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14 ¿En el socialismo seremos todos iguales?

SOCIALISMO
Ilustraciones: Cor_gan

14 ¿En el socialismo seremos todos iguales?

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En una sociedad sin explotación ni opresión, la igualdad significará que todos tengamos nuestras necesidades básicas satisfechas y las mismas posibilidades para desarrollarnos, no que todos hagamos lo mismo o deseemos las mismas cosas. El desarrollo de lo comunitario y colectivo no significa uniformidad ni se contrapone al desarrollo de la individualidad; al contrario, es la base para poder ejercer verdaderamente la libertad de cada uno desplegando nuestros talentos, nuestra creatividad y nuestras pasiones.

En la medida en que los socialistas apelamos a la fuerza de lo colectivo, de lo comunitario, de lo igualitario, muchos pretenden contraponer el socialismo y el comunismo al desarrollo de la “individualidad”, queriendo dar a entender que lo que proponemos es una sociedad donde todo sea uniformado y estandarizado por la que no valdría la pena pelear.

Pero los socialistas no confundimos el “sálvese quien pueda” del individualismo capitalista con el desarrollo del individuo: al contrario, creemos que es precisamente el egoísmo, la competencia y la mezquina vara de la ganancia capitalista lo que limita, o directamente niega, las posibilidades del libre desarrollo de los deseos y capacidades colectivas y también individuales. El objetivo del socialismo es terminar con la sociedad de clases para conquistar el comunismo, o como decían Marx y Engels, “pasar de la prehistoria a la historia de la humanidad”, en el sentido de liberarse de la lucha por la supervivencia, impuesta por el capital, para desatar las posibilidades que pueden dar la creatividad humana. Lo que el socialismo y el comunismo buscan es una sociedad donde el desarrollo colectivo permita, efectiva y plenamente, el desarrollo individual.

Los marxistas revolucionarios han sido prolíficos en denunciar lo que no va más del capitalismo, pero relativamente escuetos en delinear cómo sería una sociedad comunista, precisamente porque aún está por verse la enorme iniciativa y creatividad de la que son capaces los seres humanos sin tener que estar dedicados a comer, vestirse o tener un techo; o las posibilidades que se abrirían a partir de poner fin a la división entre trabajo manual e intelectual surgida con las sociedades divididas en clase; o cuánto podrían imaginar, descubrir, reflexionar o disfrutar los seres humanos con el tiempo a su favor y no en su contra. Prefigurando elementos del comunismo, Marx lo describía como una sociedad donde se requiera “de cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad”, donde uno podría ser “pescador a la mañana y poeta a la noche”. Trotsky, discutiendo con filósofos que creían que sin competencia o sin poderosos y sometidos la sociedad iba a ser apática, decía que en el comunismo no será menos sino más apasionado: si ya no habrá más partidos políticos –porque ya no habrá clases–, sí habrá partidos estéticos, filosóficos, científicos.

Es el capitalismo el que uniformiza la riqueza social y nuestros talentos reduciéndolos a meras mercancías intercambiables, el que condiciona nuestras formas de relacionarnos con la competencia y la mera supervivencia; si queremos terminar con toda forma de opresión y explotación, si queremos conquistar nuevas relaciones personales y colectivas de amistad y camaradería, si queremos desarrollar nuestras capacidades y talentos, si queremos que nuestra vida no suponga la destrucción del planeta, necesitamos acabar con el capitalismo y construir, colectivamente, una sociedad sobre nuevas bases. Es por eso por lo que luchamos los revolucionarios socialistas.

Ver el folleto completo: ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO DECIMOS SOCIALISMO? 14 preguntas y respuestas sobre la sociedad por la que luchamos


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