Miércoles 25 de enero de 2017
25 de enero de 1997, en el medio de la descomposición del neoliberalismo menemista que dominó la escena político-económica de la década de los 90 en la Argentina, el crimen del reportero gráfico de la revista Noticias José Luis Cabezas sacudió a una sociedad adormecida por largos años de derrotas de los trabajadores y altos niveles de consumo entre las clases más "favorecidas", no solo por el asesinato en sí mismo como un hecho policial, sino porque se dejaba entrever en el mismo y en el curso de su investigación un entramado de mafias, policías, políticos, funcionarios judiciales y como no podía ser de otra manera: los servicios de inteligencia.
El 26 de enero de 1997, La Nación titulaba "Hallaron a un periodista carbonizado en Madariaga". Clarín escribía "Matan y queman a un periodista en la Costa".La verdad era que José Luis ,un fotógrafo valiente que ya había fotografiado a jefes de la maldita bonaerense(Policía) Estaba en Pinamar tras los pasos del empresario mafioso Alfredo Yabrán que ejercía un poder paralelo desde las sombras.Esa foto le costó la vida.Nada distintos de los Lázaro Báez ,Calcaterra o Caputo de la actualidad.
Veinte años después, no hay un solo detenido por el crimen.
El último era Gustavo Prellezo, hasta hace apenas unos días. En la resolución judicial se indica que "estudia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, realiza labores como gestor desde su domicilio, realiza actividades físicas, concurre a la Iglesia Adventista, habiendo fortalecido los lazos familiares y sociales en general". Y que, por el tiempo de condena transcurrido, los informes del SPB y de conducta, estaba listo para la reducción de la pena. Nada que decir.
En una presentación ante la Cámara de Diputados en Agosto del año 1995 y ratificada en el año 1996, el entonces poderoso ex-ministro de economía Domingo Cavallo denunció al entonces empresario telepostal Alfredo Yabrán de liderar grupos mafiosos con mucha influencia entre diputados, senadores, funcionarios del gobierno de Menem y jueces, denuncia que hizo estallar la relación entre el presidente y el ex-ministro de economía y precipitó una crisis dentro del gobierno nacional, aprovechada por la flaca oposición que parecía haber encontrado "el punto flaco" del gobierno de Menem.
Alfredo Yabrán se convirtió entonces en una suerte de "problema de estado", ya que nadie quería, debido a las sospechas de que era un personaje mafioso e involucrado en negocios nada claros, quedar vinculado a su figura a la que, por otro lado, nadie le conocía la cara.
No era de extrañarse entonces que la revista Noticias, oposición del gobierno de Menem dentro del periodismo de aquellos tiempos, tuviese una suma urgencia en "mostrar a la sociedad" quién era Alfredo Yabrán.
José Luis Cabezas trabajaba, como hacía muchos veranos, cubriendo la temporada veraniega en uno de los más exclusivos y sospechados balnearios de las clases altas de la Argentina, la elitista Pinamar, lugar de donde era también el misterioso y sin rostro Alfredo Yabrán. Con un buen olfato de reportero José Luis pudo tomarle a escondidas una foto y por fin, la tapa de la Revista Noticias mostró la cara del archi denunciado empresario. Estaba todo dicho, en palabras del mismo Alfredo Yabrán: "Sacarme una foto a mi es como pegarme un tiro en la frente"
La muerte, la "justicia" y las dudas
Para José Luis Cabezas las amenazas de muerte por ejercer su rol de periodista eran repetidas y ya comunes, así que nunca se imaginó todo eso que le amenazaban iba a convertirse en realidad la madrugada del 25 de enero de 1997, cuando al salir de la cobertura de una fiesta organizada por el empresario Oscar Andreani lo secuestraron, lo torturaron, le dieron unos balazos para llevarlo luego a una cava escondida en un camino rural a la vera de la ruta que une Gral. Madariaga y Pinamar y una vez allí rematar el crimen prendiendo fuego su vehículo con el cuerpo del fotógrafo adentro.
Empezó desde ese momento una causa judicial que tuvo de todo, testigos truchos, peritos truchos, pruebas perdidas, pistas falsas, perejiles, pases de facturas entre políticos (Menem - Duhalde y un sin fin de irregularidades que más que aclarar el asesinato en sí nos dejaron claro que todo se trataba de organizaciones delictivas y negocios turbios entre empresarios como Alfredo Yabrán (instigador del crimen), políticos, policías de todos los rangos, funcionarios judiciales y agentes de la SIDE. Cuando se dictaminó una orden de arresto contra Yabrán, éste pasó a la clandestinidad. Cinco días después, el 20 de mayo de 1998, Alfredo Yabrán se suicidó disparándose con una escopeta, que le desfiguró el rostro y hacía al cadáver irreconocible. Para mucha gente, a la cual me incluyo "lo suicidaron".
Finalmente el 2 de febrero de 2000, en juicio oral y público, fueron condenados a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda "Los Horneros": Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana, así como a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.
Con el pasar de los años la impunidad continúa
Gustavo Prellezo, policía, fue condenado a perpetua pero, el 23 de septiembre de 2010 por cuestiones de salud, fue beneficiado con prisión domiciliaria hasta que finalmente le dieron libertad condicional hace una semana.
En tanto que el policía Sergio Camaratta condenado a prisión perpetua, murió el 3 de abril de 2015 y el efectivo de la bonaerense Aníbal Luna condenado a prisión perpetua se encuentra beneficiado "por un régimen especial" y se encuentra en libertad en la localidad bonaerense de General Madariaga.
Lo mismo sucede con el ex comisario Alberto "La Liebre" Gómez, comisario de Pinamar al momento del asesinato y condenado por haber liberado la zona la noche del crimen, y que en la actualidad goza de un régimen de "libertad asistida".
En cuanto a la banda de los "Horneros", el grupo de delincuentes que fueron reclutados por Prellezo y que participaron en este crimen, tuvieron casi todos una suerte similar a la de Ríos y los uniformados.
José Luis Auge, condenado, fue liberado en 2004.
Sergio Gustavo González, condenado a cadena perpetua, fue liberado hacia febrero de 2006 por reducción de pena a 20 años; tal reducción habrá de ser revocada por la Corte Suprema de Justicia de Argentina.
Horacio Anselmo Braga fue condenado a 18 años y liberado el 25 de enero de 2007; varios factores influyeron: se benefició con el 2 por 1 (se computa doble cada año de proceso sin condena), obtuvo resultados favorables en los informes psiquiátricos, presentó buena conducta, y pagó una fianza de 20.000 pesos para salir de la Penitenciaría número 9. Ese día, 6.000 personas se juntaban en Pinamar para pedir justicia por Cabezas.
A 20 años del asesinato del reportero gráfico por parte de un entramado mafioso entre personas del poder económico-político-policial y judicial, seguimos pidiendo justicia ya que están la mayoría beneficiados y libres, que se abran todos los archivos de la Secretaria de Inteligencia para poder mostrar de una vez por todas como es la mafia del poder y porque asesinaron a José Luis Cabezas; estamos seguros que en esos sótanos de la ex-SIDE se esconden respuestas.Respuestas para preguntas que vienen desde el fiscal Nisman hasta la sanguinaria dictadura.
NO SE OLVIDEN DE CABEZAS
Diego Rodríguez, sobrino del reportero gráfico asesinado durante el Gobierno de Menem.