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Red Internacional
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LUCHADORAS. Zona sur: las trabajadoras combativas y las comisiones de mujeres marcan el camino

Trabajadoras despedidas. Esposas, hijas y hermanas de laburantes echados o cuyos patrones abandonaron las fábricas a su suerte. Los últimos años dieron experiencias de organización y lucha que sirven de ejemplo para mujeres y hombres de todo el país.

Verónica Zaldívar

Verónica Zaldívar @verodivar

Lunes 9 de marzo de 2020 00:51

Foto: Cabecera de la columna de Pan y Rosas durante el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias de 2019.

Foto: Cabecera de la columna de Pan y Rosas durante el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias de 2019.

La mayoría de ellas solo había visto cortes de calles o movilizaciones por la televisión. Parecían algo muy alejado de su realidad cotidiana, en la que cuidar a sus hijos y hacer malabares para poner un plato de comida en la mesa se estaba poniendo cada vez más difícil. Otras cuidaban a sus hermanitos mientras los padres trabajaban, cargando desde chicas con tareas domésticas que al parecer era lo que naturalmente les estaba asignado. A otras dejar 10 o 12 horas en una fábrica, hospital u otro trabajo precarizado les consumía las energías e impedía vislumbrar otro presente. Algunas pocas de las mujeres que vamos a mencionar en esta nota habían pasado por alguna experiencia previa de organización o de lucha, y menos aun de militancia en una organización. A todas ellas la realidad les mostró los dientes de forma brutal y provocó que, lejos de bajar la cabeza, se pusieran al frente de pelear por su dignidad y la de sus familias. Hay muchas historias, y hoy vamos a rescatar algunas de ellas en homenaje a todas las mujeres que día a día le ponen el cuerpo a construir una vida que merezca ser vivida.

La lucha de Siam: una batalla contra los despidos que se convirtió en emblema en la zona sur y más allá

Foto: FB Siam en Lucha
Foto: FB Siam en Lucha

Corría 2018 y la patronal de Newsan-Siam del multimillonario Chernajovsky despedía a un sector de trabajadoras y trabajadores. Lo que no esperaban ni la empresa ni su dueño era que esto desencadenaría una reacción de los obreros, los vecinos del barrio lindante y decenas de sectores de trabajadores, personalidades y organizaciones solidarias, que llevó a la reinstalación de quienes decidieron luchar por sus puestos de trabajo. Llegar a ese resultado no fue fácil ni rápido: hubo cortes del Puente Pueyrredón, marchas, campaña de solidaridad, acampe y represión avalada por el intendente Ferraresi. La historia de este conflicto y un balance pueden leerse en esta nota.

La última trabajadora en ser reinstalada fue quien se convirtió en la más conocida referente de esta lucha, Alejandra Vercellino, quien también es militante de Pan y Rosas y el PTS. Recientemente, en una charla sobre los desafíos que tiene el feminismo socialista, Alejandra mencionaba cómo muchas mujeres se organizan e los barrios para poder dar de comer a los chicos, o en sus lugares de trabajo por sus condiciones laborales. Desde su experiencia planteaba que “tenemos que tomar estas peleas que damos cotidianamente para ponerlas al servicio de cuestionar profundamente este sistema capitalista, ponerlas al servicio de cuestionar el rol de las instituciones y organizaciones que lo sostienen, empezando por el rol de las dirigencias sindicales, por ejemplo”.

Su reingreso a la planta fue celebrado como un triunfo por todos los que acompañaron esa lucha, y hoy continúa peleando como parte de la Coordinadora de Trabajadores en Lucha de la Zona Sur, que se reúne en la papelera recuperada Ansabo. Alejandra destaca que “desde Pan y Rosas venimos siendo parte durante todos estos años de poner en pie comisiones de mujeres, no solo en los ámbitos de estudio y trabajo sino también en las luchas que vienen dando los trabajadores, que dan peleas enormes, ponen en pie fábricas que cierran, producto de que a los capitalistas ya no les resultan redituables y cierran dejando familias en la calle”.

Ansabo: de la organización de las mujeres hacia la puesta en marcha bajo control obrero de la papelera

En 2019 los dueños Ansabo abandonaron la fábrica, una papelera a orillas del arroyo Las Piedras en San Francisco Solano. Los trabajadores decidieron permanecer en el predio, que se convirtió en el punto de confluencia de trabajadoras y trabajadores de la zona sur, reunidos en la Coordinadora de Trabajadores en Lucha. La solidaridad no tardó en llegar a estos obreros -que no tenían experiencia en este tipo de situaciones- y pronto comenzó a tomar forma la Comisión de Mujeres que agrupó a esposas, hermanas, hijas y madres de trabajadores. Esta comisión -como ocurrió en otros casos como el de la papelera Kimberly Clark- pronto se convirtió en parte fundamental de la lucha, en su corazón. Silvia y Jessica, dos de sus integrantes, describieron en una entrevista reciente cómo vivieron la experiencia de organización, que puede verse completa a continuación:

Las mujeres de Coca-Cola, emblema de lucha contra una multinacional

En 2018 la poderosa empresa de bebidas gaseosas despidió a varios activistas de la Planta Alcorta de la Ciudad de Buenos Aires, integrantes de la Agrupación Marrón -que desde hace muchos años pelea por mejores condiciones para sus compañeros, en oposición a la Lista Verde que maneja el Sindicato de Aguas Gaseosas (Sutiaga)-. Esa misma lista fue cómplice de la empresa para concretar un plan de “reestructuración” con decenas de despidos, traslados compulsivos y retiros voluntarios, presentando un Proceso Preventivo de Crisis como justificación, cuando venía de obtener ganancias millonarias y lejos estaba de tener pérdidas. Desde fines de 2018 comenzó una lucha que se agudizó ante los nuevos despidos, y también en este caso no tardó en surgir una comisión de mujeres integrada por esposas e hijas de trabajadores despedidos y no despedidos. La lucha sumó a muchos sectores solidarios, realizando cortes en el Puente Pueyrredón, acciones frente a la planta, convocatorias a reuniones de coordinación en el Hotel Bauen, entre otras. Hace casi exactamente un año, fueron reprimidos al cortar Callao y Corrientes, despertando un amplio repudio ante el accionar represivo. Días después, la jornada del 8M arrancó en la Ciudad de Buenos Aires con un corte en el mismo lugar, encabezado por las compañeras de Coca junto a las de Madygraf, Fate, aeronáuticas, del Hospital Posadas, docentes y otras. En esas compañeras que ya venían luchando encontraron las de Coca Cola un importante apoyo y ejemplo para organizarse.

Verónica, una de las integrantes de la comisión, relata los motivos por los cuales comenzó a organizarse, aun sin estar despedido su esposo en un primer momento: “me he organizado con otras mujeres de despedidos de Coca Cola porque nuestro apoyo era fundamental para que nuestros compañeros sigan de pie para luchar por su puesto de trabajo, y se sientan acompañados tanto en lo físico como en lo sentimental contra esta injusticia del gobierno patronal”. Detrás de cada trabajador hay una familia, denunciaban ante cuanto medio de comunicación pudieran hablar. También estaba siempre presente la aclaración de que la mutinacional no estaba sufriendo ninguna crisis y los despidos eran de índole persecutoria y discriminatoria. Recordemos que además de promover una imagen idealizada de familia en sus publicidades, la empresa relega a las mujeres a los puestos peores pagos -salvo casos excepcionales-, sin haber prácticamente mujeres en puestos operativos en sus plantas.

“Una de las cosas que jamás me voy a olvidar y nunca se me cruzó por la cabeza que podía hacer fue haber encabezado la marcha del 8M de 2019 y haber cerrado el acto con un breve discurso adelante de 350 mil mujeres! Fue un placer y un orgullo haber representado a la Comisión de Mujeres y haber sido escuchada”, relata Verónica con visible emoción. “Cuando salí por primera vez a la calle a marchar, a hacer una radio abierta, fui temerosa, jamás habría participado de algo así... estar frente a la policía que está preparada para atacar. Pero es tanta la adrenalina que te produce saber que tus hijos tienen el plato de comida vacío que en ese momento no te importa nada, sacás fuerzas y garra de todos lados para pedir justicia y conseguir que el gobierno te devuelva lo que nunca te tendrían que haber sacado por pensar diferente y luchar por los trabajadores. El Encuentro de Mujeres y Disidencias que se hizo en La Plata fue muy emocionante para mí; compartir experiencias con mujeres de distintos lugares y contar la nuestra con lágrimas en los ojos... son momentos únicos que quedan guardados en nuestro corazón para siempre”, termina.

Si bien se cuenta con fallos judiciales para que 7 trabajadores recuperen los puestos de trabajo, la empresa se niega a darles tareas y solo aceptó pagar los salarios. En cuanto a los trabajadores despedidos de las plantas de Parral y Monte Grande, se sigue la pelea con procesos judiciales en curso sin resolución definitiva. Por eso la pelea sigue hasta que todos estén trabajando nuevamente.

Video: Encuentro de Mujeres y Disidencias 2019

Trabajadoras aeronáuticas: contra el acoso y los despidos

“Esta historia comenzó allá por el 2012 cuando supimos decir basta a los acosos y abusos de los jefes en Ezeiza; enseguida supimos que eso solo era el inicio, ya que nos quedaban muchas complicaciones por abordar, porque la precarización era por ejemplo no tener algo tan básico como un baño para utilizar. Y con esa conciencia encaramos nuestro primer ENM en Salta. Día a día, con nuestra lucha y avance, fuimos entendiendo que la vida no se trata de ese individualismo que nos quieren imponer, sino que la clave es el conjunto y la organización. Que solo así podemos dar mucha más pelea por nosotras y por todas esas mujeres que aún no se animan” explicaba en este diario Ayelén Córdoba, trabajadora tercerizada de Aerolíneas Argentinas y referente del FIT en Esteban Echeverría, donde se presentó como candidata a intendenta el año pasado.

Foto: Archivo LID 2015
Foto: Archivo LID 2015

Ayelén fue una de las fundadoras de la Comisión de Mujeres Aeronáuticas, que protagonizó importantes peleas y logros. Se sumaron a las movilizaciones del #NiUnaMenos desde el comienzo y asisten a los Encuentros Plurinacionales de Mujeres y Disidencias, además de participar de instancias de lucha de trabajadoras y trabajadores de otros sectores.

Andrea Sánchez también trabajaba en el aeropuerto de Ezeiza y fue parte de distintos procesos de lucha y organización; hoy está luchando porque se haga efectiva su reincorporación, ya que fue despedida en un claro hecho de discriminación y persecución por sus actividades dentro y fuera del aeropuerto. Es parte de la Coordinadora de Trabajadores en Lucha de la Zona Sur que se reúne en Ansabo desde sus comienzos. En este video relata su experiencia de organización y de lucha:

Organización antiburocrática y pelea contra la precarización en el Hospital Alende

En el año 2013, lo que empezó como una lucha por aumentos de salario -ya que son de miseria en el municipio- y por el pase a planta de trabajadoras y trabajadores contratados y precarizados culminó en una lucha inédita para este hospital materno – infantil ubicado en una de las zonas más pobres de Lomas de Zamora, Ingeniero Budge. Comenzaron las asambleas y movilizaciones. Laura Magnaghi trabaja en el laboratorio del hospital, es delegada y relata que el sindicato de municipales “desde un principio boicoteó la lucha, desoyendo nuestra exigencia para que se pongan al frente de la lucha (…) Cuando vieron que nuestra organización se mantenían, vinieron a una asamblea cuando ya llevábamos 5 meses de lucha. Vinieron a decirnos que no iban a apoyarnos y fueron echados por los compañeros. Aquel momento fue clave en la lucha y una derrota importante para el Sindicato de Municipales, la primera vez que eran echado de una asamblea. Pero para no quedar aislados, tal como querían los dirigentes del sindicato y los funcionarios del gobierno municipal, salimos a buscar apoyo y esto nos fortaleció. Encontramos un importante apoyo de ATE Sur y también nos relacionamos con los compañeros de Shell y de Calsa”, relata Laura. Y no solo eso: también se vincularon con los obreros de Lear, que protagonizaron una enorme lucha que concitó tanto una gran solidaridad a nivel nacional como la reiterada represión del gobierno de Cristina Fernández, de la mano del actual ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni.

Foto: Archivo LID
Foto: Archivo LID

Las trabajadoras y trabajadores decidieron afiliarse a ATE, y más adelante Laura como delegada pasó a formar parte de la Comisión Directiva de ATE Sur. Actualmente continúan reclamando que el municipio encabezado por Martín Insaurralde reconozca a la Junta Interna elegida por los trabajadores, algo a lo que se viene negando sistemáticamente.

En el medio se organizaron en una Comisión de Mujeres que combatió algunos de los problemas que sufrían en particular las trabajadoras, y participaron de las movilizaciones del Ni Una Menos y los encuentros de mujeres. Hoy se encuentran luchando por la reincorporación de Laura Cazal, quien trabajó en condiciones de ultra precarización ganando $4.700 por 40 horas de trabajo semanales, contando con 12 años de antigüedad. Ante el reclamo de una mejora de sus condiciones laborales -empeoradas por el padecimiento de una enfermedad crónica- fue echada del hospital. Ya se realizaron radios abiertas y presentaciones ante la Secretaría de Género del Municipio (que fueron desoídas), entre otras actividades.

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