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Red Internacional
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Entrevista. Venezuela: “Hay una guerra de hambre contra el pueblo”

La Izquierda Diario entrevistó a Eduardo Sanchez, presidente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela. Están en huelga y fueron reprimidos por la Guardia Nacional el 22 de marzo.

Lunes 29 de mayo de 2017

Los trabajadores universitarios de Venezuela se encuentran en lucha por su convenio colectivo, en defensa del salario y por el reconocimiento de su sindicato. La Izquierda Diario entrevistó a Eduardo Sanchez presidente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (SINATRAUCV) y de la Federación Nacional de Trabajadores Universitarios. Cada año el gobierno venezolano decreta aumentos salariales que no son discutidos por los trabajadores y que están muy por debajo de la inflación. Los trabajadores universitarios exigen la indexación salarial, la discusión de los convenios por sus trabajadores y el reconocimiento de su sindicato.

Publicamos a continuación extractos de la entrevista que se puede escuchar completa aquí

LID: ¿Cuál es la lucha que está llevando a cabo el sindicato y cuándo comenzó el conflicto?

Los aumentos salariales siempre vienen de la mano del presidente de la república, en donde discuten contratos que nadie conoce, que no se debaten

Eduardo Sanchez: Esta es la crónica de un conflicto anunciado. Es la tercera contratación colectiva que se debería estar haciendo con todo el sector universitario. En todas las contrataciones existe la intención siempre manifiesta de parte de los voceros de la central socialista, mal llamada socialista porque no tiene nada que ver con el socialismo y mucho menos con los trabajadores, que es la central del gobierno, de dejar por fuera al resto de los trabajadores en función de administrar la contratación colectiva única, tratando de imponer esos contratos que nosotros hemos llamado contratos estandarizados, es decir en donde los aumentos salariales siempre vienen de la mano del presidente de la república, como lo han hecho con el sector petrolero, en el metro o como lo hacen en la administración pública, en donde discuten contratos que nadie conoce, que no se debaten.

En esta oportunidad el ministro de Trabajo, Francisco Torrealba, convocó solo a un sector. Ahí se presentaron dos propuestas en el mismo lapso. Una es la propuesta de contrato que presentó el gobierno y la otra es la que presentamos los trabajadores de base de 14 organizaciones sindicales legitimadas. Sin embargo decidieron sencillamente llamar a discutir como tercera Convención Colectiva Única (CCU) la propuesta del gobierno con los actores del gobierno, dejándonos por fuera. Entonces nosotros nos presentamos ante el Ministerio de Trabajo e hicimos una toma, una tranca, y el día que se instalaba tuvieron que invitarnos a participar en la mesa y allí expusimos que nosotros tenemos una propuesta de contrato colectivo expresada por un grupo de organizaciones legitimada y que por ley ellos tienen que darnos respuesta, y que nosotros no estábamos interesados en discutir ese contrato porque no tiene nada que ver con lo que nosotros planteamos.

Alrededor de 1.000 trabajadores nos concentramos en la vicepresidencia, y cuando tratamos de llegar al edificio fuimos atacados por la Guardia Nacional y luego por los llamados “colectivos”

En la segunda oportunidad, dos días después, nos fuimos al Ministerio de Educación Universitaria y emplazamos al ministro diciéndole que ahí hay una situación en la que se está convocando a un contrato con otros actores, y el ministro dijo que la convocatoria no la hacía él y nos extendieron una invitación para que participáramos con derecho a voz, pero sin voto, para discutir un contrato que no es el nuestro. Eso llevó a que una semana después nosotros discutamos hacer una movilización, y alrededor de 1.000 trabajadores nos concentramos en la vicepresidencia, y cuando tratamos de llegar al edificio fuimos atacados por la Guardia Nacional.
Posteriormente cuando trabajadores se defendieron y superaron a la guardia nacional, nos atacaron los llamados “colectivos”, que no son más que pequeños grupos fascistas, que nos empezaron a tirar piedras a golpear y a robar. Entonces ahí se generó todo una situación en la que no pudimos entregar nuestro documento y nos fuimos para la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) y la tomamos para centralizar en conflicto allí.

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Allí se desata el conflicto e hicimos una asamblea universitaria que decidió por unanimidad declararnos en conflicto e ir a la huelga. Posteriormente con obreros, empleados y profesores en el marco de la instancia llamada Comando Nacional Interfederativo, convocamos a un referéndum nacional, que se cumplió entre obreros y empleados en un 60 a 80% de participación, y el 76% votó por la huelga. Así que nosotros estamos en paro respondiendo a una decisión que tienen los trabajadores y trabajadoras mediante el ejercicio de su democracia directa. En el caso de los profesores la consulta fue a medias por cuanto en muchas universidades no pudieron darse consultas porque se encuentran en el marco del conflicto nacional. Los profesores ratificaron ir al conflicto con nosotros, pero lo hacen de manera progresiva porque tienen que tomar las decisiones por universidad.

En este momento hay un proceso de invisibilización de nuestro conflicto como consecuencia del conflicto de carácter nacional entre la oposición y el gobierno, y nosotros igual mantenemos la huelga y ahora hemos discutido la radicalización del esfuerzo que estamos haciendo. Todos los trabajadores nos vamos a concentrar desde las 8 de la mañana hasta la 1 de la tarde en la universidad para hacer bloqueos y volantazos en función de garantizar que la opinión pública se entere de las razones de nuestro conflicto.

Esas mafias sindicales no son más que grupos de corruptos que lo que andan buscando es la administración para meterle la mano a la contratación colectiva porque ya no tienen de donde sacar dinero porque los ministerios están quedando limpios

Los trabajadores estamos peleando ante un elemento de intoleracia de pretender enfrascar a todo el mundo en una propuesta de contrato a la vieja usanza del sindicalismo adeco [NdE: en referencia a los sindicatos burocráticos afines al partido Acción Democrática] que ya fue derrotado. Eso de que las huestes del partido le imponen a la clase trabajadora lo que el gobierno decide, en la universidad sencillamente no lo vamos a aceptar. Por otro lado tenemos todo el derecho a discutir nuestro contrato colectivo, a expresar nuestras opiniones y a participar activamente en la discusión del mismo. Esas mafias sindicales no son más que grupos de corruptos que lo que andan buscando es la administración para meterle la mano a la contratación colectiva porque ya no tienen de donde sacar dinero porque los ministerios están quedando limpios. Además el sistema de vida de esos dirigentes sindicales que viajaban por el mundo con dólares del estado se acabó porque los ministerios no pueden darle, entonces ahora pretenden hacerlo administrando lo que es la protección social, los seguros, los juegos, los deportes, los vestuarios, etc, que lo quieren centralizar para de ahí obtener una tajada grande y cobrar la famosa comisión.

Hoy nosotros sencillamente le decimos que podrán avanzar en sus intenciones, solo que el movimiento de los trabajadores va a reaccionar contra eso y este conflicto no lo paran ni siquiera con la aprobación del contrato. Para que lo tengan claro.
Nosotros estamos haciendo una propuesta que dignifique el concepto del salario del trabajador. Nuestra propuesta fundamental es la indexación salarial. Nosotros planteamos que el tabulador tiene que arrancar con seis salarios mínimos, y que a medida que el salario mínimo aumenta seis veces aumenta el tabulador para poder mantener el poder adquisitivo. Planteamos que el salario mínimo debe ser la norma por donde podemos indexar, igualmente todos los otros elementos que constituyen el salario normal como las primas, las bonificaciones, etc. Ese es el centro de la propuesta y el temor que tiene el ejecutivo nacional es que un contrato con esas características empiece a socializarse y entonces ya nadie quiera un aumento salarial sino una indexación salarial a partir de los salarios mínimos.

Como consecuencia de las erradas políticas tomadas por el gobierno y de entregarle la economía al mercado, que es quién determina los precios, no hay una guerra económica sino que hay una guerra de hambre contra el pueblo

Ese es el centro de nuestra propuesta, sin embargo en el movimiento sindical, en el sector universitario, hay una corriente entreguista que responde al Estado y que está a favor de las necesidades del Estado y no de los trabajadores. Actúan como delincuentes, y avasallan con la fuerza que tienen con el poder del Estado y de los medios de comunicación que controlan. Pero sin embargo aquí estamos batallando los trabajadores. Nosotros tenemos la intención de que este conflicto genere un hecho histórico en la lucha de los trabajadores venezolanos que vienen sufriendo la misma situación que nosotros.

En el país lamentablemente, y hay que decirlo, como consecuencia de las erradas políticas tomadas por el gobierno y como consecuencia también de entregarle la economía al mercado, que es quién determina los precios, no hay una guerra económica sino que hay una guerra de hambre contra el pueblo. Al pueblo ya le devaluaron su salario, le devaluaron la economía, le devaluaron sus ahorros, y ahora este pueblo tiene que pelear por su derecho a una vida digna. En estos momentos hay una situación de miseria en la clase trabajadora porque todo el peso de la crisis de ese sector del capital lo pusieron sobre los hombros de los trabajadores. Y tenemos todo el derecho de sacarnos ese fardo del lomo y a seguir marchando por el camino de la liberación y de la conciencia.

LID: Ustedes también están reclamando porque sea reconocido su sindicato ¿En qué estado se encuentra esa lucha?

ES: El tema de la democracia sindical es que el Estado o el patrón no debe ser quién determina qué es lo que un sindicato discute y qué no. Ellos tienen el poder para abusar, por ejemplo la FTUV [NdE: la oficialista Federación de Trabajadores Universitarios de Venezuela] eran tres federaciones que tenían mora sindical, se unificaron en el año 2013 para discutir una propuesta de contrato único, y se unificaron violando la ley que establece que aquellos que no han hecho elecciones y tienen mora electoral no pueden formar parte de una junta directiva. Sin embargo a ellos les legalizaron esa federación en 72 horas. Nosotros tenemos sindicatos que tienen dos o tres años y aún no les ha salido la legalización en el Ministerio de Trabajo, mientras que a ellos en 72 horas les dieron una matrícula por tres años que se les venció y luego les dieron una prórroga. De esta manera ellos deciden qué es legítimo y qué no. Nosotros no hemos hecho elecciones entre otras cosas porque el Ministerio de Trabajo y el CNE no nos lo han permitido a pesar de que la hemos solicitado, hemos creado las convenciones electorales. Tuvimos que hacer una modificación estatutaria para la elección que la hicimos hace cuatro años y hasta ahora no ha salido del Ministerio de Trabajo y el CNE nos dice que hasta que no lo tengamos no podemos hacer elecciones. De esta manera el Estado controla la situación y pretende imponernos las reglas del juego.