Se trata de Adolfo Kushidonchi, ex Comandante de la Gendarmería Nacional y de Omar Eliseo Hernández, ex comisario de la Comisaría 1era de Moreno.
Miércoles 25 de marzo de 2020 09:16
Foto: Primer Plano Online
Un genocida viviendo entre nosotros. Ex Director de la Cárcel de Coronda, provincia de Santa Fe entre 1977 y 1979, Adolfo Kushidonchi fue designado en 1994
como director de Transporte y Policía de Tránsito por decreto firmado por el intendente en ese momento, Julio Antonio Asseff.
Hasta el 2006 desempeñó actividades de recepción y además era el encargado de abrir y cerrar las puertas de la a catedral Nuestra Señora del Rosario, ubicada sobre la calle Claudio María Joly 2760.
Foto: Adolfo Kushidonchi
Fue a partir de la lucha de organizaciones de derechos humanos como H.I.J.O.S de Santa Fe y Zona Oeste que consiguieron dar con el paradero del genocida cuando lograron ubicarlo en la catedral local. A partir de ese momento se reinicia el proceso
judicial contra Kushidonchi que había comenzado en el año 1984, estancado por años tras perderse su rastro.
Durante el juicio, que comenzó el 14 de diciembre de 2017, transitaron más de 90 testigos y se lo juzgó por casos de tormentos agravados y por las muertes de Luis Alberto Hormaeche y Raúl Manuel San Martín, ocurridas en la Cárcel de Coronda.
Augusto Saro, uno de los ex presos del penal de Coronda bajo la gestión de
Kusidonchi y sobreviviente, recordó: “El régimen consistió en el aislamiento externo e interno, ellos trataban de evitar que tuviéramos contacto con nuestros familiares e hijos, además no nos permitían tener ningún tipo de relación entre nosotros. Sacaban a compañeros solo para ser llevados a los juzgados o a las cárceles y para ser torturados. Establecían 23 horas de encierro con una hora de recreo que por cualquier acción que lleváramos a cabo nos era sacada, lo cual implicaba prácticamente 24 horas de encierro”.
Y agrega: “La celda en la que estaba no tenía nada más que un plato y el jarro para comer. También existían celdas de castigo donde éramos aislados sin ningún motivo”. (1)
Demostrada su responsabilidad, se le dio el privilegio de transcurrir su condena en su casa, ubicada sobre la calle Bartolomé Mitre al 1057 en pleno centro de Moreno, frente de un bar reconocido de la zona y a metros de la Escuela N° 3. Si alguien pasa
por ahí va a observar una vivienda casi desapercibida de la que se se ve una puerta pequeña pintada de negro y una ventana rectangular que siempre está con las cortinas bajas. Por esta razón, el 9 de Junio de 2018 se realizó un escrache la puerta de su casa, con el objetivo de que los vecinos de la zona este al tanto que entre nosotros vive un represor, que vive un genocida.
Un genocida local, ciudadano ¿honorable?
Un genocida que supo reciclarse fue Omar Eliseo Hernández, quien desempeñó su tarea represiva en la Comisaría 1era entre 1976 y 1979, donde funcionó un Centro Clandestino de Detención. En 1987 se jubiló con el rango de Comisario General
y luego llegó a ser autoridad del Rotary Club.
También ocupó altos cargos en instituciones como la Asociación Sanmartiniana y fue Vicepresidente del Consejo Directivo de la Asociación de Bomberos Voluntarios de General Rodríguez. Concejal por la Unión Cívica Radical, fue nombrado “ilustre
ciudadano”, y se mantuvo cercano al ex Intendente de esta ciudad, Juan Pablo Anghileri del Frente para la Victoria, quien lo eligió para ocupar el cargo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Detenido en 2014, se lo acusó por privaciones ilegales de la libertad y torturas contra unas 22 personas ejercidas en la Comisaría 1° de Moreno, a las que se agregarían el caso de la quinta “La Pastoril” en La Reja. También estuvo imputado por secuestros e interrogatorios de personas “de paso” hacia otros centros clandestinos de detención, torturas y exterminio.
Las víctimas por las que se lo imputó fueron Beatriz Boglione, Luis González, Mario Valerio Sánchez -quien permanece desaparecido-, Faustino Altamirano, Indalecio Aristardo Fernández, María Miguens, Raúl Morello, Susana Bruna, José García
Carballo, Norma Pérez, José Reinoso y Juan de Dios Medina. (2)
Finalmente y transcurriendo su condena en su domicilio, murió a los 86 años en enero de 2020. Fue velado con la tobillera electrónica puesta.
Moreno formó parte del circuito represivo “subzona 16” junto con las localidades de Morón y Merlo, bajo la órbita de la Fuerza Aérea, y contó con sus propios centros de detención y tortura tales como la VIII Brigada Aérea de Cuartel V, la Comisaría 1era,
el Ex Instituto Riglos -hoy Universidad Nacional de Moreno-, las comisarías de Francisco Álvarez y la del Paso del Rey, el cementerio de Moreno, la quinta “La Pastoril” y “El Manantial”.
Luego de 4 años de discursos negacionistas que enarboló el macrismo, hace apenas unos días se habló de “pasar de página”. En medio de la crisis sanitaria por el coronavirus y en lugar de otorgar presupuesto a la salud pública, el gobierno saca las
fuerzas represivas a la calle con el pretexto de garantizar la cuarentena para "cuidarnos" ante la pandemia, medida que aplaudió Cecilia Pando, lavándole la cara a instituciones claves en el exterminio de miles de estudiantes y trabajadores.
El 44o aniversario del golpe nos encuentra en plena cuarentena obligatoria. Mientras seguimos reclamando juicio y castigo a todos los culpable por nuestros 30 mil y 400 hijas e hijos que aún siguen apropiados.
30.000 compañeros detenidos desaparecidos presente.
No damos vuelta la página
El Ejército de ayer es el mismo de hoy
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Fuentes:
1 http://anccom.sociales.uba.ar/2018/06/13/escrache-a-un-represor/
2 https://www.lapostanoticias.com.ar/2020/01/01/fallecio-un-ex-comisario-que-cumplia-prision-domiciliaria-en-rodriguez-por-
delitos-durante-la-ultima-dictadura/