DEVALUACIÓN AL SALARIO, PENSIONES Y JUBILACIONES. [Video] La calle anda diciendo: “Con la devaluación nos declararon la guerra”

Después de las PASO que le dejaron una gran derrota al gobierno de Cambiemos, los mercados (empresarios, terratenientes y grandes banqueros) dieron un golpe que desató una de las mayores devaluaciones al peso de los últimos años. El dólar llegó a estar en $63 y el riesgo país superó los 1900 puntos.

El presidente Mauricio Macri, como manotazo de ahogado, anunció la semana pasada algunas medidas paliativas para los efectos de esta corrida en el bolsillo de los trabajadores: bono de $ 5.000 para trabajadores estatales, de $ 2.000 para privados, de dos pagos extras de la Asignación Universal por Hijo, aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, aumento de las becas Progresar, entre otras.

“Hola, me robaste un cuarto de mi salario -Tomá, acá tenés para un panchito”, fue un diálogo que recorrió las redes sociales y que podrían resumir de manera tragicómica el cuadro de la situación: con una devaluación que se calcula en al menos un 25%, nadie puede creer que con esos “parches” puedan recomponer el bolsillo del pueblo trabajador. Mucho menos el de los jubilados que tendrán que aguantarla con un incremento que ya estaba previsto antes de la corrida en un 12,2 %. El mes pasado la jubilación mínima ya no alcanzaba el índice de indigencia. “Voy mezclando la comida para estirarla”, “se nos hizo más duro, ya no compro las cosas que compraba”, dijeron las jubiladas en Avellaneda a este medio cuando salían del supermercado.

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Según el último informe de la UCA, la pobreza de los niños y adolescentes en el conurbano alcanzó el 63,6% (15,4% de indigencia), mientras se calcula que la desocupación es la más alta del país, con un 12,4%. Estos datos son previos a la devaluación que tuvo lugar después de las PASO. En la provincia de Buenos Aires, el voto de rechazo a la política de Vidal y de Cambiemos alcanzó un 68%, y en algunos lugares, como la tercera sección del conurbano llegó al 77%. Este voto castigo de las grandes mayorías populares del conurbano expresa las expectativas de millones de querer estar mejor, después de años de sufrir los golpes del ajuste. Alberto Fernández por su parte, avaló la devaluación manifestándose conforme con la suba del dólar a 60 pesos. Su prioridad fue mantener la calma de los mercados, los acreedores y el FMI, asegurando que en el caso de asumir se buscará reestructurar la deuda. Mientras, octubre le queda muy lejos a los sectores más golpeados.

Las centrales sindicales, la CGT y las CTA están dejando que se pulverice el salario y las condiciones de vida de la población, que también sufren los aumentos de tarifas, los despidos y suspensiones. “Algunas centrales estuvieron bastante dormidas, cuando tuvieron que salir a defender a los trabajadores no salieron”, “son los que se llenan de plata”, “hace mucho que tendrían que estar presentes”, eran algunas de las respuestas que expresaban la bronca frente a la tregua sindical.

Por su parte, el Congreso nacional, donde la oposición cuenta con la posibilidad de tener quorum, continúa sin reunirse para votar ningún tipo de medida de emergencia que favorezca a las mayorías populares. Este es un reclamo que lleva adelante la izquierda, que junto a Nicolás del Caño, viene planteando la exigencia a las centrales sindicales de un paro de 36 horas junto a una gran movilización para enfrentar este ataque, el aumento del salario, jubilaciones y pensiones acorde al aumento de la inflación, la anulación de tarifazos, y la prohibición de los despidos, algunas medidas elementales para parar un poco la sangría de los sectores populares. Organizaciones sindicales combativas, sectores en lucha como los trabajadores de la zona sur del conurbano de Ran Bat y Ansabo, junto a la izquierda realizaron ayer una contundente movilización a Plaza de Mayo donde se expresó este reclamo. Una respuesta necesaria desde abajo que buscó expresar la bronca de millones que se ven empujados a sufrir los padecimientos de la crisis en el silencio de sus hogares; una respuesta necesaria porque, al decir de una de las jubiladas entrevistadas, con la devaluación “nos declararon la guerra”.

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