Esta semana ha empezado la fase testifical contra los líderes soberanistas por el 1-O. La insostenible acusación de violencia como piedra angular para sentenciar de antemano a todo el movimiento democrático por el derecho a la autodeterminación.
Jueves 28 de febrero de 2019
El 12 de febrero empezaba en la sala segunda del Tribunal Supremo el juicio a los líderes soberanistas por la celebración del referéndum del 1-O. O lo que es lo mismo, un juicio, una farsa y una sentencia ya firmada de antemano contra todo el pueblo de Catalunya y sus aspiraciones democráticas de autodeterminación.
Y esa sentencia, que pivota sistemáticamente en torno a la rebelión, y que como decimos viene inscripta en el transcurso de todo el proceso político-judicial centrándose en la supuesta violencia ejercida durante el 1-O y también el 20-S, tiene su cristalización en las primeras semanas de juicio, pero sobretodo a partir de la apertura de la fase testimonial.
Es decir, es ahora, a partir de la tercera semana de juicio y una vez han concluido las declaraciones de los imputados, cuando los testimonios, aportados primero por parte de las acusaciones, inciden e incidirán en el uso de la violencia para el ejercicio democrático de votar en el referéndum del 1-O. La acusación de violencia de las "murallas humanas" conformadas por ciudadanos indefensos, ancianos, mujeres y niños aporreados serán hasta el final el eje por el que el señor Marchena acabará por ajusticiar a todo un pueblo.
Así ha sido durante las primeras semanas de juicio en las que por momentos las acusaciones de la Fiscalía y la Abogacía del Estado han cometido todo tipo de errores y horrores ante los acusados para probar una violencia que solo fue ejercida por las fuerzas de seguridad durante el 1-O.
Pero ¡ojo!, la Fiscalía no tiene nada de tonta. Y es que hasta el momento no le ha hecho falta mucho más, ya que es a través de las decenas de testimonios aportados por parte del Régimen del Estado español cual arma arrojadiza en modo "a por ellos" con los que el Tribunal acabará sentenciando a los líderes soberanistas como autores e instigadores de esa violencia inexistente para ejercer delito de rebelión.
Y una primera muestra contundente de ello han sido los testimonios que han empezado a desfilar esta semana. Durante el día de ayer pasaron por el Supremo Joan Tardà, Artur Mas, Soraya Saenz de Santamaría, Cristóbal Montoro, Mariano Rajoy, Marta Pascal, Núria de Gispert, Eulàlia Reguant y Antonio Baños, todos ellos a petición de las acusaciones.
No obstante, nos detendremos en la testificación de la que fuera vicepresidenta del Gobierno durante el 1-O y el 20S y ministra plenipotenciaria de Catalunya tras la aplicación del 155.
Respondiendo a la Fiscalía y a la acusación particular que ejerce el partido de extrema derecha Vox, Saenz de Santamaría abundaba en el relato sobre las acusaciones de violencia supuestamente cometidos esos días con respuestas como la siguiente:
"Indudablemente el 1-O hubo actos de violencia. Las imágenes de televisión están ahí y creo que son públicas y notorias"
Sin embargo, la ex vicepresidenta del Gobierno justificaba la violencia policial del 1-O al amparo de las distintas decisiones judiciales:
"La actuación de las distintas fuerzas de seguridad del Estado lo fue en ejecución de una decisión judicial por parte del TC y del TSJC, que ordenó además que se adoptaran cuantas medidas fueran necesarias"
Sin duda, un relato en cuanto a la violencia que se irá exacerbando y ampliando a medida que vayan pasando más testimonios a lo largo de los próximos días. Será el caso también del ex ministro del Interior del Gobierno, Juan Ignacio Zoido, el cual testificará esta misma tarde por petición expresa de Vox.
Sin embargo, la fase testimonial consta además de la asistencia de numerosos activos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Es el caso de los testimonios de diferentes agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil destinados a ejercer la represión contra el pueblo catalán desde la puesta en marcha de la operación Copérnico el mismo día 20 de septiembre de 2017.
Además, al concluir esta fase se dará inicio a la fase pericial, con declaraciones de los responsables de los informes técnicos. Ahí volverá a tener gran relevancia la fase de instrucción llevada a cabo por el juez Pablo Llarena, así como también los informes de la Guardia Civil en los que se reitera un alzamiento violento durante el 1-O y los días posteriores.
Otra muestra de que se ha entrado en estos días en una fase decisiva, o más bien esperada como acicate definitivo contra el movimiento democrático por la autodeterminación del pueblo catalán, es el vuelco mediático, esperado por otra parte, que los medios de comunicación están dando durante estos primeros días de las fase testimonial.
Y es que a mil leguas se aprecia la agitación matinal de los Ferreras, Griso y Quintana en su repentina tarea de reactivar la efervescencia rabiosa del "a por ellos" contra el conjunto de la sociedad catalana. Ni que decir tiene de las más afiladas plumas de la prensa escrita del ABC, El Mundo o El País.
Visto para sentencia queda (solo por hacer referencia al método político-judicial de estos meses) que no hay duda alguna que el juicio a los líderes soberanistas es tan solo el último eslabón de una cruzada del Régimen español para aniquilar definitivamente el movimiento democrático por el derecho a la autodereminación.