Según la prensa italiana con esas palabras despectivas el papa Francisco se opuso al ingreso de homosexuales en los seminarios en una reunión privada con obispos. Una postura fiel a la doctrina de la que, según los dichos, no es muy devota la propia Iglesia.
Pablo Herón @PhabloHeron
Lunes 27 de mayo 23:06
Los medios Corriere della Sera y La Repubblica publicaron versiones de una reunión ocurrida el 20 de mayo donde Francisco se refiere a la propuesta de aceptar homosexuales en el seminario, uno de los temas que viene discutiendo la Conferencia Episcopal Italiana. La prensa se hizo eco de las declaraciones debido a la manera peyorativa en la que se refirió el papa.
Según asistentes a la reunión Francisco fue tajante y no dio lugar a dudas, sostuvo que “ya hay demasiada ‘frociaggine’ (mariconada) en los seminarios”. Corriere della Sera reconstruyó que “Francisco, aún reiterando como siempre la necesidad de recibir a todas las personas, se mostró muy rígido respecto de esta cuestión, reiterando su ‘no’, ante las aperturas de la mayoría de los obispos”.
En noviembre, los obispos italianos discutieron un documento titulado «Ratio formationis sacerdotalis» que, según lo trascendido, aceptaría la admisión de homosexuales en los seminarios. Una postura que choca con las normas de la institución.
En 2016 Bergoglio, retomando la posición esbozada por Ratzinger, se había pronunciado sobre el tema: la “Iglesia, aún respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir a aquellos que practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostiene la llamada cultura gay”. Sin embargo, con sus palabras recientes reconoce que la situación en los hechos es otra. No es de extrañar ni el tono discriminatorio, ni el doble estándar en la Iglesia.
Uno de los principales ejes de la noticia que se resalta en los medios es el contraste de estos dichos peyorativos para referirse a las personas homosexuales con otros gestos que sostuvo Francisco, entre ellos plantear “quién soy yo para juzgar a un gay”, reuniones con personas LGBTIQ+ o el más reciente documental que incluye diálogos con jóvenes donde abordan estos temas.
Durante su papado Francisco practicó una fórmula donde por un lado desplegó un discurso público de tolerancia hacia la diversidad sexual, pero por el otro mantuvo férreamente intacta la doctrina de la institución basada en la familiar nuclear, la sexualidad reproductiva y heteronormativa. Ahí entran las declaraciones contra la “ideología de género” o posturas como la de no admitir seminaristas “que practican la homosexualidad” o “presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas”.
Este doble juego tiene un objetivo de fondo, plantear un discurso amigable a tono con los cambios en la sociedad y la amplificación de las ideas de inclusión a la diversidad sexual que ganaron peso durante el neoliberalismo, como una de las maneras que se fue dando la Iglesia para intentar revertir la pérdida de fieles y la mala imagen tras décadas de denuncias por casos de abusos en múltiples países y también casos de corrupción. Paradójicamente en su cruzada por defender la doctrina el Papa sacó a la Iglesia del clóset.
Pablo Herón
Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.