el único gobierno que ha permitido que sus arcas engorden a costa del estado. Los diversos fondos estatales destinados al sector de agricultura y ganadería y su malversación han sido la base para la consolidación de una oligarquía que huele a pesticida y que se fortalece con la pandemia. Los incendios en el oriente boliviano la gestión pasada y los de la gestión actual develan uno de los principales intereses del sector: expandir su ganancia a cualquier costa. No es casual, por tanto, la falta de atención a los incendios que este año son más intensos que la gestión pasada sumado al PLUS (Plan de Uso del Suelo) aplicado en el Beni.
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El discurso de Áñez contra el paquete de decretos incendiarios el año pasado solo develan que era una campaña política más para desfavorecer al ya débil partido de Morales, ya que poco o nada le interesa el medio ambiente y la seguridad alimentaria. Dicha afirmación se confirma este año con el lanzamiento del DS. 4232, el cual tiene como principal objetivo la introducción de semillas transgénicas del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya a la agricultura, las cuales son semillas altamente utilizadas para los monocultivos de los previamente mencionados empresarios. El discurso legitimador que tiene en esta oportunidad este grupo neoliberal es la fractura democrática y la pandemia, lo que dan pie a la ejecución de su proyecto. A título de la “reactivación de la economía” esta élite pretende poner en marcha su proyecto político neoliberal, racista y fascista. Para este sector las necesidades de las y los bolivianos no son importantes al igual que la pérdida de biodiversidad y el ecocidio, ya que el único norte de esta oligarquía es seguirse enriqueciendo sin importarles nada más que su dios dinero. Es así como el señor Marinković, ahora Ministro de Planificación del Desarrollo, va a ser un digno representante del desarrollo económico de la oligarquía cruceña y del mayor empobrecimiento y dependencia del pueblo empobrecido y los trabajadores y trabajadoras.
Frente a esta arremetida del golpismo, que busca mantenerse en el poder, necesitamos organizarnos con independencia del MAS que lleva todo el descontento social detrás de la demanda electoral y ha venido realizando constantes pactos y negociaciones con el golpismo. También es importante recuperar las organizaciones sindicales al servicio de las luchas de los trabajadores y trabajadoras y el pueblo empobrecido, no podemos seguir depositando confianza en una COB que hasta ha tenido un rol golpista.