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Cine. Warcraft: el primer encuentro de dos mundos

Reseña y crítica de Warcraft: el primer encuentro de dos mundos, del director Duncan Jones, actualmente en la cartelera cinematográfica.

Jueves 14 de julio de 2016

El mundo de Draenor ha sido destruído. Los orcos, poderosas y feroces criaturas de tradición guerrera, se ven obligados a abandonar sus tierras y lanzarse a la conquista del mundo de Azeroth, uniendo sus clanes y fundando la Horda. Liderados por el brujo Gul’dan (Daniel Wu) y Blackhand (Clancy Brown), jefe del Clan Roca Negra, se abren camino así sobre las tierras habitadas por humanos, elfos, enanos y otras criaturas fantásticas, reclamándolas como propias por medio de la guerra.

Los humanos, liderados por el rey Llane de la Casa Wrynn (Dominic Cooper), Anduin Lothar (Travis Fimmel), el mago Khadgar (Ben Schnetzer) y el hechicero humano y “Guardián” Medivh (Ben Foster), quienes hasta ese momento vivieron años de paz en el reino de Azeroth, se opondrán a esta invasión, teniendo que lidiar con sus propias contradicciones para lograrlo.

Dirigida por el cineasta Duncan Jones (Moon, Código fuente) y escrita por él y Charles Leavitt (El séptimo hijo, Diamante de sangre), Warcraft nos trae a la pantalla grande una muy fidedigna adaptación de la serie de videojuegos (los tres números del juego de estrategia de Warcraft y el famoso juego online World of Warcraft), comics y novelas de la compañía Blizzard Entertainment , Inc., específicamente situada históricamente en el encuentro entre humanos y orcos de su primer videojuego Warcraft: Orcs & Humans (1994).

A pesar de pertenecer a una saga conocida por millones de personas (en su mejor momento su juego online tuvo 12 millones de subscriptores), esta película intenta ser entendible para quienes por primera vez se acercan a esta enorme historia, aunque también, según menciona el director, intenta plasmar elementos para los más fanáticos de la saga que “consideran a veces a este juego como un segundo hogar”, por lo que a la hora de producirla tuvo que tener cuidado en varios detalles.
Con un costo de 160 millones de dólares, en China esta adaptación rompió el récord histórico para un fin de semana de estreno, llevando más de 90 millones de dólares a las arcas de Legendary y Universal, liderando los top 10 de películas que más recaudaron en la historia del gigante asiático. La película está presente en el 63 % de las salas chinas, y va en marcha a convertirse en el mayor éxito occidental en aquellas tierras. La contracara más fuerte es Estados Unidos: el film se estrenó el 10 de junio, y solo recaudó un inicio de 25 millones.

Trailer oficial

A diferencia de otras franquicias de la fantasía épica medieval, esta película, dirigida por un fan, intentará plasmar un poco lo que es la experiencia de juego del World of Warcraft, por lo que no mostrará la típica lucha entre el bien y el mal que recorre grandes películas como El Señor de los Anillos, sino que ambos bandos lucharán por intereses legítimos y que no hay posiciones homogéneas entre los personajes de cada bando, sino luchas dentro de una misma facción. Los orcos, por dar un ejemplo, a diferencia de la obra de Tolkien, están más “humanizados” y no son viles criaturas pasivas dirigidas por un ser maligno y mítico, sino seres pensantes, con sentimientos, principios y tradiciones particulares. En una entrevista hecha por TIME, Duncan Jones explica: “Ellos tienen esposos, esposas e hijos. Tienen necesidades y buscan cuidar a sus familias. Contemos esas historia y dejemos que la audiencia simpatice con ellos”. En este sentido, en la trama la película pondrá en especial a los dos “héroes” de cada bando, Lothar, de los humanos y Durotan (Toby Kebell), el jefe del Clan Lobo Gélido de los orcos, como figuras en las que se pueda identificar quienes vean la película.

En este sentido, yendo de lo social a lo político, en una entrevista hecha por The Daily Beast en donde la entrevistadora le habla de la relación entre la película y su posible relación con las elecciones presidenciales estadounidenses, Duncan Jones explica que ve mayor paralelismos entre la desesperada situación de los orcos –que huyen de un planeta moribundo que ha sido devastado por una fuerza maligna- y la crisis inmigratoria europea actual. “Para ser honesto, más que en América, [Warcraft hablaría de] lo que pasa en Europa, en donde comunidades buscan nuevos lugares para vivir”.

Este paralelismo también se encontrará en una polémica nota de The Guardian, en la que el crítico lanza la pregunta de si Warcraft es una campaña velada “pro-Trump” o de la UKIP (partido de ultraderecha británico). Los lectores en su mayoría rechazaron estas acusaciones y negaron cualquier relación entre la película y la coyuntura política.

Otra relación que se ve entre la película y las cuestiones sociales que Duncan intenta plasmar la encontraremos en una referencia hecha en la la entrevista de TIME ya citada, donde el director explica que hay un porcentaje mayor de mujeres en la comunidad de Warcraft en comparación con otros videojuegos, en parte porque éste crea un ambiente agradable para ellas, en el que por ejemplo pueden vestirse como deseen y no tener que usar obligadamente ropajes “provocativos”. Es por esto que en la película intenta mantener ese balance, destacando que hay varios personajes femeninos que son claves para la historia, así como la mitad orco mitad draenei (seres que aparecen al principio de la película con piel azul), Garona (Paula Patton), quien termina teniendo un papel fundamental de la trama, llegando a ser el personaje favorito de varios actores –como ellos mismos declaran-.

Como modo de cierre, a nuestro parecer Warcraft: El primer encuentro entre dos mundos es una película que expresa en parte, como dijo el propio director de la película, los problemas que actualmente están en discusión a nivel internacional, como las elecciones estadounidenses, el brexit o, en especial, la crisis inmigratoria, pero esta relación es solo relativa, dado que también se basa en un argumento muy fidedigno al del juego de 1994. De todas formas, creemos que lejos de pensar a los inmigrantes como enemigos del “reino blanco europeo”, muestra también que ellos tienen necesidades con las que el público puede identificarse, lo que abre las puertas a que ambos bandos puedan vivir en conjunto.

Estas reflexiones hacen que la película sea recomendable de ver, tanto para fanáticos de la saga como para los que nunca tuvieron contacto con el mundo de Warcraft anteriormente. A esto se le suma el enorme contenido de acción y los condimentados giros argumentativos que convencerán a más de uno en conocer mejor el universo fantástico creado por Blizzard. Queda por ver si el éxito de esta película lo lleva a Duncan a producir otras dos películas que completarían la trilogía.