El pasado sábado 6 de mayo comenzó en Río Cuarto la segunda edición del ciclo de danza contemporánea y danza teatro “Contra Viento y Marea”, con una doble propuesta: obras y talleres.
Lunes 8 de mayo de 2017
Es sabido que el arte independiente no genera cuantiosas ganancias y que molesta un poco, porque no responde a los lineamientos de las gestiones de turnos, ni a los criterios de efectividad y el marketing. Sin embargo, y pese la ausencia de políticas públicas por parte del Estado que fomenten e incentiven a los artistas y sus producciones, El Mascaviento Teatro enfrenta, y así avanza, contra viento y marea. La Izquierda Diario visitó el lugar para conversar con Daniela Fuentes, una de las impulsoras de este espacio independiente que se propone formar artistas, poner obras en escena y fomentar la danza, el teatro y el arte a pesar de la ausencia de políticas estatales para la ciudad.
Vuelve el ciclo de danza Contra Viento y Marea con un grilla muy completa de obras y talleres, ¿cuál es el motivo que los lleva a reeditar el ciclo?
Porque nos parece que tiene que haber acciones que tengan continuidad para que algo se empiece a instalar, en el sentido de hacerse presente. Que la gente lo conozca, que los bailarines empiecen a pensar en Río Cuarto y digan: “Che, es la segunda vez, tendríamos que presentar algo” o quizá ya lo hicieron el año pasado, y ven que el ciclo sigue existiendo. También es un aliciente para quienes están pensando en producir.
En relación a esto, cuando surgió la idea el año pasado, uno de los objetivos era generar un espacio que invite a los y las artistas, por sobre todo locales, a participar del ciclo con el desafío de poner en escena una obra y “salir hacia afuera”. ¿Cuál fue la respuesta de aquellas compañías que participaron del ciclo en el 2016?
¡Muy buena! Por ejemplo, de aquí de Rio Cuarto, participó la compañía de Eliana Gómez con sus alumnas, y nos comentaban que para ellas fue una muy buena experiencia. Y este año van a volver a participar. Sin embargo, si bien estuvieron tomando clases, no siguieron trabajando como grupo de producción. Y ahí aparecen y se visibilizan realidades que es bueno pensarlas, poner a reflexionar gente: ¿Qué pasa? ¿Por qué esta actividad puede o no puede ser profesional en Río Cuarto? Entonces, lo que vuelve a hacerse presente es que no hay grupos de producción en danza. Y ese camino de el hacer, en algún momento tiene que empezar.
Vemos que surgen grupos, están un año, dos o tres, y después se disuelven... Es decir, todos sabemos, los que trabajamos en estas cosas, que hay cierta fragilidad en las posibilidades de profesionalizarse, y en una ciudad como ésta, esto es más común que en Córdoba, donde hay muchos grupos de danza, o en Buenos Aires, donde la realidad es otra. Acá está lleno de academias de danza, pero hoy, que yo sepa, cero grupos de producción.
¿Y cuáles crees que son los factores que limitan la profesionalización del artista?
Por un lado, la falta de escuelas específicas, escuelas en el sentido de que formen profesionales. Porque hay talleres de danza y hay escuelas de danza, pero no de formación. Yo no he visto grupos que salgan de las escuelas y se dediquen a crear obras. Entonces, algo está pasando que hace que esto no salga para afuera, que sería lo lógico. Y por otro lado, lo que me parece que falta, en verdad, desde la provincia y desde donde sea, son políticas de formación. Bancar cosas para que la gente se forme y que no se tenga que ir. Porque acá hay bailarines y bailarinas muy buenas que terminan yéndose para poder vivir de eso, y así y todo, no es fácil.
Pero acá es mucho más difícil, salvo que des clases. Es muy difícil el hacer. Por ahí tenés una escuela de danza y cuando te animás a ir más allá, sabés que implica un sacrificio enorme, entonces los profes terminan haciendo para la muestra, pero les falta pegar el salto y decir, “Esto es más que una muestra, ¿quién me acompaña en este proyecto?” Y bueno, eso no es tan fácil porque es jugarse totalmente, es poner por sobre todo, tiempo de trabajo que no es para nada redituado económicamente. Porque esto no es una cuota de taller, esto es otra cosa, es dirigir, es hacer una dramaturgia, es otra cosa. Pero bueno, no todo el mundo está dispuesto, o no todo el mundo sabe, o cree que sabe, o se cree capaz.
Y yo creo que en la danza está aún más verde, por ejemplo, que en teatro. Por eso, para el día 27 de mayo proponemos un espacio abierto de foro de trabajo. Para que aquel que tenga aunque sea un primer atisbo, una escena, una idea o algo para decir, para hacer y mostrar, se anote y podamos crear un espacio para compartir.
Contra la marea de lo homogéneo y hegemónico: la opción crea posibilidades
En relación a esta falta de oportunidades para la profesionalización, ¿desde El Mascaviento están proponiendo talleres y seminarios dictados por los profesores de las compañías que se estarán presentando con sus obras?
Sí, claro. Si bien acá en la ciudad hay muy buenos profesores, siempre está bueno tener algún “profe nuevo” que proponga cosas diferentes. Nos parece que es necesario, y que además esta buena la idea de no sólo ver lo que el artista que viene hace como espectáculo, sino también tomar un seminario y de algún modo ofrecer más formación.
En este sentido, El Mascaviento apuesta no sólo a generar un espacio para que los artistas locales tengan donde mostrar su obra, sino por sobre todo, desafía a los artistas a producir obras, sabiendo que en esta sala independiente podrán ponerlas en escena, porque el grupo de El Mascaviento Teatro también se arriesga y se juega cada fin de semana a que vaya público, acompaña a cada artista que está explorando nuevos lenguajes corporales y escénicos.
El reto está en lanzarse a danzar contra el viento, pese a la marea de dificultades para hacer, para producir, pese a la marea de los productos hechos. Y para ello, no sólo es importante contar con el espacio, sino saber que existe la posibilidad de dar el salto. Por eso las obras que se presentan en la sala de El Mascaviento buscan acercar al público, y a las y los artistas locales, diferentes formas del movimiento, diferentes formas de poner en escena el cuerpo, los cuerpos, una idea.
Tal vez no todos los artistas sepan qué es lo que quieren, pero en esa búsqueda es muy importante ver obras, ver teatro, conocer lo que otros grupos están trabajando. Sincerarse con lo que cada uno quiere y buscarlo, y eso implica “dar un salto", tomar un riesgo, reconocer qué quiero, ver cómo lo hago. Si lo que quiero hacer es entendido por los demás, si les produce lo mismo que a mí, mejor… y si no, y bueno... “jodete”. Ese es el salto que tenés dar, el riesgo que vas a tomar.
Después está la gente que quizás hace danza para estar bien y es otra opción totalmente válida. Ahora bien, si desde la ciudad hay nula propuesta en espectáculos de danza, seguramente la gente que podría tomarlo como opción, que seguramente le gustaría y que está esperando, no lo va a intentar nunca. Hay siempre una desigualdad en las posibilidades de acceso a algo. Yo estoy segura que un montón de las pibas y pibes que bailan y que lo hacen muy bien, si vieran espectáculos de danza pensarían: “¡Qué bueno! Yo quiero estar ahí haciendo un espectáculo de danza también”, pero si no lo vieron nunca, ¿de dónde lo van a sacar? Digamos, las ideas no se sientan solas en la cabeza.
Recién hablábamos de la recepción que tuvo el ciclo para los artistas. ¿Cuál fue la respuesta del público teniendo en cuenta que al final de cada obra, se encendían las luces de la sala y el público podía compartir un momento de debate y hacerle preguntas a los artistas?
Mucha gente se vio muy agradecida, le pareció muy bueno charlar con los artistas al final de cada función. En el momento de la charla hubo muchas preguntas, hubo un diálogo interesante. Sabemos también que hay un público que formar y es uno de los desafíos. Si bien para los bailarines y bailarinas de la ciudad, hay una demanda, después la demanda hay que crearla, se hace, no surge de la nada. Hay que construirla, siempre y cuando nos interese que la gente tenga un montón de opciones culturales. Que pueda realizarse, que pueda decir esto yo no lo hago, pero esto sí. Que haya lugar para toda la diversidad de personas que somos.
Si existe una cosa homogénea, el lugar es para una sola forma homogénea y/o hegemónica, es una sola mirada, es una sola forma de ser artista, no hay opción.
Tenemos que desacostumbrarnos a compartir todos la misma mirada sobre la belleza, la estética, el arte o sobre las posibilidades expresivas, y eso es parte de una política que, por los menos desde acá, desde El Mascaviento, estamos empeñados en hacer.
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¿Cómo se organiza el ciclo?
Nosotros todos los sábados del año programamos, y se va instalando en la gente que siempre algo hay los sábados en la sala. Se empieza a sentar esto de: me gustó esta vez, bueno, voy a ir otra vez a ver qué otra cosa hay. Así que me parece que sigue siendo fundamental, que sigue siendo un espacio vacío, que el Estado no ocupa. En el caso del Ciclo, nos auspician la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad y la Agencia Córdoba. Este subsidio facilitó la llegada de dos de los grupos que presentan su obra y ofrecer uno de los seminarios de forma gratuita, más impresión de volantes y afiches del ciclo. Eso es una buena ayuda, pero siempre es sólo eso… una buena ayuda. Cuando en realidad sería muy importante que quienes estén en gestión se pregunten cómo hacemos para que lo que está en lo local, pueda articularse de una manera distinta. Porque articular no es comprar una función, es escuchar, ponerse en una horizontalidad, discutir una política.
Me parece que para que eso suceda en Rio Cuarto falta muchísimo. Es decir, falta para que se considere “cultura” algo más que el evento digamos, turístico y de campaña, que se considere a la cultura de otra manera. Hay gente que desde el Estado quizá lo esté pensando así, otros que no. Pero hay algo que es como inevitable, la definición de las políticas en Río Cuarto vienen de “arriba”, y la autonomía y la federalización es bastante inexistente, entonces es difícil articular de otra manera.
En este contexto de falta de apoyo por parte del Estado al arte y a los espacios independientes, ¿qué es lo que desde El Mascaviento Teatro proponen?
Fomentar lo que falta y sigue faltando. Seguir tratando de trabajar desde la investigación, desde la propuesta genuina, desde el trabajo real, el que construye identidad. También buscamos seguir en vigencia como sala que propone otras cosas. Que no es la sala que contrata a la obra de moda, sino que hace otra cosa. Desde el teatro independiente la sala no contrata, recibe grupos, colabora con los artistas, forma públicos y artistas. Tenemos esa forma de pensar la cultura y la defendemos. Queremos siempre ampliar el público, porque por ahí viene alguien de danza a ver danza, que es una posibilidad escasa en la ciudad, y se engancha además con otras propuestas para seguir viniendo a ver más cosas.
Y también nosotros ofrecerles a los alumnos nuestros que vienen a ver teatro, que vengan a ver danza y también danza teatro porque les puede interesar a ellos. Que los pibes que vienen acá a teatro vean que sí se puede vivir de lo que a una y uno le gusta, pero que tiene que bancarse un sacrificio, a veces uno pone esto en la balanza y repiensa, y siempre termina eligiendo lo mismo. Quiere decir que hay una enorme convicción y que de otro modo, si no fuera porque es lo que nosotros necesitamos para vivir, no lo podríamos hacer. Y lo necesitamos, no sólo en el sentido monetario, sino que si no hacemos esto, algo nos falta, porque esto no es un proyecto aparte de nuestro proyecto de vida.
Entonces recalcar que, por un lado, esto es un laburo y que vamos a seguir peleando para que sea considerado un trabajo. Pero que también es nuestra vida, y así sea rasgando las paredes, lo mismo lo vamos a hacer.
Y nosotros creemos que con eso también incidimos en el mundo, hacemos que sea un poco menos cruel, un poco menos chato, un poco menos homogéneo, un poco menos contundente el consumo, la propagada y las “virtudes” de este sistema.
Si algo no te gusta, si no te gusta donde estás, tenés que hacer algo, otra cosa. Y bueno, nosotros elegimos este lugar para hacer otra cosa. Nos gusta estar aquí para transformar donde estamos.
Para más información sobre la grilla del Ciclo, ingresar:
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Guadalupe Fantin
Docente y artista